POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Al margen de la política lingüística, que es otro cantar, mi mujer prefiere las películas en su idioma original, con subtítulos si fuera menester, yo soy partidario del doblaje; ella no quiere renunciar al inglés de Bogart, al francés de Alain Delon, al italiano de la Loren, al alemán de Marlene Dietrich, al japonés de Toshiro Mifune…, yo me conformo con el español de José Guardiola, Paco Valladares, Elsa Fábregas, Pilar Gentil y Oscar Barberán, que los doblaron. En tratándose de arias o himnos, concedo más importancia a la música que a la letra, en el caso del cine me interesa más el texto hablado, que el timbre de un personaje; quiero mis ojos para la escena, gestos y acción, y los oídos para la dicción y la banda sonora. También prefiero la Biblia del padre Serafín a la Vulgata, al griego o al hebreo de Malaquías; otra cosa fuera su versión genuina, la voz de Dios.
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