POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
La preocupación del Ayuntamiento de Torrevieja, en 1860, estaba en el fomento marítimo y poner en el contexto de la puesta en funcionamiento del ferrocarril Madrid-Alicante, solicitando ampliar la habilitación de la Aduana para diversos productos:
“Al Director General de Aduanas.
El Ayuntamiento Constitucional de la villa de Torrevieja, Provincia de Alicante, a V.S. expone: Que acrecentada de un modo extraordinario esta población en los últimos 10 años, ha recibido igual fomento su marina mercante que cuenta hoy con cerca de 150 buques dedicados al comercio, haciendo una exportación de frutos del país a más de seis millones de reales anuales, como se justifica por el estado adjunto de esta Aduana; cuya circunstancia y la de concurrir a este Puerto anualmente 1.500 buques nacionales y extranjeros, que extraen con los de esta Matrícula, la sal que produce esta fábrica, en valor de más de 38 millones de reales como se demuestra en otro Estado, ha impulsado al Gobierno de S.M. elevarlo a la categoría de 2ª clase (por Sanidad) en virtud del Real Decreto de 6 de junio último.= Esta corporación está en el deber de proporcionar a los armadores de los buques cuantas economías sean posibles, para aumentar más si cabe la navegación; estando persuadidos que uno de los medios más ventajosos para conseguirlo, es el de habilitar la Aduana de esta villa para la introducción de maderas extranjeras, clavos, brea y carbón de piedra.= Tampoco puede mirar con indiferencia la rica vega de Orihuela y los pueblos circunvecinos porque casi la totalidad de sus frutos se exportan por este Puerto y necesitando para beneficiarlos el abono del guano se ven en la precisión de adquirirlo hoy a excesivos precios, por tenerlo que comprar en Alicante y Valencia, y de aquí la subida de otras producciones, con perjuicio al comercio de esta villa.= Convencido el Ayuntamiento que V.S. se digne habilitar esta Aduana para la importación de maderas extranjeras, clavos, brea, carbón de piedra y guano; seguro de que con esta medida recibirá mayor fomento el comercio y la navegación, por la mayor economía en todos los artículos que se emplean en ellas. Gracia que espera conseguir de la acreditada justificación de V.S.”
En ese mismo año de 1860, el ingeniero Agustín Elcoro inició un segundo proyecto de dique de abrigo para el puerto de Torrevieja. En abril, estaba casi terminado el proyecto, únicamente a faltaba de la designación del faro. El 30 de noviembre, a las 12 de la mañana, se adjudicó en pública subasta las obras relativas al establecimiento de una luz de puerto provisional en la rada de Torrevieja, bajo un presupuesto de 53.615 reales con 80 céntimos.
Al año siguiente, el 4 de junio de 1861 fue aprobado mediante Real Orden el proyecto de un dique de abrigo, redactado por Berecibar, con un presupuesto que ascendía a 5.573.207,31 reales (1.393.301,83 pesetas). En diciembre, fue aprobada la subasta para ejecución de las obras del puerto de Torrevieja, adjudicándose a Antonio Carbonell por la suma de 3.473.333 reales con 33 céntimos. En enero de 1862, se puso la primera piedra en las obras del puerto de Torrevieja, suceso que llenó de júbilo a todo el vecindario, por los bienes que esperaban que reportara su construcción, dando principio a los trabajos de construcción el 10 de febrero de 1862.
El 24 marzo de 1863, fueron convocados todos los dueños de terrenos a los que se les había sido expropiado con motivo de la construcción del puerto, entregándoseles en el acto el importe total de sus indemnizaciones.
En mayo del mismo año pidió el contratista la rescisión fundándose en la falta de piedra en las canteras designadas, aunque en realidad esta paralización fue la respuesta a la hostilidad que mostraron hacía ente proyecto otros puertos cercanos: Alicante y Cartagena. La rescisión que fue acordada por Real Orden de agosto de 1863, viniendo a Torrevieja el ingeniero aquel verano con objeto de recoger los datos necesarios para llevar a cabo una reforma en el proyecto y disponiendo que se le abonaran al contratista el importe de las obras hechas.
En 1864, se destinaron dos mil ciento cuarenta y ocho reales a la primera de una serie interminable de reformas de proyectos para el puerto de Torrevieja. El presupuesto incluía: veinticuatro jornales de marinero en tres días ocupados en la toma de datos para la sonda, doce reales; ciento veinte jornales de peones para la toma de datos de los caminos que debían establecerse para el transporte de los materiales y reconocimiento de canteras, novecientos sesenta reales; diez jornales de una caballería para el transporte de útiles e instrumentos, ciento sesenta reales; por el alquiler de dos lanchas tres días, doscientos cuarenta reales; y por gastos de escritorio y delineación, quinientos reales.
En 1865, el puerto de Torrevieja, aun estando sin construir, era el tercero de la provincia en importancia sobre el valor aproximado de las mercancías embarcadas, con ocho millones de reales, detrás de Alicante con ochenta millones y Denia con dieciséis millones.
En enero de 1868, el ayuntamiento solicitó que se declara su puerto exento de los impuestos de fondeo, carga y descarga, ya que no tenía obras artificiales que proporcionaran abrigo y buena carga a los buques, reclamándolo a todas luces justa, legal y equitativamente.
En cumplimiento de lo dispuesto por superioridad, se hizo un estudio de las canteras con la finalidad de reanudar la construcción del puerto redactando el ingeniero Antonio María Jáudenes, -autor en el año1855, del puerto de Alicante- con fecha 20 de febrero de 1868 presentó un presupuesto reformado por valor de 3.777,720,66 pesetas para las obras del dique, y otro de 594.299,21 pesetas para un ferrocarril a las canteras, formando la suma de ambos un total de 4.372.019,87 pesetas. El mismo Jáudenes, juzgando deficiente el proyecto aprobado, propuso que se modificase la traza y el perfil del dique, redactando al efecto un proyecto reformado con un presupuesto de 6.139.394,69 pesetas, que no incluyese el importe del ferrocarril de las canteras. El proyecto no llegó a ser aprobado.
En verano de 1868, al ayuntamiento y mayores contribuyentes de Torrevieja dirigieron una exposición al gobierno, por conducto del gobernador de la provincia, solicitando que se habilitara el puerto para la introducción de granos, harinas y semillas alimenticias del extranjero.
La construcción del muelle o puerto de Torrevieja llevaría al crecimiento de los embarques de sal, no sólo por el aumento de seguridad, sino porque las comodidades de un puerto bien construido y acabado distaría grandemente de la mala rada en se buscaban asilo los buques del norte de Europa que acudían a este pueblo en aquella época.
Mientras, los ejemplares del proyecto y los estudios para la construcción del puerto de Torrevieja dormían el sueño de los justos en la Dirección General de Obras Públicas y en la sección de Fomento de la provincia de Alicante. La obra importaba en un principio veinticuatro millones de reales; luego se fijó en dieciséis, por las reducciones que se hicieron, y más tarde se pensó en reducirlo a once o doce millones de reales, sin que se alterar la extensión de la obra proyectada.
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 12 de septiembre de 2015