LOS CRONISTAS OFICIALES DE LA REGIÓN DE MURCIA CELEBRAN SU OCTAVO CONGRESO CON UN ANÁLISIS SOBRE LA LABOR DE LOS MAESTROS Y LAS ESCUELAS
De las destartaladas escuelas de adobe y cañas hasta los centros educativos de la posguerra, de las pizarras de piedra negra y noble hasta las actuales tabletas digitales. La historia de los protagonistas de la enseñanza desde 1750 hasta 1950 fue el eje del octavo Congreso de Cronistas Oficiales de la Región de Murcia, que se celebró durante el día de ayer en el edificio Moneo de Murcia. Un total de 42 historiadores, que desarrollaron tres ponencias y más de 50 aportaciones, que también han sido recogidas en una obra de más de 500 páginas.
Las distintas exposiciones hicieron un repaso por detalles de la historia de la Región y de sus municipios a través de la educación y sus maestros impulsores. Se trataron aspectos muy concretos como los libros de texto, el juego y la escuela en Murcia; la figura de Pedro Cerdán y la construcción de colegios; la enseñanza religiosa; las primeras escuelas graduadas, y la evolución de las políticas de enseñanza. Y todo ello centrado en maestros y profesores que pusieron, con ilusión y vocación, esfuerzo y entrega, sus conocimientos al servicio de la profesión docente.
«La enseñanza fue una de las mayores preocupaciones de los ilustrados españoles durante la segunda mitad del siglo XVIII, pero no una educación igual para todos los niños, sino diferenciada por clases sociales», indicó González Castaño, cronista de Mula y uno de los más veteranos. Los hijos de las clases populares asistían a la escuela solo varios meses al año, porque en época de cosecha los niños -aunque tuvieran ocho años- dejaban las aulas y se iban a los campos, ya que sus salarios eran imprescindibles para el sustento familiar.
Se calcula que el índice de analfabetismo se acercaba al 90% en las pequeñas localidades y al 70% en las grandes urbes. En los pueblos, los vástagos de los jornaleros tenían que conformarse con aprender a leer y escribir malamente las cuatro reglas y los deberes que definían a un buen cristiano. Durante la Guerra Civil, y en años posteriores, el niño lector se fue convirtiendo poco a poco en un pequeño consumidor, y se fomentó la idea del crío gordo y sonrosado como sinónimo de salud. Esto se puede observar en la prensa de la época.
No pintaba bien para la educación murciana en el Trienio Liberal de comienzos del siglo XIX, según Vicente Jara. Años antes se creó el instituto Alfonso X. Para Navarro Egea, catedrático de Orientación Educativa, «en los años 40, las autoridades empezaron a postular para que el ámbito educativo fuera espacioso y soleado, pero una década después aún bastaba con poder asistir a la escuela, llevando la silla o un brasero».
Las historias del colegio de religiosas del Amor de Dios de Bullas y las escuelas de Cehegín tuvieron también protagonismo por parte de los cronistas Sánchez Pérez y Ruiz Jiménez, respectivamente. Los franciscanos, que llegaron al municipio del Noroeste en 1566, se integraron plenamente en la vida social ceheginera, pese a estar el convento de San Esteban en los extramuros de la localidad. «Como los ayuntamientos corrían con el pago del alquiler de los locales y con una subvención para las viviendas de los docentes, procuraban que ambos estuvieron en el mismo edificio», recuerda Ruiz Jiménez.
Escuelas en Murcia
El cronista oficial de Murcia Pedro Soler recoge en ‘Maestros y Escuelas de la Región’ la brecha de libertad que supuso la campaña de ‘El Liberal’, dirigido por Jara Carrillo, que consiguió la creación de las escuelas del Carmen, San Antolín, Santo Domingo y Trinidad. El siglo XIX llegaba a su fin. La creación de colegios era entonces un sueño. «Nosotros no queremos dejar de consignar nuestros deseos, que son los de cientos de ciudadanos que piden escuelas para sus hijos», publicaba el periódico dentro de la campaña para que se construyeran nuevos centros docentes.
Para Ricardo Montes, «en esta jornada se ha recopilado la historia de la enseñanza, se habla de los castigos, los libros y cómo funcionaba la educación en la Región, que ha sido mala históricamente».
Fuente: http://www.laverdad.es/ – Fernando Perals