POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE CÁCERES
En el Fuero de Cáceres aparece como aspecto fundamental de la nobleza el que tenían caballo y armas siempre dispuestos para la guerra.
La función guerrera, según Domínguez Ortiz, era la función más propia de la nobleza y de ella derivaba teóricamente la mayoría de sus exenciones y privilegios.
Esta vocación guerrera se mantuvo muy fuerte durante toda la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna.
La participación de los nobles caballeros en las Cruzadas originó la constitución en Tierra Santa de las Órdenes Militares y poco después en Europa de las Órdenes de Caballería.
El ejercicio del poder de los nobles fue posible ya que tan sólo ellos disponían del dinero suficiente para costearse los caballos y las armas que necesitaban y eran los únicos que tenían la preparación y el entrenamiento militar idóneo para ello.
Los caballeros amaban el riesgo y la aventura, y siempre estaban deseosos de luchar. Unas veces peleaban junto al Rey (como en las Cruzadas, Reconquista, etc.) pero en períodos donde no había guerra, se debatían en luchas feroces en sus Villas entre los distintos clanes nobiliarios intentando saciar de este modo su belicosidad.
Y en la villa de Cáceres no eran ajenos los grupos nobiliarios a estos enfrentamientos. Viendo la arquitectura de la Ciudad Monumental podemos apreciar que las casas son auténticas Casas Fuertes más hechas para la defensa que para vivir pacíficamente.
Respecto al primer aspecto que hemos expuesto, de guerras de ayuda al Rey, lo observamos a través de una Real Carta de los Reyes Católicos, dada el 31 de Julio de 1485 en Córdoba, por la que solicitaba se reclutara gente de armas en la Villa y su Tierra con destino a la Guerra de Granada.
Pedía el Rey sesenta hombres “de a caballo” y seiscientos peones, doscientos ballesteros y otros cuatrocientos lanceros. Diciendo en el documento que el grupo “venga con el Corregidor, e con el pendon de essa villa e venga con la dicha gente todos los Regidores y Caualleros, escuderos de cincuenta años abaxo”.
Muestra Don Fernando en el escrito, por último, que el que no fuere, quedaría privado de su Oficio y se le confiscarían sus bienes. (Continuará….)