COLIFLOR DE CUARESMA

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

10997514_767947379960487_6612772039537419050_n

Bueno, bueno… Pues aquí estamos de lleno en días de penitencia y uno , que es cumplidor de advertencias eclesiales, les va a aburrir con platos y recetas que motiven la abstinencia de carnes o, como se decía antiguamente, «a guardar la vigilia».

Hortalizas, legumbres, pescados, mariscos… serán nuestros compañeros de fogones en estos días cuaresmales.

Hoy le toca el turno a la coliflor; una hortaliza que está en su mejor sazón en época invernal y que «o gusta o no gusta», según dicen las gentes.

Los botánicos denominan a esta planta con el simpático nombre de Brassica oleracea, var. botrytis y dicen que de ella existen numerosas variedades, destinando para usos de cocina y alimentación la inflorescencia redonda y muy carnosa que presenta.

A mi me gusta extraordinariamente la coliflor de inflorescencia blanca y que esté en su punto óptimo de frescura.

Dícese que la humanidad ya consumía coliflores desde épocas antiquísimas y que los romanos, en tiempos del imperio, eran expertos en su preparación; ellos extendieron su cultivo a Europa donde alcanzó gran auge a partir del siglo XVII.

Actualmente esta hortaliza se cultiva en todo el mundo, siendo (¡asómbrense ustedes!) China el primer productor mundial.

Hoy vamos a prepararla con bechamel y posterior gratinado en horno.

Para ello limpiaremos bien una coliflor de, aproximadamente, 1 kg y, troceada, cuece en agua con sal y un cubito de «concentrado de ave».

Se escurre, se le añade un sofrito de ajo y se lleva a una fuente de horno. Se cubre con una bechamel no muy espesa (preparada según costumbre), se espolvorea con pan rallado y gratina en horno hasta que adquiera superficialmente un suave color tostado.

¡Oiga!, otra vez me alertarán; pero el «concentrado de ave» (los «cubitos»), ¿no vulneran la ley de abstinencia?

Hace muchos años (allá en los comienzos del siglo pasado) se hizo esta pregunta al Santo Oficio y la respuesta vaticana fue tajante: «No existe confirmación científica que haya carne en esos preparados».

Y yo, como dijo el francés en la pelea fratricida entre Pedro el Cruel y su hermano Enrique, «ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor».

Es decir, ni quito ni pongo carne, pero me acojo a la decisión que más me conviene. Y ustedes, por supuesto, también.

Sin Comentarios.

Responder

Mensaje