POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)

En la página tres del listado figura Plácida Carrilla Manjón. El error Plácida y Carrilla se repite en varias publicaciones.

El número de orden alfabético es el 145, el número de preso 3295 y la profesión pintor, escrita en castellano. Entre los jienneses, de Jódar, Manuel Carmona Herrera, por orden alfabético anterior a Plácido el 144 y de preso, 4675, de profesión –friseur- peluquero; y Juan Casado Morales de Villanueva de la Reina, número de orden 148 y de preso 4472, de profesión agricultor. Plácido es el último de los villanovenses fallecidos en Gusen el 6 de marzo de 1943. Contaba 25 años de edad.

Mujeres e hijos esperando el retorno del marido y padre. Madres enlutadas, con el moño recogido, hasta su muerte.

Novias que esperaron eternamente al novio que no regresó.

Proyectos de vida que quedaron enterrados en las tierras austriacas de Mauthausen. Injusticias que han clamado contra los asesinatos, a veces, con la suerte de que los criminales pagaran su culpa.

Silencios que han dejado paso no al ruido, no al rencor ni al odio, a la luz, a la verdad, aunque ya solamente nos queda la palabra, la letra escrita, el recuerdo.

Lazos familiares rotos, unidos ahora por el conocimiento de la verdad, por la difusión de vidas destrozadas en la juventud, por haber defendido el trozo de España que le asignaron. La madre de Plácido recibe la comunicación en el domicilio de Tomelloso, con la indicación para que pueda cobrar una pensión del gobierno alemán.

Me ha llegado parte de la correspondencia “oficial”, de la que selecciono algún texto: Con fecha 15 de junio de 1966, el Ministerio de Antiguos Combatientes y víctimas de guerra. En los ficheros de “Deportados”. Se dirige a la madre de Plácido en el Tomelloso indicándole que falleció en Gusen (Austria) el día 6 de marzo de 1943. El Ministerio de Justicia, con fecha del 22 de julio de 1966, envía otro escrito, una comunicación por la que el Estado de la República Federal Alemana, dictó una Ley del 14 de septiembre de 1965, por la que se comprometía a indemnizar por la detención, daños o muertes ocurridos en los campos de concentración.

Las reclamaciones hasta el 30 de septiembre podrían remitirse a la Presidencia del Gobierno en Colonia, Embajada de España en Bonn o la Dirección General de Relaciones Económicas del Ministerio de Asuntos Exteriores de Madrid.

En una de las cartas escritas por la familia, indican: “Domicilio al empezar la persecución. Residía en Francia desde donde varias veces nos escribió, dejando de escribir al ser ocupada esa nación por el ejército alemán. Las únicas noticias que tenemos de su muerte son las procedentes del Ministerio Francés de Excombatientes, ya que le suponíamos muerto en Francia en algún bombardeo, pero sin saber el lugar exacto hasta ahora”.

El cuestionario que remite el Gobierno Alemán está en este idioma, por lo que los familiares de Plácido, en un nuevo escrito, contestan que no hay personas en esta ciudad con capacidad para traducir este cuestionario. Al final deciden enviar a una empresa de Traducciones Técnicos Comerciales el texto para su traducción. Un nuevo escrito de los hermanos de Plácido, de junio de 1967, comunica que por la muerte de su madre quedan como herederos sus cuatro hermanos Gabino, María, Victoria y José Carrillo Manjón.

Se finalizan los escritos con el del Ministerio de Asuntos Exteriores, fechado el 3 de febrero de 1969, indicando: “Que en relación con el expediente por fallecimiento de Plácido Carrillo Manjón en un campo de concentración nacional-socialista el importe de 8.000 pesetas repartidas entre sus hermanos”.

La liberación de los presos, 5 de mayo de 1945 Inmensa fue la alegría de los presos de Mauthausen cuando vieron la llegada de varios camiones y tanques americanos el día 5 de mayo.

Una pancarta de bienvenida en varios idiomas, cómo no en castellano, en la que no pudieron participar ninguno de nuestros paisanos.

Resumen Mi único deseo es rescatar del olvido a estas personas sencillas, silenciadas sus muertes, en todos los aspectos. Quiero abrir las ventanas de la luz a unos hechos que apenas se han podido conocer en nuestros pueblos, por el miedo de la familia a las represalias, por “ser rojos”.

Conversaciones a media voz en los interiores de las casas, silencio y pocas salidas a la calle en los primeros años, para evitar que conociesen su dolor.

Madres que estuvieron largo tiempo sin conocer nada de sus hijos, algunos susurros de esperanza, de escuchar la radio, por si daban noticias de ellos. Esposas e hijos que aguantaron la soledad, la falta de un padre con el que solamente compartieron los primeros años de vida.

La verdad mientras me sumerjo en las injusticias, en la saña, en el odio del hombre contra el hombre, si repasamos las páginas de cualquier periódico leemos que hay numerosas zonas de nuestro mundo, en donde sigue el odio, el exterminio, la aniquilación de seres humanos, y en donde otra vez los niños vuelven a ser víctimas inocentes.

Así surgió este trabajo Hace algunos años, Manuel Rodríguez, maestro y compañero cronista, me facilitó un listado de españoles, que estuvieron en el campo de concentración de Mautahusen. Entre ellos figuraban cuatro villanovenses.

La realización de otras tareas y el desconocer cómo afrontar este trabajo, motivaron los largos aplazamientos.

La lectura del libro “Andaluces en los campos de Mauthausen”; el trabajo que está realizando José Cano, sobre El desastre de Annual, con varios jóvenes de nuestra localidad muertos en circunstancias extremas, y por último el encontrar una breve nota sobre la repatriación de otro villanovense tras la guerra de Cuba, impulsaron esta “dormida” pasión. José Luis Pantoja, Cronista oficial de Lopera, intenso investigador, y que había estudiado este tema, entrevistando a varios supervivientes de los campos de concentración, me facilitó el correo electrónico de una Asociación francesa que contribuye y aporta datos de los españoles muertos en el exilio. Con este capítulo cerramos la publicación en la revista La Moraleja, pero continuaré investigando en varios archivos para ampliar el conocimiento de la vida y muerte de estos “republicanos” españoles.

Especialmente Alfonso Valdés y Román Aibar. ¡Lástima que hemos conocido los familiares, directos, de Plácido Carrillo, fallecidos recientemente, que podrían haber aportado datos interesantes.

Bibliografía

– Andaluces en los campos de Mauthausen, escrito por Sandra Checa, Ángel del Río y Ricardo Martín.

– Españoles en el Holocausto de David Wingeate Pike.

– Libro Memorial-Españoles deportados a los campos nazis- 1940- 1945. Benito Bermejo- Sandra Checa.

– Mauthausen 90.009. Enmanuel Camacho. Ana Torregrosa Los últimos españoles de Mauthausen de Carlos Hernández de Miguel. Gracias a Paco y Carmela por este valioso regalo.

– Archivo Municipal de Villanueva del Arzobispo.

– Archivo del Juzgado de Paz de Villanueva.

– Division des archives des victimes des conflits contemporains. Caen. France.

– Service International de Recherches. Bad Arolse. Alemagne.

– Ministerio de Justicia. Madrid.

– Fundación Francisco Largo Caballero de Alcalá de Henares.

– Afmd-allier.com@orange.fr

Agradecimientos

Al personal del Juzgado de Paz de nuestra localidad, a Juan Cerezo, Manuel Moreno y Juan Pedro Ramírez, por sus facilidades y excelente ayuda en la consulta del archivo y de su gran experiencia, para localizar otras fuentes.

– Personal del Excmo. Ayuntamiento de Villanueva.

– Juzgado de Paz de Malgrat del Mar.

– Juzgado de Paz de Tamarite de Litera.

– A Javier Molina López, por la gran aportación de los datos y foto de su abuelo, logrando llenar de vida y recuerdos familiares este texto.

– A la bibliotecaria Encarnita Tudela por su valiosa aportación y facilidad bibliográfica.

– A los numerosos vecinos y amigos, Ramón Rubiales, Manuel Asensio, José Pérez, Tomás Pinel, Encarna Manjón, Carmen Vizcaino y a todos los que he consultado por sus aportaciones interesantes, o interés en el tema.