BARCOS DE MADERA, HOMBRES DE HIERRO (8)

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Cuadro del naufragio del crucero ‘Reina Regente’.

Cuadro del naufragio del crucero ‘Reina Regente’.

Óleo titulado ‘Naufragio del Reina Regente, de Salvador Abril y Blasco. / Museo Naval de Madrid

Óleo titulado ‘Naufragio del Reina Regente, de Salvador Abril y Blasco. / Museo Naval de Madrid

El 14 de enero de 1895, ocurrió en Tarragona un horrible siniestro a causa del temporal de Sur que reinaba. Ese día entró, a las dos de la tarde, de arribada forzosa el vapor español ‘Nini’, de 176 toneladas, dedicado al transporte de sal de Torrevieja a Barcelona, a donde se dirigía.

Tras salir de la bahía de Torrevieja con cargamento de sal, recogió pasajeros y cargamento de pasas en Denia un día antes.

Llevaba sobre cubierta a once pasajeros, que ya se creían a salvo del temporal, cuando, al tomar el vapor la boca del puerto, un golpe de mar barrió la cubierta, pasando las encrespadas olas por encima del buque, que se sumergió, estando cerca de tres minutos sepultado por completo entre las aguas. Otro golpe de mar lo hizo salir a flote arrancándole la cámara y la obra muerta de estribor, llevándose a una mujer y a un niño, que perecieron ahogados. Inmediatamente se procedió a dar salida al agua y a aligerar el barco.

Los demás pasajeros fueron derribados por la ola, falleciendo dos de ellos y resultando varios heridos graves.

La mujer ahogada se llamaba Concepción Ortega, de 35 años; y el niño Francisco Moltó, naturales de Jávea, del que se dijo que era hijastro de la desgraciada mujer. Era esposa de un cabo de carabineros de la Comandancia de Barcelona. Ambos iban de pasajeros. No se encontraron sus cadáveres.

Los heridos fueron: Manuel Pelegrí, de 32 años, natural de Denia, que resultó muy grave; Marcelo Rizo, de 63 años, de Torrevieja; Vicenta Mengual Domenech, de 28 años, gravísima, y su hermana Catalina, de 19 años, ambas de Dénia; Vicente Moltó Ortega, de 14 años, hijo de la desaparecida Concepción; y María Orozco Lorca, de 24 años de Altea. Todos los heridos eran pasajeros, sufriendo también heridas, aunque leves, varios tripulantes.

El vapor destrozado recibió el oportuno auxilio de los remolcadores del puerto, observándose que toda la obra muerta había sido arrancada, sufriendo grandes destrozos la cámara del buque. Los heridos curados en la Comandancia de Marina, pasaron luego al hospital. Las autoridades civiles, militares y de marina se personaron en el puerto auxiliando a los náufragos.

Se calculó en diez mil pesetas la importancia de las averías.

Por las causas del mismo temporal, naufragó en Torrevieja una embarcación de pesca quedando perdida por completo, salvándose la tripulación.

A las 10 horas 30 minutos del 10 de marzo de 1895, aunque el tiempo era malo con temporal de S.O., el ‘Reina Regente’ levó anclas y, tras doblar el Muelle Viejo de Tánger, salió a la mar rumbo a Cádiz. Aunque el estado de la mar presagiaba borrasca en el Estrecho, el comandante del crucero, capitán de navío Francisco de Paula Sanz y Andino, creyó poder llegar a Cádiz sin ninguna dificultad, con el fin de asistir en la Carraca a la botadura del crucero ‘Carlos V’ y que debía de realizarse el día siguiente, 11 de marzo.

La marejada fue en aumento y según reseñó el ministro español en Tánger y su amigo el señor Malpertry, funcionario del consulado francés, cuando paseaban por la costa vieron al crucero parado como a tres millas y, con ayuda de unos prismáticos, apreciaron cómo parte de la tripulación se dirigía a la toldilla, arriando por la aleta de babor algo que pudiera haber sido un buzo. Pasada media hora el crucero se puso en marcha, y al medio día desapareció en el horizonte.

El ‘Reina Regente’ fue avistado posteriormente por los mercantes ‘Mayfield’ y ‘Matheus’, que al igual que él luchaban con un fuerte chubasco de agua y viento en el golfo de Cádiz, pero no apreciaron ninguna anormalidad. Más tarde, unos campesinos de la ensenada de Bolino (Cádiz) vieron atravesado en el mar un buque que estimaron debió hundirse por allí, en tanto que otras personas manifestaron haber oído cañonazos durante la noche.

No se supo nunca más de él. Días después el mar arrojó a las playas algunos despojos, unas metopas con una ‘R’, dos banderas de señales, un remo, un atador de 24 centímetros…, pero ni un solo cadáver. No hubo supervivientes en su tripulación, compuesta por 415 jefes, oficiales, guarda marinas, clases y marineros.

El ‘Reina Regente’ se hundió en las profundidades del océano con 390 hombres a bordo, sin que nadie pudiera explicar las causas de un desastre que privó a la Armada Española de uno de sus mejores barcos.

La mayor parte de la dotación del buque hundido era originaria de Galicia, en donde todavía se celebran anualmente honras fúnebres en memoria de las víctimas de esta tragedia en muchos de sus templos.

Gallego fue también el único superviviente: un joven marinero que, inconsciente por los efectos del alcohol en un burdel de los arrabales de Tánger, acudió a incorporarse a su puesto en el ‘Reina Regente’ cuando el buque ya había zarpado camino de su trágica muerte. Este acto de indisciplina salvó al muchacho de una muerte cierta.

Los nombres de los desgraciados marinos naturales de la provincia de Alicante, por lugar de ubicación de las Comandancias de Marina fueron: Álvaro Dols y Lloret, de Villajoyosa, cabo de mar de primera clase; Francisco Navarro Giner, de Alicante, marinero de primera clase; Manuel Sala Barba, de Alicante, marinero de primera clase; y José Manzanares Ors, de Alicante, marinero de segunda clase. Pertenecientes a la Comandancia de Marina de Torrevieja desaparecieron las siguientes personas:

Manuel Aldeguer García, de Torrevieja, marinero de 1ª clase, natural y vecino de Guardamar, nació el 19 de mayo de 1873, hijo de Antonio y María. A los 17 años se anotó en la Inscripción Marítima de Torrevieja, iniciando el servicio militar en el reemplazo de 1892. En su ficha aparece con las siguiente señas personales: cuerpo regular, ojos pardos, pelo castaño, frente regular, nariz regular, boca regular, barba ninguna y color sano. Tuvo una temprana muerte a los 21 años de edad.

Manuel Inglada Galian, marinero de 2ª clase del crucero ‘Reina Regente’. Natural de Torrevieja, nació el 12 de octubre de 1873, en la calle Ulpiano número 8. Su padre, de oficio marinero, los apuntó en la Inscripción Marítima de Torrevieja a la edad de 6 años de edad. Comenzó su servicio a las armas en 1892. Sus señas personales eran: cuerpo creciendo, ojos pardos, pelo castaño, nariz regular, nariz regular, barba ninguna y color claro. Murió a los 21 años.

Juan Pérez Mateo, cabo de mar de 2ª clase del crucero ‘Reina Regente’. Nació el 13 de mayo de 1872. Natural y vecino de Torrevieja, domiciliado en la calle Chacón número 2 –actualmente denominada Maestro Vallejos’-, con su padre Juan Pérez Gómez, marinero; su madre, María Hilaria Mateo Quesada, y sus hermanos Carmen y Simón, que en el año del naufragio tenían 20 y 15 años de edad. Cuando Juan Pérez Mateo contaba con 8 años fue anotado por su padre en la Inscripción Marítima de Torrevieja. Comenzó el servicio de armas en 1892. Y sus señas de identidad eran: cuerpo creciendo, ojos pardos, nariz regular, boca regular, barba ninguna y color bueno. Murió a los 22 años.

Vicente Perelló Gómez, marinero de 2ª del crucero ‘Reina Regente’. Nació el 9 de diciembre de 1873. Natural y vecino de La Mata y habitaba en la calle Mayor número 23, junto a sus padres Vicente Perelló Valentí, marinero, Vicenta Gómez Tévar, y sus hermanos Leocadio y José, que en 1895 tenían 25 y 14 años. Fue por su padre en el libro de Inscripción Marítima de Torrevieja a los 17 años. Comenzó el servicio militar en el reemplazo de 1892. Sus señas personales eran: cuerpo creciendo, ojos pardos, pelo castaño, nariz regular, barba poca y color sano. Murió cuando tenía 21 años.

José Aguado Morales, marinero de 1ª clase del crucero ‘Reina Regente’. Nació el 3 de octubre de 1872 y era natural y vecino de Torrevieja, viviendo en la calle Chapalangarra número 65 –hoy llamada calle Vicente Blasco Ibáñez- junto a sus padres Ramón Aguado Serna, jornalero, su madre Josefa Morales Osuna, y sus hermanos Ramón, Trinidad y Victoriano, de 29, 25 y 35 años de edad respectivamente. DU padre lo había anotado en el libro de Inscripción Marítima de Torrevieja cuando tenía 10 años. Comenzó su servicio de armas en 1892 y sus señas personales eran: cuerpo creciendo, ojos pardos, pelo castaño nariz regular, boca regular, barba ninguna y color sano. Murió a los 22 años.

Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 21 de febrero de 2015

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