POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Los problemas de los ciudadanos no pasan inadvertidos para el resto de los uleanos. Sin embargo, había que estar alerta para no caer en el letargo y abandonar las buenas costumbres. Por tal motivo el virtuoso, y muy querido, párroco, Patricio Ros Hernández procuraba despertarnos de la modorra organizando actos que reverdecieran las virtudes de sus parroquianos. Ulea siempre se ha caracterizado por el carisma de sus grandes valores humanos.
El periódico ‘La Verdad de Murcia’ del día 11 de octubre de 1959 escribe lo siguiente:
“Desde el sábado, día 3 del actual mes, Ulea está viviendo unas jornadas del más pleno fervor religioso. Cada día es mayor el número de asistentes y ante la imposibilidad de albergar, en nuestro sagrado recinto, a tanta gente, hubo necesidad de habilitar la plaza de la iglesia: que se vio repleta de fieles todas las noches”.
Y continuaba diciendo “El comercio, bares y empresa de cine; como rasgo a tener en cuenta, cierran sus puertas a las horas de La Santa Misión y, además, la empresa Valiente anunció que cerraría su local de espectáculos durante todo el tiempo que durara dicha misión”.
“Ulea vive hoy por Cristo gracias a la dulce palabra del reverendo padre Martínez, de la Compañía de Jesús y el esfuerzo, sin desmayo, de nuestro párroco, Patricio Ros Hernández. Esta noche, con la impresionante procesión de las antorchas, terminará esta Santa Misión que, sin duda alguna, marcará una nueva época en el futuro del pueblo.