POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
Al anochecer del 19 de enero de 191, fondeó en el puerto de Málaga el laúd ‘Vencedor’, de la matrícula de Torrevieja, que había zarpado de Alicante con rumbo a esa ciudad el día 15. Durante la travesía corrió fuertes temporales y estuvo a punto de naufragar a ocho millas de Cartagena.
Un golpe de mar arrastró al marinero Manuel Andreu, de Torrevieja, mientras trabajaba sobre la cubierta. Fueron inútiles cuantas pesquisas se practicaron para encontrarlo, pereciendo ahogado; tenía 19 años de edad.
El buque sufrió averías de consideración, penalidades muy horribles, estando a punto de sucumbir muchas veces.
A principios de agosto de 1911, el capitán de la polacra goleta ‘Concepción Mateo’ llegada a Barcelona procedente de Torrevieja, puso en conocimiento del comandante de Marina que al hallarse a unas 35 millas de la costa norte de Mallorca se cruzó con una embarcación menor y se puso al habla con el que en ella iba, que resultó ser el joven Bartolomé Valls de Padrinas, natural de Génova, caserío inmediato a Palma, que hacía dos días que navegaba al azar sin provisiones, por haberle alejado la corriente al salir a dar un paseo por la orilla. El capitán lo recogió a bordo y le socorrió en vista de su estado de extenuación.
Desde el 14 de marzo de 1912, reinó en Tánger un furioso temporal de viento del sureste que hizo imposible la comunicación con su puerto. A pesar de ello, llegaron los vapores ‘Lorena’ y ‘Ferrer’, de la compañía de ‘Correos de África’, que hicieron una travesía penosísima.
Al día siguiente, por la mañana, cuatro marineros del vapor inglés ‘Gibel Dersa’, fondeado en ese puerto, pretendieron bajar a tierra en un bote de a bordo; pero las olas azotaron furiosamente la pequeña embarcación, volcándola y arrojando de ella a sus arriesgados tripulantes, tres de los cuales fueron arrastrados mar adentro por el oleaje.
Varios tripulantes del laúd ‘Pena’, que se encontraba amarrado dentro de la dársena, salieron valientemente en una lancha de dicho barco, y tras titánicos esfuerzos lograron salvar de una muerte segura al otro tripulante del bote, que había conseguido atarse a un remo y así se mantuvo a flote.
Todos estos marineros, héroes y víctimas, eran españoles.
El día 16 de marzo, por la mañana, amainó algo el temporal, pero luego se recrudeció y fue preciso cerrar nuevamente el puerto.
El crucero francés ‘Friant’, ante el temor de que sus amarras se rompiesen, levó anclas y marchó a refugiarse detrás del cabo Espartel.
Otro barco de guerra, el crucero español ‘Reina Regente’ permaneció fondeado, pero teniendo sus fuegos encendidos para hacerse a la mar en caso necesario.
Los tres españoles ahogados en la mañana del 15 de marzo fueron: Alejandro Álvarez, gallego y marinero del vapor inglés ‘Gilber Darsa’; otro fogonero del mismo vapor, y también gallego, llamado Emilio, y un camarero conocido por Antonio y natural de la Línea de la Concepción.
El marinero salvado se llamaba José Follana Sánchez, natural de Torrevieja, casado y de treinta años de edad.
Los auxilios de salvamento fueron prestados por los tripulantes de los faluchos de pesca ‘Águila’ y ‘Clavel’. Los nombres de estos intrépidos marinos eran: José Cardoso Orozco, José Domingo Bayo y Antonio Márquez.
En la tarde del 16 de marzo estuvo a punto de ocurrir otra catástrofe en el bote salvavidas del crucero ‘Reina Regente’, que arrastrando al violentísimo temporal, pudo llegar a tierra para recoger la correspondencia; pero el tratar de regresar al buque se lo imposibilitó la fuerza del temporal.
El bote, que iba tripulado por doce marineros y un cabo, fue lanzado por la fuerza de la corriente fuera de la rada, y el viento le empujó hacia el estrecho.
Después de inauditos esfuerzos, consiguieron los tripulantes entrar nuevamente en la rada; pero fue imposible llegar al crucero. Después de una lucha desesperada, en la que estuvieron muchas veces a punto de perecer, lograron ganar tierra.
Una vez en Tánger, se presentaron al cónsul de España, que les dio de comer y radiotelegrafió al comandante del ‘Regente’ que los marineros se hallaban a salvo.
Una vez en Tánger, se presentaron al cónsul de España, que les dio de comer y radiotelegrafío al comandante del ‘Regente’ que los marineros se hallaban a salvo.
Este suceso ocurrió en noche cerrada, y desde el barco no se pudo distinguir el bote a pesar de los proyectores eléctricos, que exploraban las aguas.
Uno de los naufragios, que ha que quedado recogido en las placas del fotógrafo Alberto Darblade, fue el ocurrido a la fragata ‘Albión’, el 4 de octubre de 1912, del que no vamos a repetir pormenores por haberlos descrito en semanas anteriores desde estas mismas páginas.
En marzo de 1913, en aguas de Casablanca se perdió el bergantín goleta ‘Muros’, propiedad de José María López, de Torrevieja, salvándose la tripulación, entre la que figuraba el piloto torrevejense, señor Gallud, hijo de Francisco Gallud Calderón.
En agosto de 1913, el patrón un tripulante del pailebote ‘Soledad’, de la matrícula de Torrevieja se presentó en Alhucemas, diciendo que había sido quedado en barco en poder de los moros, entre Bocoya y Quilates. El cañonero ‘Lauria’ salió con ellos para precisar el lugar del suceso e intentar rescatar a los demás tripulantes y castigar a los piratas.
El cañonero ‘Lauria’ encontró al pailebote ‘Soledad’ a poniente de punta Abdul, fondeado entre los arrecifes, descargado, desmantelado y custodiado por moros, que, al parecer, montaron en tierra un cañón de bronce antiguo, para defenderlo. El cañonero echó a pique al pailebote, después de incendiarlo e hizo fuego sobre el poblado inmediato.
En enero de 1914, se perdieron tres lanchas de pesca en Torrevieja pereciendo sus tripulantes.
Frente a Torrevieja se perdieron, el 22 de febrero de 2014, seis embarcaciones y ocho más se encontraron en peligro. Por la noche, el subsecretario de la Gobernación intentó comunicar con la villa pero no lo consiguió por la interrupción de la línea telegráfica. Reinando un horroroso temporal, la Sociedad de Salvamento de Náufragos consiguió salvar a cuatro marineros, y el contramaestre Ramón Moreno y siete hombres más, que tripulaban un bote, a otras diez personas que se hallaban en peligro de ahogarse. Contra la costa embistieron diez barcas, y las pérdidas se calcularon en 50.000 pesetas.
A causa del temporal se perdió totalmente la polacra-goleta ‘Seis de Enero’, matrícula de Torrevieja, propiedad de Anastasio Ballester. Tanto el buque como el cargamento estaba asegurado.
El 21 de julio de 1914, fondeó en Alhucemas la balandra ‘Mora’ que, procedente de Torrevieja, transportaba 1.500 sacos de sal consignado al comercio de esa plaza. Pese a haber mucha marejada de Poniente, se efectuó la descarga sin ocurrir novedad.
El 30 de enero de 1915, al intentar tomar puerto en Chafarinas el laúd ‘Joven María, de la matrícula de Torrevieja, con cargamento de tabaco, se estrelló contra el muelle, salvándose la tripulación.
El 28 de julio de 1915, reinó un fuerte viento de Levante que puso en peligro de naufragar a algunos vascos pesqueros.
La mayoría de ellos tuvieron que reforzar las amarras ante el temor de estrellarse en la playa.
Un vapor de nacionalidad inglesa anclado en la rada y que se encontraba cargando sal, estuvo a punto de naufragar.
El viento rompió las amarras, yendo el buque a chocar contra otro de la misma nacionalidad, pero de menos tonelaje.
Los prácticos y algunos botes del Salvamento de Náufragos, salieron para el lugar del suceso, consiguiendo evitar el siniestro.
Centenares de personas desde el muelle y la playa presenciaron con terror el accidente que, afortunadamente, no tuvo fatales consecuencias.
(Continuará)
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 11 de abril de 2015