POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

El pasado 25 de octubre cayó sobre ese noble pueblo de Fuentespreadas una nube de silencio, ese silencio que lleva siempre envuelto el dolor de despedir a uno de sus hijos, que llevó por todas partes y en todo momento como bandera el nombre de su pueblo y al que se entregó con generosidad sin límites.

Conocí a José María en los últimos años de la década del 50 del pasado siglo y desde ese momento quedó sellada una amistad de la que me he sentido siempre orgulloso y fiel corresponsal hasta este momento de decirle adiós.

Con José María recorrí ese término municipal tan fértil, como rico en restos arqueológicos, que él respetaba y cuidada con mimo, consciente del mensaje que tales restos encerraban.

Este aspecto formaba parte de su preocupación cultural, dentro de las libertades que la vida del campo le permitía. En los últimos treinta años, nada alteró su preocupación cultural dedicada a su querido pueblo. Y lo escrito, escrito está. Ningún testimonio más claro que el de la letra impresa y doy fe a lo largo de nuestros años de amistad, que no dejaba de escribir sus observaciones siempre precisas y muy encajadas en el contexto general del tema de que se trataba.

Tenaz, constante, firme en sus convicciones después de haberlas meditado con un sentido y una categoría que siempre me llamó la atención, me llevó muchas veces a corregir muchas de mis ligerezas ante las cosas que me presentaba y en ese rincón que todos tenemos y guardamos parte de nuestras íntimas aficiones intelectuales, llegué a entender más y con más claridad al intelectual que tenía delante cuando, a sus años, encontró en la piedra esa estampida artística que todos llevamos dentro y que muchas veces cuando aflora sorprende. Y esta fue la última sorpresa que José María nos dio a sus muchos amigos que ahora lo recordamos.

Gracias, José María, por tu amistad y lo que de tu pueblo nos dejas. Gracias por tu ejemplo a lo largo de tantos años. Cuando pienso todo lo que de tu pueblo nos grabaste en nuestra memoria, al recordar esas calles y esos rincones, estaremos viendo, por muchos años, tu nombre escrito en todas partes.

Que ese silencio que hoy pesa sobre el pueblo y la historia de Fuentespreadas se convierta en la más fervorosa y emotiva oración en tu recuerdo.

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/