SAN BARTOLOMÉ A LOS OTROS MONTES Y ORILLAS
Oct 08 2015

POR JOSÉ-ANTONIO LINAGE CONDE, CRONISTA OFICIAL DE SEPÚLVEDA (SEGOVIA)

bartolome

Mapa adelante, empezamos nuestro recorrido por los lugares que llevan el nombre del Apóstol pasando los Pirineos, donde nos aguarda una copiosa tarea. Siete que se llaman Saint-Barthélemy sencillamente nos llevan del sur al norte, y naturalmente de siglo a siglo.

A 15 quilómetros de Bayona hay uno, junto al Adour. Fue de la baronía de Gosse desde la Edad Media. Se llamaba entonces Lous Pes Hagnons, “Los Pies en el Barro”, por su paisaje pantanoso y de estanques, que se domina desde la iglesia del titular. Y su priorato benedictino se llamaba del Paludar, por una etimología equivalente del monte de su ubicación, del palus latino.

En Aquitania, otro está en el término de Bussière-Badil, con el origen en un priorato benedictino también el año 769 Uno más, en el término de Seyches, da una buena cosecha de ciruelas.

Unas seis leguas al sur de Lyon, en el distrito de Vienne, junto al Ródano, nos encontramos uno en el término de Beaurepaire. Un pueblo que se hizo famoso el año 1883, por haber sido de los primeros lugares que iluminaron sus calles con luz eléctrica, gracias a un mecánico local, Louis-Michel Villaz, que supo combinar una máquina de vapor y una dimano.

Desde allí subimos a la Francia central. En el Franco Condado, y el alto valle del Ognon, hay otro lugar con el nombre del Apóstol en la comuna de Melisey. Desde el megalito que se llama La Piedra del Sarraceno hasta una iglesia muy tardía pero con una esmerada labor en madera en la capilla de la Virgen, y una fundición de cobre, pasando por un castillo en ruinas que todavía dio mucha guerra en el siglo XVII, hasta ser arrasado por el mariscal Turena. En la Isla de Francia, pasando por Coulommiers y su queso, encontramos otro Saint-Barthélemy en el término de La Ferté-Gaucher. Gaucher era el señor. La etimología de La Ferté está clara. Firmitas es en latín solidez, firmeza.

En la Baja Normandía, otro Saint-Barthélemy está en el término de Mortain. Allí se atacó y contraatacó en agosto de 1944, cuando al fin había llegado el segundo frente. Y nació el abate Breuil, a quien tanto debe la arqueología de nuestro país.

Y al fin a Bretaña, en cuya lengua hay que decir Bartelame. El golfo de Morbihan significa en ella mar pequeño. Al interior, en el distrito de Pontivy, así llamado por el monje Ivy, quien primero se asentó en el lugar en el siglo VII, está el cantón de Baud. Y allí Saint-Barthélemy, que presume de una ermita dedicada a San Adrián y está rodeada de fuentes.

Pasando a los topónimos que al nombre del Apóstol añaden algo más, tenemos una media docena que van del Suroeste al Noreste. En el departamento de Saboya, y en el mismo distrito de Tournon-sur-Rhône, están vecinos Saint-Barthélemy-le-Meil y Saint-Barthélemy-le Plain. El primero es pródigo en atractivas casas rurales, desde las que se puede uno deleitar con la vista de los Alpes, y concretamente se ve el Mont Blanc.

Por Saint-Barthélemy-le-Plain pasan los ríos Doux y Duzon, ambos encañonados. Para pasar el Duzon había un viejo puente, y ahora además, un viaducto de piedra con ocho arcos, construido en 1870. Por mor de una pintiparada presa estuvieron allí las llamadas Textiles de Duzon, donde se tejía la seda merced a los beneméritos gusanos de seda de la comarca. Luego llegaron las fibras sintéticas, y al fin una nostalgia más de la industria que pasó. Ahora se recrean entre sus muros unos artistas con sus talleres. Tampoco queda nada de su plomo argentífero. Pero sigue pasando el trenecito fluvial de Duzon, que une Tournon con Lamastre. La primera mención del lugar, con la denominación de Villa Planis, está en el cartulario de la abadía de Saint-Chaffre, el año 974. Otra evocación monástica es el nacimiento de un Reverendo Padre, Guiges I (1083-1136). Pero, ¿no hay muchos reverendos padres? Sí. Pero entre los cartujos, y ese fue el caso de Guiges, sólo tiene uno el título, el Prior de la Gran Cartuja. Todos los demás no pasan de padres.

Antes de dejar esta latitud, al sur de Grenoble, tenemos Saint-Barthélemy-de Sechilienne, en el valle del Romanche, cerca del castillo de Vizille, uno de los más notables del Delfinado. En Saint-Barthélemy-de-Vals hicieron un lago artificial con su playa en 1992. Cerca está Saint-Vallier, por donde pasan los trenes regionales de París a Marsellla. Lo del lago artificial me recuerda la tremenda nostalgia del mar que tenía el benedictino corso Jean-Bapiste Gaï. Me decía que el lago inmediato a su monasterio saboyano de Hautecombe, lejos de consolarle le irritaba más dolorosamente.

Y Saint-Barthélemy-Lestra- o de Strata-, en Forez. Debe su nombre al paso de la calzada rmana de Aquitania. Una de sus aldeas se llama La Poste, recuerdo de su índole de nudo de caminos, en los siglos XVIII y XIX. Su primera mención se encuentra el año 1225, como uno de los lugares sujetos a la imposición fiscal del arzobispo de Lyon, nada menos que Primado de las Galias. En el siglo XIX hicieron su nueva iglesia, decorada por el pintor local Jean Pierre Lays, simbolista y sediento de la naturaleza. Pero las revueltas sociales llamadas de los Canuts, que desorganizaron la industria textil lyonesa en 1831 y 1834, fueron un golpe del que el lugar no se ha repuesto

Ya en el Sureste, en el oeste del departamento del Dordogne, encontramos en un alto Saint-Barthélemy-de-Bellegarde- en occitano Sent Bartomiu de Belagarde-, antes de Double, así llamado por los generosos bosques de su nombre. Allí tienen su reserva especies de nuestra vieja Europa en riesgo de extinción, como el cangrejo de patas blancas, la nutria, el visón, el gobio común y la lamprea de Planer. Su origen es inglés, de una bastida o fortaleza levantada el año 1316. Que el canal de la Mancha no siempre fue una frontera politica. En el siglo XIX reconstruyeron su iglesia románica, y el campanario de nuevo, tras una tempestad, en 1999.

En la región del Loire, casi ya un barrio de Angers, está Saint-Barthélemy-d’Anjou, por donde pasa la vía férrea de Orléans. En 1709 el frío fue destructor para hombres, animales y cosas. En 1760 sólo tenía cuatro casas, las del cura, un propietario ausente, una dama dedicada a la caridad, y la taberna- nueve eran éstas en 1914-. 1772, 1791 y 1950 son las fechas de aparición de la escuela, una comadrona y un médico. Pero desde 1793 se ha más que decuplicado la población, casi toda agrícola. En vísperas de la Revolución se construyó el castillo de Pignerolle, por el señor de este título y apellido, escudero real y director de la Academia de Equitación de Angers. Allí estuvo en 1940, hasta irse a Londres, el gobierno polaco exiliado- por eso hay un hermanamiento con Gabin, en Polonia- y luego por cuatro años la marina de guerra alemana. Paradójicamente, ahora alberga el Museo de la Revolución. En el lugar vivió el escritor René Bazin, nacido en Angers.

Pasando al ámbito itálico, además de llevar el nombre del Apóstol un barrio industrial de Brescia, en Lombardía está San Bartolomeo Val Cavargna, de la provincia de Como. De 1909 a 1911 levantaron una iglesia grandiosa. La fecha tan tardía nos recuerda la basílica que contra viento y marea se construyó en Yecla, aunque en el siglo anterior, y con la que Azorín comienza en su prosa deliciosa La Voluntad.

Viajando al mediodía, en la Campania encontramos San Bartolomeo in Galdo-a veces añaden di Montreal-, 90 quilómetros al noreste de Nápoles, en la provincia de Benevento. Después de la segunda guerra mundial emigró la mitad de su población. La pequeña ciudad es pródiga en rincones que se nos antoja llevan consigo alguna incitación novelesca y cinematográfica.

Y llegamos a la costa. 90 quilómetros al suroeste de Génova, en Liguria, tenemos San Bartolomeo al Mare o in Cervo. Cerca de la frontera, junto al ferrocarril de Génova a Ventimiglia, perteneció al imperio francés un brevísimo tiempo. El bastión de Santa María recuerda los tiempos en que se alió con los lugares vecinos para armar una flotilla protectora de su comercio contra los piratas berberiscos. Es famosa su feria de la Candelaria. Y el de 25 de agosto tienen la singular ocurrencia de celebrar la que llaman navidad del verano, presidida por el Niño Jesús y sin privarse de la nieve artificial.

Pasando del Mediterráneo al Atlántico, Sâo Bartolomeu do Mar está al Norte de Portugal, en el partido de Esposende. El día del patrón se da vueltas a su iglesia con un colgante negro, pasando luego debajo del santo, y en la playa se tiene cuidado de recibir las olas un número impar de veces, ello para librar a los niños de las enfermedades a las que se atribuye un origen demoníaco, como la epilepsia. Allí nació Antonio Rodrigues Sampaio, periodista y político, masón, y el tribuno de la izquierda liberal decimonónica.

No lejos de Lisboa, en su Extremadura, está en un monte Sâo Bartolomeu dos Gallegos, término de Lourinhá. En el Alemtejo, Sâo Bartolomeu da Serra, en el término de Santiago de Cacém. El Apóstol también da nombre a la sierra misma que hay allí, entre Souzal y Estremoz, teniendo 452 metros su máxima altura. Y en el Algarve central, Sâo Bartolomeu de Messines, en el partido de Silves. Y el Apóstol da nombre a un barrio de Coimnbra.

En fin, atravesando un buen trozo de océano, hasta las Azores, en la isla Terceira, término de Angra do Heroismo, Sâo Bartolomeu de Regatos da la bienvenida al visitante con su anchurosa iglesia blanca.

Pasando a la otra orilla, recuerdo una impresión que tuve al viajar por primera vez fuera de Europa. Todo me parecía extrañamente lejos. Hasta darme cuenta de que nuestro llamado continente es pequeño, por lo cual se nos antoja al salir de él cual si fuese una casualidad que apenas hay distancias cortas. Aquí sólo voy a mencionar los topónimos del Apóstol que allá dejamos. Sus conexiones literarias serían tan vastas como las tierras mismas de su geografía, desde las Novelas ejemplares de Cíbola de Ramón J. Sender, en la frontera con el mundo ánglico, al Desierto de piedra de Hugo Wast en torno a la Córdoba argentina, y siempre en la compañía continental del Rubén Darío.

En Méjico, San Bartolomé se llama uno de los mejores puertos de la Baja California, entre la bahía de Magdalena y el de San Diego; es pródigo en tortugas. Y en Panamá un río en la provincia de Chiriqui que desemboca en el Pacífico.

Cuba tiene un “barrio” con ese nombre en el término de Santo Domingo, de la provincia de Santa Clara. Volviendo a Méjico encontraremos a bastante altura una pequeña ciudad en el estado de Chiapas, departamento de La Libertad. Por los departamentos y municipios, cuando pertenecen a otro, además del Estado, identificaremos sus poblados en lo sucesivo. Así uno en Puebla (Matamoros, Teopautlán), y una hacienda en Tlaxcala (Ocampo, Calculapán). En Guatemala hay dos pueblos, en los departamentos de Quiché y Tetonicapán. Un caserío en Colombia (departamento de Antioquía y distrito de Remedios) es puerto fluvial a la izquierda del río Magdalena. Argentina tiene una pedanía en la provincia de Córdoba, departamento de Río Cuarto.

Perú es más generoso. Nos ofrece un municipio en el departamento de Lima (provincia de Huarochiri, distrito de Matucanas), tres aldeas, en Louya (Amazonas, Luya), Parihuanca (Junín, Huancayo) y Santa (Ancahs), y una hacienda en Caja (Huancavelica, Angaraes).El San Bartolomé limeño tiene ya un ingrediente de urbanización. Dicen que su clima es más “agradecido” que el de la capital, con menos exceso de humedad. El de Parihuanca está en un micoclima propicio al bosque tupido. Por eso era un reducto de Sendero Luminoso.

De los topónimos que agregan algo al Apóstol están, en Méjico, San Bartolomé Morelos (Estado de Méjico, Ixlahuaca; hace mucho frío y se habla la lengua otomí), y San Bartolomé Solista a mil metros de altura (Mazcalapa) en Chiapas, además de dos haciendas, en Acatzingo (Puebla, Tepeaca), y en Unión de San Antonio (Jalisco. Cantón de Lagos). En Guatemala, a poco más de una legua de Antigua, está bastante elevado San Bartolomé Milpas Altas, en el departamento de Sacatepéquez. En Colombia, San Bartolomé Aburra es una villa de la provincia de Antioquía, con fuentes de agua salada de las que extraen los indígenas la sal que necesitan.

Y ha llegado el turno a los que abrevian el nombre en San Bartolo. Por cierto que Bártolo (acentuado así usualmente) era uno de los grandes jurisconsultos de la Edad Media, y yo tengo mis dudas de si fue justo que un catedrático de Santiago suspendiera a un alumno sólo por haber hecho el vocablo esdrújulo.

El caso es que Méjico nos ofrece una copiosa cosecha de San Bartolos. Un pueblo minero se llama así en el partido de San Juan de Guadalupe, del Estado de Durango. Los demás están en Apasco (Estado de Guanajuato); en el de Hidalgo, en Pachuca, Chapantongo (Huichapán), Tutotepec (Tenango), y Huasca (Atotonico); en el de Méjico, en Ixtlahuaca, Temascalapa (Otumba), Amanalco (Valle de Bravo), y Acolman; en el de Michoacán, en Patzcuaro, Tajimaroa (Zinapécuaro), y Zinacuaro; y en el de Tlaxcala, uno en Tetla (Morelos).

“Haciendas” con esa denominación las hay en Aguas Calientes, llamado el municipio como el Estado; en el de Durango, en Canatlán; Ciudad González en Guanajuato, Donato Guerrero (Valle de Bravo) en Méjico, Indaparapco (Zinapécuaro) en Michoacán, otro en el distrito de Tlacolula (Oaxaca), Hermosillo en Sonora, y Cuapiaxtla (Juárez) en Tlaxcala. Ranchos así llamados hay en San Antonio (Baja California, distrito Sur), y Pastora (San Luis de Potosí, partido Catorce). Rancherías en Acatlán (Tulancingo, Hidalgo), Villa Guerrero (Yenancingo, Méjico), y Tepango (Tehuacán, Puebla). Una entidad local clasificada “congregación” está en Tamalín (Uzucuama) en el Estado de Veracruz. En Argentina hay una aldea San Bartolo en la pedanía de Villa Concepción (San Justo, Córdoba); y otra en Chile, a la izquierda del río Atacama, con minas de cobre, en el departamento de Antofagasta.

Subiendo a la República Mejicana, San Bartolo Huevapán (Tepeaca) está en el Estado de Puebla. En el de Méjico tenemos San Bartolo Ameyalco en el propio Distrito Fderal (San Ángel, prefectura de Coyoacán), San Bartolo Xicomulco (Atocpán, Xochiumilco), San Bartolo Axocuapán (Huisquilucán, Tlalnepautla), San Bartolo Concomaya (Quecholac, Tecamachalco); y en el Estado de Veracruz, San Bartolo Axocuapán (Huatusco).

Mientras que el río San Bartolo se localiza en Yantepec, del Estado de Oaxaca. En Argentina es uno de los arroyos que forman el río Cuarto (Calamuchita, Córdoba); y un cerro en eld istrito de Uspallata (Las Heras, Mendoza).

Méjico nos ofrece los dos topónimos que prefieren cariñosamente el diminutivo. San Bartolito es un pueblo del municipio de Calimaya (Tenango, Estado de Méjico), y un rancho en Calpulapán (Ocampo, Tlaxcala).

Todavía nos hemos dejado una isla, Saint-Barthélemy, en las Antillas Francesas, al sur de Saint-Martin, dependiente de Guadalupe. Es suavemente montañosa, seca y pelada, y tiene 10 quilómetros de largo, y 25 de superficie. Sin manantiales, se imponen los aljibes. Los franceses la colonizaron desde 1649, pero la Compañía de las Indias Occidentales la vendió a Suecia en 1784, y Francia la volvió a comprar en 1878.En la capital, Gustavia Frei, al suroeste, se habla francés; y en L’Orient, en la punta Este, inglés. Produce, además de algodón, las que podríamos llamar “tentaciones”, azúcar, cacao y tabaco.

Y hemos de irnos lejos, a la Hispanoasia. San Bartolomé de Calayán está en la isla de este último nombre, una de las diez que forman el archipiélago de los Batanes. Están en el Estrecho de Luzón, por cierto con fama de turbulento, pero al norte de esa isla, entre ella y Taiwán; por ello empezaron allí su ataque a Filipinas los japoneses en la Segunda Guerra Mundial. Su incorporación a España fue muy tardía, en 1786, por el brigadier José Basco y Vargas. Tienen largas temporadas de vientos, y otras de frío y calor extremos. San Bartolomé tenía mala prensa en la época española por sus calenturas, tercianas y cuartanas. Sus habitantes ivatanes son étnicamente taiwaneses, y sus lenguas son comunes a las de éstos. Por su aislamiento son un paraíso de cantos y de letras genuinos.

Antes de dejar Asia hemos de ir a la antigua India Portuguesa. (¡Qué lejos parecen los tiempos por mí conocidos en que era noticia la protesta de Portugal a la India independiente por censurar cartas dirigidas a los dignatarios de la Iglesia Católica en Goa, y la respuesta hindú con su profundo sentimiento por esa mezcla colonial de religión y política!). En la isla de Chorâo, cerca de la propia Goa, San Bartolomé es un pueblo que exhibe su airosa iglesia a lo lusitano naturalmente. Le fundaron los jesuitas el año 1569.

Y ya llega el punto más remoto de nuestro periplo. San Bartolomé es la isla más oriental, al Este de la de Espiritu Santo, de esa la parte más meridional del arco volcánico melanesio que es el archipiélago de Vanuatu. El estrecho de Bougainville la separa de Malicolo. Tiene 105 quilómetros cuadrados.

Esas islas fueron descubiertas en 1606 por Pedro Fernández de Quirós, que iba en busca de Australia. Ciento sesenta años más tarde inició Bougainville la colonización francesa, y poco después Cook la inglesa. Así se llegó al condominio francobritánico de las Nuevas Hébridas. Después de la independencia y el cambio de nombre, sigue habiendo separación entre las dos lenguas. En un acuerdo firmado entre las dos potencias el año 1906, se estipulo que el presidente del tribunal y el fiscal fueran nombrados por el rey de España, como homenaje a aquel pionero.

La búsqueda del Apóstol patrón nos ha hecho pues dar la vuelta al mundo. Y como veis, puede empezarse por el Saliente o por el Poniente. Otro capítulo es el de los nombres de lugar que mencionan al Apóstol, aunque no al principio; por ejemplo en la provincia de Sgovia, Riaguas de San Bartolomé.

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