EL CRONISTA OFICIAL DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, JUAN JOSÉ LAFORET, IMPARTE UNA PONENCIA EN LA QUE ANALIZA EL DESARROLLO DE LA CIUDAD
El plano de la ciudad que Juan León y Castillo dibuja en 1864 muestra una calle de Bravo Murillo desconocida. El recorrido conecta el castillo de Mata con el de Santa Ana y muestra una urbe distinta a la de hoy en día. JUAN JOSÉ LAFORET analizó ayer el crecimiento de la ciudad a través de la cartografía.
Las ciudades cambian de la misma forma que lo hace un ser vivo: nacen, crecen, languidecen y a veces desaparecen. Las Palmas de Gran Canaria despertó hace cinco siglos y aún sigue desarrollándose. Caminar por sus calles y conocer sus recovecos más íntimos es una actividad apasionante pero, ¿por qué es cómo es?, ¿por qué no ha evolucionado de otra forma? El CRONISTA OFICIAL DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA y de la Isla, JUAN JOSÉ LAFORET, impartió ayer una charla en la Sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés en la que analizó diversos mapas de la ciudad para describir cómo ha sido su crecimiento.
Los documentos empleados por el experto fueron los más reconocidos de cada época. No faltó ninguno de los clásicos. Desde el plano dibujado en 1588 por el ingeniero italiano, Leonardo Torriani, hasta el trazado por el arquitecto municipal, Fernando Navarro, en 1911 con una ciudad de Las Palmas de Gran Canaria del siglo XX y en pocos aspectos distinta a la que se puede ver hoy en día.
La cartografía empleada por Laforet permitió descubrir aspectos de la ciudad casi olvidados, como la antigua denominación de Paseo de los Castillos a la ruta que conectaba directamente el castillo de Mata, cuyos restos aún son visibles, y el ya desaparecido castillo de Santa Ana junto al Charco de los Abades.
El camino, que aparece dibujado en plano trazado por Juan de León y Castillo en 1864, corresponde a la calle Bravo Murillo, una de las vías que conecta la parte baja de la ciudad con la zona alta. En ese plano, además, desaparecen los límites históricos de la ciudad, que empieza a desparramarse por el nuevo barrio de Arenales.
LAFORET reflexiona sobre la idea de ciudad y asegura que «no es una criatura que viene terminada al mundo», sino que «crece y crece según el pensamiento y la sociedad de cada época».
La noción del experto está próxima a la enunciada por el romanticismo alemán y desarrollado por Hegel de espíritu del pueblo (volkgeist). El máximo representante de las corrientes idealistas sostuvo que cada pueblo tiene un sentimiento de sí y de sus posesiones, de sus instituciones, de sus costumbres y de su pasado; algo que termina por identificar, en este caso, las características propias de una ciudad y diferenciarla de otras.
Para LAFORET este ideal se plasma en la esencia de Las Palmas de Gran Canaria como una urbe con un carácter único. Así, para el Doctor en Historia del Periodismo y en Ciencias de la Información, «Las Palmas de Gran Canaria es una ciudad atlántica influenciada por los caminos de la mar más de lo que se puede pensar, pese a que se le ha dado un poco la espalda».
Su desarrollo desde que Juan de Rejón fundó el campamento del Real de las Tres Palmas en 1478 ha sido imparable. El plano de Torriani muestra cómo era el Real de Las Palmas, y la Vegueta que conoció Cristóbal Colón.
LAFORET aseguró durante su ponencia que «la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria prácticamente no cambió hasta el siglo XIX», algo que fue demostrando mientras recorría la cartografía posterior a la trazada por el ingeniero italiano.
El Real de Las Palmas se encontraba delimitado por entonces, siglo XV, por la muralla Norte, entre el Castillo de Santa Ana y el de Mata, y la Sur, desde la trasera del colegio de los Jesuitas hasta el barrio de San José.
El plano del ingeniero Próspero Casola, fechado en 1599, muestra el estado de Las Palmas de Gran canaria tras el ataque del almirante holandés, Pieter Van der Does.
Los mapas que siguieron a este, el de Pedro Agustín del Castillo (1686), el de Antonio Riviere (1742) o el de Antonio Bethencourt Sortino (1857), muestran pocos cambios en la ciudad. En el de Bethencourt se puede ver el Hospital de San Martín, en funcionamiento hasta los años 70 y el crecimiento de Vegueta hacia San Juan y San José, lugares «en los que antes solo había vegas de cultivo», añadió LAFORET.
Es, sin embargo, en el mapa de León y Castillo (1864) donde se aprecia el crecimiento de la ciudad. Las murallas desaparecen de la cartografía y «se ve trazado del gran tercer barrio de la ciudad, el de Arenales, con el recinto de la plaza de la Feria definido».
El cronista destacó que este desarrollo de Las Palmas de Gran Canaria se debe a «la llegada de extranjeros, comienza a construirse, aún con timidez, el barrio de los ingleses, Ciudad Jardín, y al traslado de canarios de las islas menores».
En el plano del arquitecto municipal Luis López Echegarreta (1883) «ya se ve un barrio de Arenales muy ampliado que se conecta con Ciudad Jardín y el Puerto de La Luz y de Las Palmas en franco desarrollo».
En 1911, Navarro dibujará casi un calco de la ciudad que se puede visitar hoy en día. «Una urbe para el siglo XX con el Puerto, Guanarteme, las Alcaravaneras y Ciudad Jardín bien desarrolladas», afirmó Laforet tras todo un viaje por los planos de la ciudad.
Conmemoración de la invasión de Van der Does
Más jornadas festivas
El CRONISTA DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA y de la Isla, JUAN JOSÉ LAFOREt, aseguró ayer que las Fiestas Fundacionales deberían continuar hasta los últimos días de junio y no concluir tras la noche de San Juan. «Las celebraciones deberían conmemorar el ataque de Van der Does y la gesta del Batán».
Hechos de armas más importantes de Canarias
Antonio Rumeu
LAFORET recordó que el historiador Antonio Rumeu de Armas calificó en 1999 el ataque del almirante Pieter Van der Does y la gesta del Batán «como los hechos de armas más importantes de Canarias», por lo que no entiende por qué las Fiestas Fundacionales no se alargan hasta conmemorar ambos eventos.
El desarrollo de la ciudad
Una urbe en constante cambio
El CRONISTA DE LA CIUDAD entiende que en la memoria histórica se debería destacar no sólo la llegada de Juan Rejón, «sino también cómo ha sido la formación de la ciudad y el transcurso de su historia porque la urbe ha ido cambiando en cada uno de los episodios que ha sufrido: pasando por Van der Does, la creación del Puerto o los barrios de Schamann y Escaleritas».
Fuente: http://www.laprovincia.es/ – Borja Valcarce