POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
El 29 de septiembre de 1890, la balandra ‘Fany’, de Torrevieja, hallándose en las Chafarinas, sufrió un golpe de mar que se llevó a dos marineros. Una embarcación tripulada por cuatro hombres y dos cabos consiguió, tras grandes esfuerzos, salvar a uno de los náufragos, ahogándose otro llamado José Carmona, natural de Torrevieja, que dejó a dos hijos huérfanos. El patrón de la balandra ‘Fany’ gratificó a los salvadores.
El 7 de enero de 1891, a consecuencia de un fuerte temporal, la escampavía ‘San Juan’, que se hallaba en aguas de Torrevieja, se encontró en gran peligro, teniendo que salir en su auxilio la tripulación del bote salvavidas ‘Martín de Aguirre, con riesgo de sus vidas, logrando salvar a los tripulantes, quedando abandonada la lancha naufragada. La lancha salvavidas perdió el timón y sufrió averías.
En la noche del 14 de febrero se reunió la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos, y acordó conceder ‘Medalla de plata” y ‘Medalla de Bronce’ al patrón y copatrón del bote de la estación ‘Martín de Aguirre’, por el salvamento de los 17 hombres de la escampavía ‘San Juan’. A cada uno de sus tripulantes se les otorgó 20 pesetas, y al presidente de la junta, Carlos Antonio Talavera, que toda la noche estuvo soportando el temporal y disponiendo de los auxilios, se le concedió la ‘Medalla de Plata de Cooperación’.
El 1 de julio de 1891, el bergantín ‘Enriqueta’, procedente de Torrevieja, embarrancó cerca del puerto de Barcelona a causa de la neblina. A las tres de la tarde fue puesto a flote y remolcado hasta el puerto por el remolcador ‘Toro’. Pese al aparatoso accidente, las averías sufridas por el ‘Enriqueta’ fueron poco importantes.
El verano de 1892, dentro de los festejos de la temporada veraniega, se celebró un simulacro de naufragio colocando una nave a menos de doscientos metros de distancia del muelle de Antonio Mínguez ‘el Turbio’, fingiendo que zozobraba. Acudió el personal de salvamento con el material de que disponía, y por medio de un cañonazo lanzó un cable al barco que supuestamente peligraba. Pero ¡oh desgracia! Hechas las cosas con toda la tranquilidad posible, sin azoramiento y sin precipitación, el cable se quedó sin llegar. Una hora después del disparo y tras muchas maniobras, se salvaban los tripulantes en un cesto de mimbre, deslizándose a lo largo del cable.
El simulacro dejó a la vista que, si ocurriera un naufragio de verdad, aun a la corta distancia al que se ensayó el fingido –según los presentes- no se hubieran salvado ni un solo individuo de la tripulación. Quedó patente que el material era poco válido y que la gente no tenía la práctica necesaria para esos trances se necesitaba.
El domingo, 14 de agosto de 1892, a las siete de la tarde se verificó en el paseo de las Delicias –actual plaza Orgullo del Alcalde Waldo Calero- el sorteo de una rifa patrocinada por la colonia murciana que veraneaba en las playas de Torrevieja, a beneficio de la sociedad de Salvamento de Náufragos. El acto, que revistió excepcional solemnidad, fue presidido por Carlos Antonio Talavera, resultando premiado con magnífico centro de mesa el número 874 y fue recogido por Antonio Peñafiel. El premio fue obsequio de Josefa Lisón, Benito Lafuente y los señores Carcaño y Ladrón de Guevara. La música solemnizó el acto que resultó muy lucido.
En diciembre de 1892, naufragó en el puerto de Gandía el pailebote ‘Anastasio Ballester’, de la matrícula de Torrevieja, perdiéndose la embarcación y el cargamento, y salvándose la tripulación.
A las tres de la madrugada del 24 de enero de 1894, por haberle garreado el ancla de estribor, se fue contra las piedras del puerto de Melilla el laúd ‘Virgen de la Guía’, matrícula de Torrevieja, patroneado por su dueño Vicente Carmona. No hubo que lamentar desgracias personales, pero el buque quedó hecho pedazos que la mar arrastró hasta la playa.
El 21 de febrero de 1894, hallándose anclado en la bahía de Torrevieja la corbeta italiana ‘Sbrigati’, e desencadenó por la noche un fuerte temporal del Nordeste con terrible furia. Viéndose en inminente peligro, hicieron repetidas señales para que se les prestara auxilio; no pudiéndolo recibir por el mal estado de la mar.
En vista de que esto y en atención a que el peligro aumentaba, la tripulación se decidió a echar dos botes al agua, en uno de los cuales se embarcó el capitán con cinco marineros, con tan mala suerte que al poco tiempo la embarcación zozobró, ahogándose los seis hombres.
La otra lancha pudo llegar a tierra pudiéndose salvar los seis hombres restantes con mucho peligro de las vidas de varios individuos de la brigada de salvamento de náufragos de la localidad, que utilizó el cañón lanzacabos.
La corbeta ‘Sbrigati’ terminó embarrancó en la playa de Ferrís. En la misma playa también embarrancó el laúd ‘Ángel de la Guardia’, de la matrícula de Torrevieja, salvándose la tripulación.
Días después fueron extraídos los cadáveres de dos de los cinco tripulantes del buque italiano, uno de ellos el carpintero de a bordo. Entre los infelices que perecieron, figuraba el hijo del capitán, que iba a bordo en calidad de agregado.
El 12 de julio de 1894, a las once y media de la mañana, remolcado por dos barcos de pesca, entró en el puerto de Cartagena el bergantín redondo italiano ‘Francesca Castellamare’, quedando fondeado en el lugar llamado ‘el Empalmador grande’ de ese puerto’, por disposición de la autoridad de la Marina.
El referido buque fue encontrado cuatro días antes por el patrón de la barca de bou ‘Ángel de la Guardia’ Juan Blasco, vecino de Torrevieja, cuando iba de navegación por las proximidades del cabo Esparter, de la costa africana.
El patrón y tripulantes de la barca de pesca saltaron a bordo del bergantín al observar que el barco navegaba sin rumbo sin rumbo fijo y sin tripulación. Desde aquel instante los ocho pescadores tripularon el bergantín y comenzaron la navegación con rumbo al puerto de Cartagena.
El buque no presentaba señal ninguna de avería y sí sólo tres barrenos con espiches en la parte de la popa.
La Dirección de Sanidad, desconociendo la procedencia de primitiva del buque, dispuso que estuviera aislado y en observación, a la vez que comenzó las investigaciones necesarias para conocer las causas del abandono del buque.
El ‘Francesca Castellamare’ llevaba cargamento de teja y procedente de Marsella se dirigía a La Habana.
En julio de 1894, por los estudios realizados por el ayudante de Marina de Torrevieja, se tuvo conocimiento de la situación fija de los restos del buque alemán ‘’Mozart’ que había naufragado hacía pocos días en la rada. Se ejecutaron los trabajos necesarios para hacer desaparecer el citado peligro.
El 20 de octubre de 1894, embarrancó el laúd ‘Vencedor’, de la matrícula de Torrevieja, en la costa cercana a San Pedro del Pinatar, que procedente de Almuñécar llevaba cargamento de azúcar, logrando salvar parte del cargamento y no sufriendo daños la tripulación.
(Continuara)
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 14 de febrero de 2015