Abraham Ruiz Jiménez, que firma muchos de sus escritos como «Alcázar de Iranzo», ha presentado en la Casa de la cultura de Cehegín el libro titulado «MISCELANEA HISTÓRICA DE CEHEGIN» del que es autor el Archivero Municipal Francisco Jesús Hidalgo García, en un solemne acto, que fue presidido por el Alcalde don José Soria García, con asistencia de numeroso público que fue obsequiado al terminar el acto con un ejemplar, por cortesía del Exmo. Ayuntamiento.
Reproducimos el texto del discurso del Cronista de Cehegín, que fue muy celebrado:
“Se está presentando un libro extraordinario del que es autor nuestro Archivero municipal, Jesús Hidalgo, que lleva en su sangre la de los Montalvos, sobrino-nieto de aquel gran ceheginero y tan buen amigo mío, inolvidable buen amigo, Antonio Ibáñez López. ¡Me estoy haciendo mayor y casi vivo de recuerdos! Es que, llegué a tiempo de conocer y tratar a tantos cehegineros admirables, a caballo de dos tiempos.
De tantos cehegineros, de todos los tiempos, se ocupa Jesús Hidalgo en este libro que el Sr. Alcalde, don José Soria, ha querido que vaya a todos los hogares cehegineros, como si fuera uno de aquellos libros que se leían bajo las chimeneas y a la luz de los candiles, relatando epopeyas acaecidas.
Aquí, nombres, aconteceres, corporaciones, y más nombres. Más aconteceres, un Cehegín inmemorial y redivivo. “Cehegín, ceheginejo”, que ya no se dice. ¡Se han perdido tantas consejas!
Ahora me acuerdo de una anécdota que circuló por el universo mundo cuando el beato Papa Juan XXIII convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II y Monseñor Tardini, que sería cardenal de la Santa Iglesia Romana, reunió a los periodistas extranjeros para informarles, cuando uno de ellos le preguntó:
-Monseñor, ¿de qué se va a tratar en el Concilio?
A lo que Tardini respondió:
-“De Omnia rebus et quibusdam illis”, que traducido del latín, es:
-De todas las cosas y de algunas más.
Pues eso; este libro cuenta todas las cosas de Cehegín, y hay que leerlo despacio por si nos encontramos algo más.
Hacía falta que un conocedor profundo de nuestro rico e histórico Archivo Municipal se sumiera en la ímproba tarea de espiazarlo y luego arrejuntarlo, como se dice en ceheginero, en un tomo, éste; libro que la Corporación Municipal les regala para que lo lean sin prisas, tranquilos, y, luego, volverlo a leer. Este es el libro de Cehegín y nos ofrece la oportunidad de husmear noticias que cuentan milenios; porque, Cehegín, es muy viejo. Y muy actual.
A partir de este Cronista, y los que vengan detrás, estamos, o quedaremos como figuras decorativas del municipio. Y los colegas que vienen al olisque tentador de nuestros archivos, se van a encontrar fácil su intento investigador tomando las cosas que el archivero nos sirve en bandeja.
Las nuevas generaciones de universitarios, salidas de nuestros Institutos, algunos/as de las cuales figuran como profesores y profesoras de nuestros centros docentes, son claro exponente del inmenso avance cultural y humanístico experimentado por la ciudad desde mediados del siglo XX; pero ahora deseaba señalar a tres puntales enraizados en la administración local y municipal prestando grandes servicios desde la concejalía de Educación y Cultura. Estos, son:
-Jesús de la Ossa, coordinador de cultura,
-Jesús Hidalgo, Archivero Municipal, y
-Francisco Peñalver Aroca, director del Museo Arqueológico, y sus aledaños; pero, sobre ellos, como envolviéndolos, está Jesús del Gran Poder, el Señor que vela y mima las mejores empresas de Cehegín, entre ellas el funcionamiento de los Institutos de Bachillerato locales, que tan alto tienen puesto el pabellón y han sacado tantas promociones de Bachilleres, que han terminado sus carreras brillantemente y están repartidos, como los discípulos de Jesús, por el haz de la tierra y, cuando regresan, recuperan su vitola de salidos de esta vega ubérrima, que es Cehegín.
Ahora recuerdo que hace sesenta y tres años escribí aquello de que “Cehegín, era una pléyade de señores al servicio de la Agricultura”. ¡Por favor cehegineros, no abandonemos nuestra huerta!
Esta realidad es un mentís rotundo a aquel dicho, casi maléfico, que se escuchaba en las peceras del centenario Casino, la famosa frase de que: “el agua der Partiol no daba sabios”, mientras los jóvenes se jugaban en la planta alta los dineros que no ganaban pero procuraban como podían.
Voy a concluir, no sin antes expresar al Sr. Alcalde, bastión de esta y otras empresas culturales; al Sr. Concejal de Educación y Cultura, a Jesús de la Ossa y, especialmente, a Jesús Hidalgo a quien reitero mi gratitud por la colaboración que presta dada mi habitual distancia al cometido de Cronista Oficial y que me ha permitido decir que “los mejores colaboradores de los cronistas son los archiveros”. La pluma de este Jesús ya figura en varias actas de los congresos regionales.
Y, hasta aquí, la anterior historia de Cehegín. Hoy comienza, a estos efectos, una nueva era. ¿Quién la contará?
Muchas gracias.