POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Siria está situado en un fondo de saco, en el culo del Mediterráneo, dicho sea sin ánimo peyorativo (¿por qué el culo tendrá tan poco prestigio?), si la cabeza es la península Ibérica y la boca Gibraltar. Siria tiene 20 millones de habitantes en guerra civil, en su mayor parte musulmanes sunnitas, islamistas que se reconocen sucesores directos de Mahoma, aunque hay también alawitas y chiitas, que se arrogan la herencia del Profeta, además de minorías armenias, asirias, kurdas, turcas y refugiados palestinos. La Primavera Árabe, estimulada por la Revolución de los Jazmines, en Túnez, alcanzó a Siria y el gobierno de al-Asad inició una represión contra los activistas que luchan por su prosperidad y libertad. De esa guerra huyen miles de sirios y en Asturias acogeremos a trescientos, sí, trescientos, el número de Harshad, que significa gran alegría. Un deber, un honor y una esperanza.
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