POR JOSÉ LUIS DE TOMÁS, CRONISTA OFICIAL DE MANISES (VALENCIA)
Cyrus H.K. Curtis, escritor estadounidense (1850-1933) escribió: “Hay dos clases de hombres que nunca alcanzarán el éxito: aquellos que no pueden hacer lo que se les manda y aquellos que no pueden hacer sino lo que se les manda” Por tanto, ya sabemos dónde no se hallará nunca nuestro ilustre manisero.
Ciertamente, al venir al mundo, nadie conoce a ciencia cierta por qué atajos nos va a llevar la vida. Monseñor Vicente Cárcel Ortí nació en Manises el 4 de julio de 1940. Su madre fue Dª. Vicenta Ortí Calvo y su padre, D. Adelaido (Adelo) Cárcel Ramos, que llegó a Comisario del Cuerpo General de Policía, entonces Policía Secreta. Era hombre muy leído y de una memoria privilegiada. Su niñez transcurrió en la casa sita en la calle Rafael Valls de nuestra ciudad, de donde salió para ingresar en el Seminario Metropolitano de Moncada. Como todos los chavales de la postguerra, jugó en las calles de Manises: “Carrer de la Pols”, “Carrer de les Abueles”, “Carrer de la Sequia Tapá”, “Plaça del Rellat”… En esos años, un hombre venía ganando entre 20 y 25 duros a la semana. Aún recuerda los personajes que recorrían las mismas calles voceando su profesión a modo: “El Drapero” (¡pells de conill i conilla!), “Arrop i Tallaetes”, “El Granerer”, “El Pardalero”, “El Matalafer”, “El Pellero”…
Y aquel niño, un hombre ya, salió del Seminario para cantar Misa. Su primer destino fue Paterna, donde ejerció el sacerdocio durante cuatro años. En 1967 fue destinado a Roma para ampliar estudios. Podemos resumir en cuatro trancos, al estilo del Diablo Cojuelo, la trayectoria de este historiador de fuste. En poco tiempo consiguió el Doctorado en Filosofía y Letras, el Doctorado en Derecho Canónico y el Doctorado en Historia de la Iglesia, cursado en la Universidad Gregoriana de Roma. También se diplomó en Archivística y Biblioteconomía, por las respectivas Escuelas Vaticanas.
En 1967 ingresó en el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, como Bibliotecario y Protocolista. Más tarde fue nombrado Archivero y Notario. El Papa Juan Pablo II le nombró en 1982 Jefe de la Cancillería del Tribunal Supremo y Prelado de Honor.
En el año 2005 se jubiló de ese cargo al cumplir los 65 años y el Papa Benedicto XVI le concedió el título de Protonotario Apostólico Supernumerario
Desde 1967 este manisero insigne reside en Roma, en el Pontificio Colegio Español de San José. Por su parte, se considera un valenciano en Roma y un romano en Valencia. Por lo demás, debe recordarse que, desde 1995 es Vicario Episcopal para los sacerdotes valencianos residentes en Roma. Tiene tratamiento de Monseñor.
El Ayuntamiento de Manises, en 1978, siendo Alcalde D. Vicente Laporta Lorenzo, le nombró Hijo Predilecto. El 6 de octubre de 2011, el consistorio le otorgó su máximo galardón, el Premio 9 de Octubre. El 17 de junio del pasado año, la fiesta de Les Santes Justa y Rufina le concedió L´Amfora d´Or, “en reconocimiento a su extensa y dilatada trayectoria profesional en el ámbito de la historia civil y eclesiástica”.
Son innumerables los artículos que ha publicado en revistas científicas de diversos países. Es autor de más de 40 libros. De sus obras más recientes podríamos destacar algunos títulos: “Breve Historia de la Iglesia en España…” (2003), “La Iglesia y la Transición Española” (2003), “Historia de la Iglesia en la España Contemporánea” (2002), “Caídos, víctimas y mártires” (2008).
En enero del año en curso, presentó los tres tomos que corresponden a su obra “La II República y la Guerra Civil en el Archivo Secreto Vaticano.” El libro supone una labor de siete años, centrando la investigación en los documentos inéditos sobre la II República y la Guerra Civil. La presentación tuvo lugar en el Centro Español de Estudios Eclesiásticos de Roma, donde el autor impartió una conferencia. D. Vicente Cárcel afirma que los documentos que le sirvieron de base en la investigación “demuestran que la Santa Sede reconoció inmediatamente a la República como Gobierno legítimo de la nación; que los obispos se pusieron lealmente al servicio del nuevo régimen y pidieron a los católicos que acataran a las nuevas autoridades”. Respecto al siglo de los mártires y la persecución religiosa en España (1934-1939) afirma de manera tajante que “fue la mayor persecución conocida en la Historia de España y, quizá, en toda la Historia de la Iglesia Católica. Hubo unos 10.000 mártires por motivos religiosos”. Admite que el estado republicano no organizó la persecución religiosa pero fue incapaz de controlarla y de impedir las matanzas.
Como historiador no hay nadie que se atreva a poner en duda una sola de sus afirmaciones.
Cuentan las crónicas que Einstein coincidió en un acto social con Charles Chaplin. En un momento dado, Einstein le dijo:
-Le admiro porque su arte es universal; y no solo yo, todos le admiran.
-Lo suyo es más digno de respeto –respondió Chaplin-. Todo el mundo le admira y prácticamente nadie le comprende.
A nuestro manisero insigne le ocurre algo similar. Casi todos saben de él pero muy pocos conocen la profundidad de sus conocimientos y de su obra.