En el incesante afán por la investigación, por buscar las huellas del pasado y difundirlas el equipo de Investigación que dirige el Cronista Oficial de Trujillo José Antonio Ramos Rubio, formado por Julio Esteban, De San Macario y Pérez Solís han conseguido localizar un importante número de cazoletas en el berrocal de Trujillo, concretamente más de 90 cazoletas en dos abrigos, uno situado en la cerca de los Colorados, entrada a Trujillo desde carretera de Cáceres a escasamente 1,5 km, coordenadas: 5º 54′ 15.57″ W y 39º 27′ 34.05″ N y un número importante de cazoletas en el Camino de los molinos, en la Dehesa. Pasarón, junto al Arroyo de Cordero que responde a las siguientes coordenadas: 5º 51′ 9.44″ W y 39º 23′ 7.3″ N.
En Arqueología, se denomina cazoleta a un pequeño hueco artificial excavado en la superficie de algunas rocas, teniendo generalmente una sección semiesférica y planta circular (aunque también se encuentren de planta cuadrangular). Pueden encontrarse tanto aisladamente como formando agrupaciones, con otras cazoletas o con otros grabados rupestres como ocurre con las cazoletas localizadas en Peraleda de la Mata.
Uno de las cuestiones que más complicación supone a los arqueólogos a la hora de datar y ofrecer una explicación coherente son las “cazoletas”. Han realizado un importante estudio intentando dar explicación a la existencia de las mismas en un espacio amplio del berrocal de Trujillo, circunstancias y características que hacen sospechar que, sobre una base natural, alguien en algún tiempo y por alguna circunstancia han trabajado la piedra realizando huecos que tienen un diámetro aproximado de entre 10 y 15 cm, se encuentran agrupadas en conjuntos de cinco o diez, pero también en la Cerca del Colorado aparecen en grupos de varias decenas.
Con modernos aparatos de medición están investigando la relación que pudiera existir entre la colocación de las cazoletas sobre las peñas y las visiones del cielo. Con etsos mecanismos de medición están encontrando relaciones evidentes entre fenómenos periódicos de tipo climático (equinoccios, solsticios…) y algunos casos de cazoletas. Intentando averiguar la relación de las cazoletas con los fenómenos del cielo y relacionarlos con las tareas de su economía agraria que estaban basadas en los ciclos del sol, por lo tanto era preciso conocerlos con exactitud. Igualmente, han encontrado cazoletas en otras zonas como El Carneril y algunas cazoletas dispersas en el Praillo, cercanas a la existencia de pinturas rupestres. Pero no son los únicos sitios ni las únicas formas de presentarse las cazoletas, pues las localizadas en la Dehesa de Pasarón están en una roca aislada en medio de un prado que no presenta características especiales que no sea la de estar sola. También allí hay un grupo importante de cazoletas excavadas en la roca al lado de otra más grande que podría ser natural pero adaptada a las circunstancias.
También, pudiera darse el caso de que las cazoletas fueran huecos para contener líquidos utilizados para un determinado ritual, ya que algunos pueblos actuales de estructura primitiva labran estas cazoletas buscando recoger el ellas el agua lustral, por ejemplo el agua procedente del rocío. En otro caso, podemos relacionarlas con lugares donde van a reunirse para honrar a una divinidad y de paso comunicarse inventos y adelantos, cambiarse productos. También, por la disposición de las mismas, pudiera tratarse de algún tipo de juego primitivo e incluso, hemos llegado a aventurar la hipótesis de encontrarnos con los más primitivos planos de una tribu, la ubicación de sus chozas.
Fuente: Sánchez Pablos – EFE