POR APULEYO SOTO PAJARES, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
Frecuentemente, alguna vieja amistad consolidada se rompe por uno de los cabos de unión. Ese luctuoso acontecer resulta tanto o más doloroso que la ruptura del amor matrimonial. Quien ha probado ambos polos extremos más o menos lo sabe y lo lamenta. Por eso no se lo desea a nadie. Mejor acompañados, que lamiéndose las heridas solos.
LA VILLA SEGOVIANA DE FUENTIDUEÑA
Todavía estáis a tiempo para visitarla. Aun descastillada y desmurallada, la Villa de Fuentidueña,(Segovia) en la que residieron para descansar Alfonso VIII el Batallador de las Navas de Tolosa y don Álvaro de Luna, el valido codicioso de dos reyes de Castilla, guarda unos tesoros que no se encuentran en otras partes y que conviene verlos, admirarlos y gozarlos.
Me refiero a las iglesias románicas de San Miguel y Santa María, muestras inefables de la escuela-taller del pueblo en el medioevo; a las tumbas visigóticas abiertas en la piedra caliza del alto coto de San Martín; a los manantiales de agua caliente a lo largo de todo el año y donde aflora el riachuelo Fuentes, que acaba lagunándose en El Vivar como vivero de truchas; a las pobedas verdes vigilantes e interminables, con su carcasa de hojas y ramas bamboleándose sobre las praderas con barbacoas y juegos infantiles, y al permanente río Duratón, que hace honor al nombre que le dieron los romanos, porque no sufre estiaje y se contiene y se explaya en el pantano de Las Vencías, populoso de barquichuelas deportivas, antes de desahogarse o desaguarse para pasar bajo un puente de siete ojos, también de origen medieval.
En ese «paradiso» natural he vacacionado unos días soleados escribiendo, y en él se dan cita, verano a verano, numerosos políticos e intelectuales que intentan apartarse del inquietante mundo, cada cual a lo suyo.
De él me he traído a casa estas coplas o jotas que reinventa y canta el popular trovero de la zona, Jesús Santos «El Pandereta», discípulo aprovechado de Agapito Marazuela que dice:
En mi pueblo hay una fuente
que la llaman «El Olvido».
Cuando pienses olvidarme,
a la fuente te convido.
Por los besos que te dí
lloraba tu madre un día.
Dame tú a mí los que quieras
hasta que llore la mía.
ENCUENTROS SORPRESIVOS
Uno de los hallazgos más gratificantes de la vida larga es el encuentro sorpresivo con los viejos amigos. Me ocurrió el otro día en la terraza del Chiringuito Rufino, donde degusté un cordero asado a la brasa de mostelas a la orilla del río Duratón a su paso (y detenimiento) por la Villa de Fuentidueña, junto a su puente medieval de siete ojos, tras traspasar el pantano de las Vencías.
Ese cordero mamón de tres o cuatro semanas nada más, no se lo salta ni un gitano, sobre todo si está acompañado de una ensalada huertana de tomates, lechugas, aceitunas y cebollas dulces empapadas en aceite virgen…con los que te chupas los dedos.
Y así fue. A todos los paisanos segovianos, foráneos y turistas extranjeros se lo recomiendo. Goza además Rufino de una Casa Rural maravillosa de 21 habitaciones, que dirige su mujer Angelines, no sé si prima o sobrina mía: un encanto los dos.
Tomándome al atardecer un digestivo orujo blanco semihelado, va y se me presenta de frente Manolo Gozalo, el empresario emprendedor de las «caravanas de mujeres» que tanto han dado que hablar, y me suelta a bocajarro: ¿Pero es que no te acuerdas de mí?
Le había olvidado, desde que me robaron el email en un viaje a Brasil y hube de recambiarlo. No lo reconocí en un principio, pero al poco los dos exultamos de gozo.
Manolo -pelo y barba blancos, pecho despechugado, pantalón corto y en chancletas- me invita a un nuevo orujo y me suplica que le venda «A lo largo del río Riaza», años después de que se hubiera deleitado con «Por el Duratón al Duero», el primer libro de mi trilogía de los ríos segovianos, del que no ha parado de cantar alabanzas: «Eres el más grande escritor y poeta de Segovia», exagera. Y se lo recibo con humor.
Ahora se halla enfrascado en la creación de un «Museo de la labranza», para que guarden memoria las nuevas generaciones de los difíciles tiempos del arado y la siega a mano, y le prometo ayuda por mis contactos con la Diputación de Segovia. ¡Ojalá alcance la cima de su propósito y se le subvencionen convenientemente!
LAGUNA DE CONTRERAS, UN PUEBLO DE CUENTOS CON ENCANTO
Vuelvo a Madrid, ya de madrugada, de un pueblo de cuentos con encanto que se llama Laguna de Contreras, y que se sitúa en la raya nordeste de Segovia con Valladolid. Iba a pasar la noche allí, para continuar el domingo pasando el día en torno al río Cega hasta su desembocadura entre Boecillo y Viana, pero el turismo de interior estaba tan rebosante como el de las playas levantinas, y ni en un término de cuarenta kilómetros a la redonda.
Fuentesaúco, Olombrada, La Villa de Fuentidueña, Aldeasoña, Sacramenia, El Vivar, Cozuelos, San Miguel de Bernuy, Cuéllar, Hontalbilla, Cantalejo…- pude encontrar alojamiento, ni en pensión ni en hotel ni en hostal ni en casita o casona rural: Overboking total hasta después de la semana siguiente a la Virgen de la Asunción y San Roque. ¡Pues qué bien, aunque a mí me saliera mal.
Me había acercado a Laguna para presentar el «Rodao» de Carlos Álvaro, periodista de El Norte de Castilla, a instancias de José Ángel González Linares, ex salesiano emérito, y en el salón de plenos del ayuntamiento no cabía un alfiler o alfil más, con lo que el autor de la biografía del ilustre cantalejano, se hartó de firmar dedicatorias. ¡Bravo!
Su discurso fue largo, se pasó de rosca, pero el personal lo aguantó con inusual entusiasmo y atención.
La fiesta cultural la finalizamos en la Plaza Mayor con un brindis de cerveza al que me invitó mi viejo amigo de infancia Teódulo García Regidor, nacido en esa villa obispal, y al que se nos sumaron Felipe Gallego, el concejal Moisés, la comedianta Ana Galisteo y algún asistente más. A esas horas el biógrafo se había ausentado como por arte de magia, puso pies en polvorosa, sin decir oste ni moste. Lo comprendo, aunque no me parezca lo correcto.
En Aldeasoña nos esperan ahora para el próximo día 16 a un conjunto de maestros segovianos esparcidos por la geografía nacional, en especial Tres Cantos, Colmenar y San Sebastián de los Reyes, para tratar de nuestras cosas pedagógicas en continua evolución. Sufrida la inhabitabilidad nocturna de Laguna y poblaciones atláteres, aún no intento comprometerme. Ya veremos si me tienen asegurada la cama de la noche, aunque sea en una «mala posada».