POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Bailaoras y toreros estilizados, de poses retorcidas en formas que captan y cristalizan los trazos del movimiento; esculturas y cerámicas que ofrecen vísceras de colores al sorprendido espectador. Es una de las señas de identidad de Manolo Peñalver (Cehegín, 1976), escultor, pintor y retratista que lucha por condensar instantes fugaces en retinas que desafían a quienes los observan. Expresiones tan elásticas y cambiantes como inmutable es su sonrisa. Abandonó Murcia en busca de un lugar para crear y lo encontró en Marbella, donde gestiona la galería Van Gestel, la más antigua de la ciudad malagueña. Allí instaló su taller y allí, con las manos en el barro, el metal o la pintura, recibe a clientes de todo el orbe.
-¿Cómo recaló usted en Marbella, con lo grande que es el mundo?
-Lo cierto es que deseaba ir a Mallorca; pero no tenía dinero para llevarme el coche. Así que me trasladé a Marbella.
-Muy práctico. ¿Y allí qué hizo?
-Pues ofrecía mis piezas en un mercadillo. Hasta que un galerista, Jup Van Gestel, conoció mi obra y me propuso realizar una exposición. Todas las obras se vendieron.
-Lo que provocó que no le dejara marcharse, supongo.
-(Risas). Así fue. Tiene una gran sensibilidad artística. La galería es la primera que fue fundada en la parte histórica de Marbella, en 1968. Está en la popular Plaza de los Naranjos. Al final, instalé en ella mi taller y también la dirijo.
-Supongo que pasará gente muy interesante cada día.
-Mucha. Arquitectos, artistas, famosos, antiguos galeristas… Me encanta porque son una fuente de inspiración para mi trabajo.
-¿No encontró en Murcia ese ambiente o buscaba otra cosa?
-El lujo que tiene Cehegín no lo tiene Marbella, siendo Marbella una maravilla de ciudad.
-Eso casa, pues la patrona de Cehegín es la Virgen de las Maravillas…
-(Ríe). Por eso se lo decía.
-¿Por qué le atraen tanto los temas relacionados con el flamenco y los toros? ¿Interés comercial?
-Hay una parte de eso. Pero, sobre todo, porque no concibo una obra estática. De pequeño, cuando contemplaba esculturas hieráticas me espantaba. Las obras deben tener expresión, elasticidad… Reconozco que uno de mis autores favoritos es Giacometti.
-O El Greco. ¿Cuál es su próximo reto a superar?
-Nunca me gusta fijarme objetivos. Quizá este invierno viaje a varias galerías europeas y más tarde a Nueva York. Tenemos algunos clientes que me animan.
-Supongo que en Marbella hay gentes de todo el mundo, a pesar del declive de los últimos años.
-En Marbella vive mucha gente que ha conocido el mundo. Eso, en algunos casos, les otorga una sensibilidad artística notable. Aparte de Estados Unidos, nuestros mejores clientes son ingleses, alemanes y rusos.
-¿Cuál es el último proyecto que lleva entre manos?
-Una serie de retratos que comencé tras la desgraciada pérdida de un sobrino. Se llamaba Fran. Cuando acabé la obra la titulé ‘Fran Forever’. Alguien la encontró en la galería y me propuso hacer otras similares con grandes personajes. Todos, empleando la coletilla ‘forever’. Ya hemos entregado uno al cantante Pitingo y otro a Amaia Montero. Ha sido un auténtico gustazo para mí.
-¿Todo eso solo en un año?
-Un año, pero aprovechado. (Vuelve a sonreír, inquieto, observando cuanto le rodea como si quisiera atrapar una idea). Me encanta crear. La tele que me llevé de Cehegín sigue todavía en su caja.
-Parece que está en una búsqueda permanente de inspiración.
-Quizá. Cuando uno nace con cierta sensibilidad para algún arte, lo tiene siempre presente. El mundo y la vida nos asalta con sus avatares y ante eso nada podemos hacer. Salvo crear. O intentarlo.
Fuente: http://www.laverdad.es/