POR PEPE MONTESERIN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
No soy muy feligrés del Cristo de las Cadenas, con pertenecer a esa parroquia desde cuánto hay ya, pero trasladaron a la basílica de San Juan el Real a Javier Suárez, con quien había suscrito un seguro a todo riesgo, y con el sustituto no hay fílin; estoy dejado de la mano de Dios. Sigo, no obstante, las recomendaciones del Papa, mucho más cercano, y reflexiono sobre su recomendación para que acojamos a refugiados sirios y afganos como paso previo al Jubileo de la Misericordia; el propio Bergoglio hospedará en el Vaticano a un par de familias (tampoco se estiró mucho Su Santidad). De todas formas, no veo a esos refugiados de pensión en nuestros hogares, integrados en nuestros desfiles y chiringuitos, en nuestras macrofiestas y botellones y nuestro ácido úrico, en la Semana del Pinchu, los chorizos a la sidra… ¿Entenderán nuestro folclore galopante y nuestro colesterol?
Fuente: http://www.lne.es/