POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
«Extremadura -así escribí en mi introducción al libro «Cocina Extremeña», de Juan Antonio Pérez Pozo (Everest S.A. León 2001)- es tierra de contrastes y de monotonías. Contrastes en sus alturas y riscos, en sus colores de azules y oros; monotonía en sus valles de verdor, en sus terrenos de secano con sueños de agua y en el suave ondular de las mieses que prometen grano y riqueza».
Hace escasos meses, un amigo lector de Monterrubio de la Serena, me comentaba su ya antigua amistad con un profesor asturiano, lastrín y colungués por más señas, que en repetidas ocasiones había visitado esa localidad extremeña.
Estoy hablando del catedrático e inspector de enseñanza, Miguel Ángel Forascepi Roza, excelente amigo y autor de varios libros sobre la Villa y Puerto de Lastres.
Miguel Ángel es hijo de DANIEL FORASCEPI, ya fallecido, personaje de vida muy curiosa nacido un 25 de diciembre de 1918.
El padre de Daniel, Antonio Forascepi, conocido como Antón, casó con Rosario, y ambos fundaron en Lastres una importante empresa de conservas de pescado conocida, precisamente como «La Rosario».
Daniel Forascepi alternó una vida empresarial con una faceta muy singular: su amor a la poesía.
Así lo testimonia su hijo Miguel Ángel: «Amó intensamente la vida y cuanto de hermoso hay en ella. La música y la poesía constituyeron su gran pasión».
Bajo el título POEMAS DE UNA VIDA, los hijos de Daniel, coordinados por Miguel Ángel, recopilaron lo más selecto de los poemas escritos por su padre. El libro fue publicado por Nadetur, S.L. Avilés, 2004.
Yo tuve el honor, y el placer, de colaborar en su presentación en Lastres (Colunga) junto con el Alcalde colungués y el propio Miguel Forascepi.
Pues bien, en ese libro, POEMAS DE UNA VIDA, Daniel Forascepi escribió en 1977 este soneto que tituló CANTO A EXTREMADURA.
Lo reproducimos íntegramente:
«Antes de conocerte, Extremadura,
creí que eras inhóspita y menguada;
mas mi vista quedó maravillada
frente a la esplendidez de tu hermosura.
De esta tierra morena, austera y dura,
salieron hombres de valiente espada
que llevaron a América ignorada
el fiel mensaje de nuestra cultura.
Tus mujeres son de gran belleza,
tus paisajes te adornan a pofía
y pregonan al viento tu realeza.
Tiene encanto esta tierra de hidalguía
de la que siempre marcho con tristeza,
pues ya la considero un poco mía.»
Lastres, en sus horizontes de mar, y Monterrubio, en su realidad de tierra «extrema», hermanados aquí por un fervoroso sentimiento de poesía.