POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Nos cuenta Jovellanos (don Gaspar Melchor de…) que haciendo el viaje desde Arriondas a Colunga, llegado a la playa de La Espasa, cenó y pernoctó en una señorial casa ubicada casi en el arenal (que aún existe) donde fue obsequiado con una cena sabrosa y sencilla.
Algo debió «sentarle mal» al ilustre gijonés, pues se vio afectado por una fortísima colitis (vulgo, «cagalera»), que lo dejó débil, casi deshidratado y exhausto.
Como en estos casos, y siguiendo los consejos de la medicina popular, la dieta «obligada» era un consumo permanente de agua con zumo de limón, pues eso: a beber y pasar hambre.
Ahora viene lo malo.
Resulta que al día siguiente don Gaspar y sus acompañantes fueron invitados en Libardón, creo que en casa de los familiares de don Benito Forcelledo (que fue, pasado el tiempo, obispo de Astorga) a una monumental LLACUADA, lo que supuso para Jovellanos un doble sacrificio: «enaguar» y no comer.
¿Qué es una LLACUADA?
Aunque en Colunga esa palabra refiere una «costalada» (es decir, una caída fuerte contra el suelo), la mayoría de los asturianistas la asocian a una comida abundosa, sustanciosa en demasía… Algo así como a una gran «fartura».
A mi me gusta matizar más este significado.
Entiendo que «llacuada», en sus orígenes, se aplicó a una comida (merienda o cena) donde se ofertaban grandes cantidades de LLACÓN (lacón, paletilla o brazuelo del cerdo) ASADO EN HORNO o COCIDO.
Como el sufijo «-ADA» indica abundancia de algo, si este algo es «llacón», hablaremos de una LLACONADA o LLACUADA.
¿Cómo preparar un llacón asado?
Tanto si está curado o simplemente salado, le conviene un remojo en agua entre 24 y 48 horas según el grado de salazón.
Después le va muy bien un reposo con un adobo de aceite, un poco de orégano y laurel, para, de seguido, someterlo a una cocción en agua durante una hora escasa.
Se saca, escurre y seca; y hornea a unos 200º C durante otra hora. Conviene voltearlo de vez en cuando y regarlo con su propio jugo de asado y un chorrito de brandy.
Se ofrece en lonchas entrefinas espolvoreadas con un poco de pimentón y regadas con aceite. Se acompaña de cachelos (también «empimentonados») y pimientos de Padrón fritos.