SEGÚN EXPLICA A EL PRESIDENTE DE LA COMISIÓN GUIPUZCOANA DE LA REAL SOCIEDAD BASCONGADA DE AMIGOS DEL PAÍS Y CRONISTA OFICIAL DE AZKOITIA, JUAN BAUTISTA MENDIZABAL, “LA FORMA DE ALMENDRA ES UNA FÓRMULA QUE SE IDEÓ EN LA EDAD MEDIA PARA LA CREACIÓN DE LOS PUEBLOS”
Conscientes de la importancia cada vez mayor que tiene el turismo en las economías locales, los ayuntamientos, agencias comarcales y demás instituciones públicas hace años que intentan dar con la tecla apropiada que sirva para incrementar el número de visitantes a sus dominios.
Fruto de esas reflexiones el Ayuntamiento de Gasteiz hace tiempo que encontró en la forma almendrada que presenta su impresionante casco histórico medieval un reclamo de primer orden; hasta tal punto que esa almendra gasteiztarra que engloba infinidad de plazas, edificios y monumentos históricos de indudable valor se ha convertido en una de sus principales señas de identidad y en uno de los mejores recursos para la atracción de visitantes.
Hace apenas unos pocos años fue el Ayuntamiento de Azpeitia el que se percató de las posibilidades que daba su casco antiguo para atraer al centro urbano a unos turistas que, hasta hace no mucho, se acercaban hasta la villa pero se limitaban a contemplar el majestuoso santuario de Loiola. Con el fin de acercar a esos visitantes hasta el núcleo del pueblo (donde se concentra buena parte de la actividad comercial y hostelera) los agentes que trabajan para dinamizar turísticamente la villa y la comarca idearon unas nuevas visitas guiadas, que este último verano han ofrecido al turista la posibilidad de conocer las calles, templos y demás monumentos históricos existentes en lo que han bautizado como la Almendra txikia azpeitiarra.
Pero aunque de momento han sido la capital alavesa y la villa de Urola Erdia las localidades vascas que para atraer a los visitantes más han fijado su mirada en la forma de almendra de sus cascos históricos medievales; lo cierto es que la morfología de ese fruto seco es una característica común que se repite en buena parte de los cascos antiguos de otros muchos municipios vascos como, por citar algunos ejemplos, Azkoitia, Zestoa o Elgoibar.
Y es que la forma almendrada de esos cascos históricos medievales no es casual.
Según explica a NOTICIAS DE GIPUZKOA el presidente de la comisión guipuzcoana de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y cronista oficial de Azkoitia, Juan Bautista Mendizabal, “la forma de almendra es una fórmula que se ideó en la Edad Media para la creación de los pueblos”.
De hecho, prosigue Mendizabal, “hay almendras de muchos tipos: unas son más perfectas, otras más alargadas, otras más redondeadas, más triangulares… la forma que adquirían los cascos históricos medievales dependía de cómo estaban comunicados esos cascos con las villas o núcleos poblados colindantes”. Así, los cascos históricos más pequeños apenas tenían unas pocas puertas de entrada; mientras que el número de accesos se iba incrementando a medida que los pueblos adquirían un mayor tamaño.
Mendizabal anima a los amantes de la historia medieval para que lean el libro sobre los cascos históricos medievales de Gipuzkoa escrito en su día por Beatriz Areizaga; al mismo tiempo que recuerda que en la Edad Media los terrenos de lo que hoy conocemos como cascos históricos se repartían entre todas aquellas personas que querían ir a vivir a esas villas. Según sus palabras, “los espacios para vivienda de esas almendras se repartían entre los vecinos con unas medidas exactas”.
Múltiples funciones
Además de las lógicas funciones de protección y comunicación que cumplían las villas medievales, Juan Bautista Mendizabal destaca el importante papel que tenían en aquella época los cruceros (hoy en día santutxus, humilladeros o ermitas) que solía haber en el exterior de las hoy reivindicadas almendras; generalmente “a poca distancia de las puertas de acceso a los pueblos”.
Y es que esas cruces eran los lugares a los que los concejos mandaban a las personas para que hicieran guardia y desempeñaran labores de vigilancia: Por citar un ejemplo, explica Mendizabal, “si en el pueblo de al lado se había extendido alguna enfermedad como una epidemia de peste, los guardianes que se encontraban en los cruceros se encargaban de impedir que las personas procedentes del pueblo afectado cruzaran la puerta de acceso a la villa que custodiaban, para evitar que la enfermedad se propagase y afectara a los vecinos que residían allí”.
Además, los cruceros ubicados en el exterior de los actuales cascos antiguos cumplían otra serie de funciones “como la de custodiar los cuerpos de aquellas personas residentes fuera de la villa que habían fallecido hasta que llegara la comitiva que se encargaría de llevar ese cuerpo y de acompañar a los familiares hasta la iglesia en la que posteriormente se oficiaría el funeral”.
Visto lo visto, la capital alavesa y la villa azpeitiarra han sido las primeras localidades vascas que han recurrido a la forma de almendra de sus cascos medievales para promocionar los monumentos, edificios históricos y demás recursos turísticos de interés existentes en su interior.
Sin embargo, la forma almendrada es una característica presente en los cascos medievales de otros muchos municipios de la geografía vasca, que bien podrían tomar nota de las experiencias realizadas hasta la fecha para promocionar su patrimonio y atraer a los visitantes.