POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ECEBEDA (MADRID)
Andan las negociaciones de los partidos espesas -tanto vales, tanto pidas si el contrario te lo aprecia- después que en las elecciones municipales mayeras les dejaran frente a frente en una inusual pelea de yo te doy, tú me das, y no aclaran en conciencia qué ciudades o qué pueblos se apropian en su defensa.
Es muy grande la distancia y es grande la intransigencia entre unos y otros postores antes de saldar la cuenta de sus propias disensiones por lo que más les convenga, de manera que la vida se ha detenido a la espera de que se pongan de acuerdo para empezar la tarea que beneficie a la plebe por encima de sus señas, y que dejen de ser buitres de ala encumbrada y de presa.
Ni los llegados se aclaran, ni los pasados gobiernan, ni los emergentes campan ni los senectos se apean, ni Sánchez sabe qué hacerse ni qué hacerse Pablo Iglesias, en tanto que Rajoy usa a los dos de vuelta y media, acosados por los hechos de una votación a expensas del sentir más popular que les puso entre las cuerdas, y va y se ríe de entrambos el guapo Alberto Rivera, quien a trancas y barrancas de uno a otro se pasea, mientras que los ciudadanos quedan a ver cómo quedan, si bilocales o triples, si solos o en la barrera de esta plazuela de toros con enormes cornamentas que es España a la deriva de su esencia pura y cierta.
¡Ay, qué país de conejos metido en la madriguera, que para ti y para mí no encuentra pacto ni enmienda, ni solución a la vista ni cosa que lo parezca. Todos cantan que se quieren pero se odian en potencia por el sillón, por el mando, por el coche, por las dietas, por el rojo langostino, por la ostra vinagrera, por la salud, la enseñanza, los deportes y las dietas, por el patio de San Telmo, por el Real de la Feria, por el balcón ferminero, por La Mancha quijotesca, por la Barcelona audaz, por la dorada Valencia, por la Extremadura insomne, por la Castilla la Vieja, por Aragón, pilar fuerte de tozuda permanencia, por la Rioja, ese emporio de espárragos y de acelgas, por Cantabria playa y monte, por la Asturias verde-osezna, por Vasconia-Euskalerría, por Murcia y sus carboneras, por Galicia, la albariña de longa noite da pedra, y por las Islas Canarias y las Islas Mallorqueras…, que juntas forman un ramo de esperanzas y promesas.
No más digo que lo expuesto. Y que obren en consecuencia.