POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Cuentan los historiadores que el limonero, y su fruto el limón, tiene origen asiático, siendo una especie híbrida fruto del matrimonio (suponemos que «bien avenido») del Citrus médica y del Citrus aurantium. Es decir, del que se conoce como limonero francés, el primero, y naranjo amargo el segundo.
Griegos y romanos desconocían este frutal, que llegó a Europa con las invasiones árabes y aquí, en nuestra España, se aclimató extraordinariamente bien especialmente en toda la zona mediterránea.
¿Y cuándo llegaron los limones a Asturias?
Pues no lo sé.
Pero me imagino que con Munuza y sus gentes.
Lo que sí les puedo citar es que el jesuita P. Luis Alfonso de Carvallo, natural de Entrambasaguas en Cangas del Narcea, en su grandiosa obra «Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias (Madrid 1695), al tratar de los frutales en nuestra región, dice: «De Naranja y Limón hay tanta abundancia que se cargan Navíos para Francia, sin contar lo mucho que se llevan a Castilla y se gasta en la tierra…».
El coronel lastrín Juan Antonio Suárez Victorero Robledo en su «Descripción Geográfico-Histórica del Concejo de Colunga» (año de 1834) corrobora lo dicho por el P. Carvallo: «Con el mismo orden siguen los árboles frutales: El Castaño, el Cerezo y el Nogal son por lo regular más altos que el Naranjo, LIMONERO, Melocotón de todas especies…que varían de tamaño según la fertilidad del terreno».
Del limón se ha escrito mucho y bueno: es antiescorbútico, refrescante, anticatarral (mezclado con miel),…. y hasta desodorante de axilas.
Nosotros, en estos días cuaresmales, utilizaremos su zumo para preparar una exquisita CREMA.
Para ello, en una batidora, mezclaremos un vaso (de los de agua) con zumo de limón y la misma cantidad (ese vaso) de azúcar; se añade un huevo (clara y yema) y se entremezcla todo batiendo suavemente. Después, lentamente, «a chorrito suave», y siguiendo el batido, se agrega el contenido (250 cc.) de un bote de leche evaporada Ideal.
El batido, que ha de tener una consistencia de crema tipo natillas, se vierte en un cuenco (¡ya no digo BOL en homenaje a mis lectoras!) y va al frigorífico durante unas 3 o 4 horas.
¡Ah! Y si el huevo es de «pita pinta», novia de un «pitu pintu», mejor que mejor.