POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Hurgando por los mercadillos de viejo encontré, hace unos dos o tres años, unos libritos editados en Barcelona 1978, traducción española de una edición francesa, que bajo el título «Les recettes secrètes des meilleurs Restaurants de France», fue dirigida por Louisette Bertholle. En el tomo I de esa colección Louisette cita esta frase lapidaria, que pone en boca de un escritor americano, para sentenciar lo que significa la evolución en la cocina: «Cooking is a sport withtout a season», que viene a significar algo así como «cocinar es un deporte sin temporada»; o, también, «guisar es un entretenimiento sin descanso».
La cocina, como todo en este mundo, necesita ciencia y experiencia; investigación y fantasía.
Y sobrevolando sobre todo esto, a modo de nube de carga electrónica (¡ya salió el físico con el modelo de orbitales!) unas grandes dosis de RESPONSABILIDAD.
Porque en esto del arte, de la literatura, del toreo, del fútbol y de la cocina, el número de genios es muy limitado y el de irresponsables, ilimitado.
Espigando recetas en esos libros, encontré una que, acomodada a nuestros gustos, es atractiva, sorprendente y barata.
Con ella celebraremos mañana «el subidón» del Sporting de Gijón y hoy el triunfo del Barcelona C.F. que, de momento, es equipo español y su entrenador un querido personaje asturiano y gijonés.
Abren al vapor 1,5 kg de mejillones procurando echar en la cazuela un vaso de albariño (yo recomiendo el DA OCA); se selecciona su carne y se reserva el jugo soltado en la cocción.
Aparte, en sartén con aceite, se saltean unas verduritas al gusto (zanahoria, calabacín, berenjena, cebolleta, puerro, pimiento…) todo picado en pequeño y cuando estén bien pochadas rehogan con ellas los mejillones.
Si resultara muy seco (espeso) se aligera con caldo de cocción de los mejillones.
Aparte, se hacen a la plancha unas zamburiñas (calculando dos o tres por comensal), ya eliminada su cáscara.
En un plato se dispone un lecho con el pisto de verduritas y mejillones; a un lado se colocan las zamburiñas y encima del pisto dos huevos fritos.
Se adorna con un espolvoreo de perejil.
Como ven, se parece al plato de la abuela pero en «marinero-huertano».
Y nosotros a cantar: ¡¡Alirón!! ¡¡Alirón!! ¡¡A PRIMERA DIVISIÓN!!