POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
En 1929 una revista norteamericana,»The Macaroni Journal», patrocinada por una empresa fabricante de pastas alimenticias, publicó una historia rocambolesca que, bajo el título de «A saga of Cathay», cuenta que al llegar Marco Polo (siglo XIII) a China observó cómo en una aldea una mujer, amasando harina con agua, preparaba con la masa unos largos hilos que luego cocía en agua.
Mandó a uno de sus marineros que estudiara la receta y la escribiera para, ya en Italia, divulgarla él entre sus compatriotas. Según ese artículo el nombre del tal marinero era, ¡asómbrense!, SPAGHETTI.
Probablemente los hechos reales vayan por otro camino.
El historiador árabe Idris testimoniaba que los sicilianos, ya en tiempos muy antiguos, elaboraban un tipo de pasta, de forma fina y del tamaño de un dedo de la mano, a la que denominaron inicialmente «trie», para después llamarla VERMICELLI; es decir, gusanitos.
Pasado el tiempo y mejoradas las técnicas de elaboración, los vermicelli fueron aumentando su longitud tomando el aspecto de largos hilos delgados a los que se llamó SPAGHETTI , que es el diminutivo de la palabra SPAGO (cordel).
Un viejo consejo italiano dice que «a la pasta le gusta la amistad; nunca la dejes sola».
Quizá por eso aquel gran compositor que fue Rossini, el autor de «El barbero de Sevilla», preparaba sus macarrones -gruesos y de gran agujero- rellenándolos uno a uno con una mezcla de paté de foi-gras, tuétano de vaca y trufa, que introducía mediante una jeringuilla de plata y marfil.
Una salsa de tomate, mantequilla y queso parmesano daba gusto final al plato.
Nosotros, más humildes, nos decidimos por algo más sencillo.
Cuecen los espaguetis en agua con sal y un chorro de aceite.
Aparte, fríen en un poco de aceite unas lonchas finas de bacon y se reservan.
Aparte, también, se saltean pequeños dados de calabacín, berenjena, pimiento, tomate, puntas de espárrago, etc. (es decir, lo que más guste en verduritas).
En un plato de servicio individual se dispone un lecho con las lonchas de bacon, sobre él van los espaguetis (rehogados con unas taquitos de bacon) y encima del conjunto, un huevo frito y las verduritas.
Si se desea y gusta, puede espolvorearse superficialmente queso parmesano rallado.
NOTA
Hay quienes prefieren rehogar los espaguetis con mantequilla en vez de con taquitos de bacon.
Ustedes, como más gusten.