POR JOSÉ RAIMUNDO NÚÑEZ-VARELA Y LENDOIRO, CRONISTA OFICIAL DE BETANZOS, MIÑO Y PADERNE (LA CORUÑA)
En el verano del año 1858, la Reina doña Isabel II acompañada de su familia, el Rey consorte su primo don Francisco de Asís de Borbón, y sus hijos, la infanta doña María Isabel de seis años, que sería popularmente conocida como “La Chata”, y el Príncipe de Asturias, don Alfonso que contaba diez meses, futuro Rey don Alfonso XII, el presidente del Gobierno General O’Donnell y demás séquito, giraron una visita oficial al Norte y Noroeste de España, para presentar oficialmente al pueblo al heredero de la Corona, promover el apoyo popular y robustecer la monarquía isabelina.
Este importante y significativo viaje, sería aprovechado para efectuar diversas inauguraciones en diferentes localidades, como muestra del fulgurante progreso de España. En Avilés se encontraba el 23 de agosto; el primero de septiembre arribaba a Ferrol, era la primera visita que realizaba un monarca reinante a la villa, y que le valdría el título de ciudad, concedido por Real Orden del 13 de octubre siguiente; también por vía marítima llegaría a La Coruña el día 5; del 7 al 10 de septiembre la comitiva Real permaneció en Santiago de Compostela y el día 11 visitaba Betanzos de los Caballeros, para continuar por Lugo hacia La Corte.
La primera noticia que encontramos sobre la Visita Real a nuestra ciudad, figura en la sesión municipal ordinaria del 2 de agosto de 1858, presidida por al alcalde don Fernando Vázquez Carril, y los señores López, don Andrés Dans Varela, don Celestino Rodriguez, don Antonio Guerra Carballo, don Domingo Núñez Taboada y el señor Vega, concejales, en la que consta que:
“…Por el Señor presidente se manifestó a la corporación que segun las noticias que pudo adquirir, y las circuladas por la prensa periódica, SS. MM. AA. es probable se presenten en el Reyno de Galicia con objeto de visitar algunas poblaciones importantes del mismo: Que con tal motivo pudiera muy bien acaecer que la Regia comitiva pasase por este pueblo de regreso para la Corte; por cuya razón era de dictamen que la municipalidad se hallaba en el caso de dar a sus Reyes un publico testimonio de la adhesión y lealtad que todo el distrito les profesa, acordando respecto del particular lo que tubiese por conveniente; y el Ayuntamiento penetrado del mas vivo amor hacia su amada Soberana la Reyna Dª Isabel Segunda (Q.D.G.) y su augusta Real familia, determina: que en el momento de saberse el arribo de SS. MM. AA. A cualquier punto de esta provincia, salga una comisión compuesta del Señor presidente y tres Señores más de esta municipalidad, designados por el mismo, con encargo de felicitar a tan ilustres viageros, y rendirles el debido homenage de sumisión y respeto a nombre de esta corporación y sus administrados: que para el caso en que SS. MM. y AA. pasen por este pueblo de regreso para la Corte, se les obsequie con los festejos que puedan prepararse al obgeto, para lo cual, y con el fin de que dispongan lo conveniente; se comisiona a los Señores Concejales Dn Celestino Rodriguez y Dn Antonio Guerra Carballo; y que para sufragar los gastos que se originen con tal motivo, se solicite del Señor Gobernador Civil de la provincia la competente autorización para por cuenta de la partida de imprevistos, y de las economías que se hagan en el presupuesto, poder atender a ellos…”. (Archivo Municipal de Betanzos. Caja 26, fº 21 vº y 22, sin catalogar).
Esta noticia habría de confirmarse en la sesión municipal del siguiente 24 de agosto, en la que se da cuenta de que en el Boletín Extraordinario de 21 actual, inserto en el Oficial del día 23 “…referente a comunicar que S.M. la Reyna (Q.D.G.) ha resuelto difinitivamente visitar esta provincia…”. Tres días después vuelve a reunirse la Corporación bajo la misma presidencia, en la que se nombra al concejal don Antonio Guerra Carballo para que acuda en la mañana del día 29 ante el Sr. Gobernador con el fin de participar en la reunión donde se tratará de los actos a organizar, al mismo tiempo que comisionan a los concejales don José Sánchez Vaamonde, don Domingo Núñez Taboada y al anteriormente citado, para que en nombre de esta ciudad feliciten a S.M., en el primer punto de esta provincia.
Sería esta comisión la que acudiría a Ferrol el 2 de septiembre, para rendir homenaje a los Reyes a las ocho y cuarto de la tarde “…besando sus Reales manos…”, según consta en la sesión del 8 de septiembre de 1858, en la que se acuerda nombrar a los concejales don José Sánchez Vaamonde, don Andrés Dans Varela y don Juan María Pérez, para que reciban a S.M. en el término de este municipio, a quienes se proporcionará un carruaje al efecto. Igualmente se anunciaba que S.M., llegará a Betanzos el día 11, y que se oficie a todas las autoridades de este pueblo, para que juntamente con la Corporación Municipal salgan a recibirles en el primer arco de triunfo instalado en el Puente Nuevo, habida cuenta que otro semejante se había levantado en la salida de la ciudad y Camino de Castilla, por donde saldría la comitiva Real en dirección a Lugo.
La única crónica oficial que conocemos sobre esta Visita Real, se debe al intelectual y académico de la Historia don Juan de Dios de la Rada y Delgado, en su célebre obra “Viaje de SS. MM. y AA. por Castilla, León, Asturias y Galicia verificado en el verano de 1858″, publicada por Aguado en el año 1860. En este generoso volumen, realiza el autor una exhaustiva semblanza de los monumentos y grandezas de las poblaciones visitadas, con el suficiente detalle como para invocar al erudito don José Rodriguez Seoane y afirmar “… que el faro de la Coruña servía para las 4 rias altas, que llaman Mariñas de Betanzos…” (Pág., 570).
Y efectivamente, según estaba anunciado el 11 de septiembre llegaban a:
“BETANZOS
…A las seis se detuvieron los Reyes en la histórica Betanzos…
Entre los víctores de la entusiasmada multitud que se apiñaba deseosa de conocer á sus Reyes, y el estampido de los fuegos artificiales que mezclaban su ruda armonía con la vibración de las campanas agitándose en alegre repique, llegaron los regios viajeros á la estensa plaza, en cuyo centro se elevaba un gracioso pabellón ornado de telas de seda; y accediendo bondadosas SS. MM. á los deseos de la municipalidad, bajaron de los coches de camino y descansaron algunos momentos, sirviéndose aceptar un delicado refresco que en la tienda estaba preparado.
Después pasaron los regios viajeros al convento de S. Francisco, en cuya iglesia oraron breve rato, y bien pronto volvieron á tomar el carruaje, mientras á los acordes de la música bailaba delante del coche de SS. MM. una comparsa elegantemente vestida, elevándose magestuosamente al propio tiempo un globo aereostático de colosales dimensiones…” (Ob.Cit. Págs 792-794).
Por este tiempo y a raíz de la urbanización del Campo de la Feria, entre 1845 y 1856, a la citada como “estensa plaza” por el señor de la Rada, se le llamaba Plaza Mayor del Campo, debido a la gran transformación de su realidad física llevada a feliz término con el planteamiento de la “Platea”, las “Aceras Generales” y otras transversales de cantería, que conformaron la peculiar estrella que la caracteriza, y que se completaría con “la asera cadena de Cantería”, mediante el enguijarrado de los espacios intermedios, según hemos tratado en nuestra obra “Morfología Urbana de Betanzos de los Caballeros”. Como la plaza estaba libre de cualquier adorno (la fuente de Diana se inaugura el 19 de noviembre de 1867), se pudo situar en su centro el “gracioso pabellón”, en el que les fue ofrecido “un delicado refresco”, y que lógicamente llamaba la atención en la exenta plaza (en la entrada Proclamación de Carlos IV, tratamos sobre la composición del denominado refresco).
El globo seguramente le fue encargado a don Luis Abella, constructor de los “…dos glovos aereostáticos elevados en las noches de los días quince y diez y seis…” del anterior mes de agosto (Ibídem. Caja 1.650, sin catalogar), en precio de seiscientos reales (véase la entrada 200 aniversario del Globo de Betanzos). En cuanto a la comparsa, entendemos que se trataría de alguna de las cinco danzas de las cofradías gremiales de la ciudad, entre otros extremos que tampoco podemos concretar, por la inexistencia en el archivo municipal de las cuentas y libramientos de los gastos “extraordinarios”, que se solían contabilizar tras la celebración de este tipo de eventos.
En la Sala Capitular de la Casa Consistorial existían sendos retratos de los Reyes, por gestión que la ciudad había encomendado a nuestro colateral pariente don Antonio Tenreiro Montenegro, Conde de Vigo, residente en La Corte como Senador del Reino, al mes siguiente del enlace de la Reina Isabel II con su primo don Francisco de Asís Borbón y Borbón (10 de octubre de 1846), y que encargaría al ilustre artista madrileño don José Castelaro y Perea. El pintor le entregó la pareja de lienzos el 4 de febrero de 1847, en precio de 3.320.- reales y al mes siguiente se los remitió al alcalde, según publicó nuestro antecesor Vales Villamarin en sus Notas Históricas sobre la boda Real. En el salón de sesiones del ayuntamiento únicamente se encuentra el cuadro del Rey consorte, puesto que en los primeros meses de 1937 fue robado el retrato de la Reina, una obra de arte que debería volver a su lugar y manos del pueblo al que pertenece. La representación de Isabel II en la tela sustraída, era cercana a la existente en el Museo Provincial de Bellas Artes de Cádiz de autor anónimo que presentamos, aunque en este caso figura juntamente con su marido.
Se agradece cualquier noticia que pueda conducir a su recuperación.