OVIEDO, LA CIUDAD DE LOS PALACIOS
Nov 28 2015

LA CRONISTA OFICIAL DE OVIEDO, CARMEN RUIZ-TILVE, NO DUDA EN AFIRMAR QUE LE GUSTAN TODOS LOS PALACIOS, «HASTA LOS QUE NO ESTÁN», PERO DESTACA SOBRE TODO EL DE LA RÚA

Palacio de la Rua.
Palacio de La Rua.

Ciudad palaciega, aristocrática, cultural y a la vez moderna y cosmopolita. Así es Oviedo. Una urbe que cuenta con un impresionante y extenso patrimonio histórico, entre el que se encuentran sus palacios.

Entre ellos está el palacio de La Rúa, que mira a la Catedral y que es el preferido de los expertos consultados por este periódico. Y es que Oviedo cuenta con un valioso y numeroso patrimonio arquitectónico palaciego en el casco antiguo de la ciudad, que forma parte ya de los circuitos turísticos urbanos por méritos propios. Los palacios de Malleza-Toreno, en la plaza de Porlier, sede del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA); del Marqués de Valdecarzana, junto a la Catedral, que acoge las dependencias del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, y de Velarde, con fachada principal a la calle Santa Ana y sede del Museo de Bellas Artes de Asturias, son los siguientes destacados.

Ramón Rodríguez, director del Real Instituto de Estudios Asturianos y también de la biblioteca de la Universidad de Oviedo, se decanta con rotundidad por el palacio de La Rúa, «por lo que tiene de fortaleza medieval». También sitúa entre sus preferidos el de Valdecarzana, «porque todavía conserva una parte del antiguo edificio de origen medieval y por su fachada barroca, que da a la plaza de la Catedral. Y todo esto sin detrimento del de Malleza-Toreno». Y así lo explica: «Este último tiene una particularidad notable que está en la portada del palacio, ya que sigue la moda que marca en Asturias la portada de la Universidad, de finales del siglo XVI». Precisa Rodríguez que este palacio es en realidad el de los Malleza, pero que pasó a ser del conde de Toreno por matrimonio.

El director del Museo de Bellas Artes de Asturias, Alfonso Palacio, se decanta en primer lugar por este edificio, el palacio de Velarde, «por ser la joya de la arquitectura de la Ilustración, un edificio importantísimo que tiene una de las mejores fachadas en cuanto a composición formal de toda la arquitectura del siglo XVIII».

El responsable del Bellas Artes también tiene debilidad por el palacio de Malleza-Toreno, «por la habilidad que tuvo el arquitecto para salvar el desnivel de la calle, lo que denota pericia técnica y arquitectónica, y lo remata con la fachada y la entrada central».

El de Valdecarzana es otro de los palacios por los que se decanta, concretamente «por el escudo que tiene en la calle central, con un Hércules y un león de una forma poco clásica que recuerdan a otras iconografías del Renacimiento español».

La cronista oficial de Oviedo, Carmen Ruiz-Tilve, no duda en afirmar que le gustan todos los palacios, «hasta los que no están», pero destaca sobre todo el de La Rúa, «porque además de ser el más antiguo y estar frente a la Catedral tiene un encanto muy especial». El palacio del Marqués de San Feliz merece también la atención de Ruiz-Tilve porque constituye una excepción en la ciudad, «ya que sigue en manos privadas», indica.

Del diseño más antiguo a los arquitectos estrella

Alfonso Toribio, que preside el Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias y también la asociación cultural Tribuna Ciudadana, es otro de los expertos que ofrecen su visión sobre el Oviedo palaciego. Se decanta por tres: el de Valdecarzana, el de Camposagrado y el del conde de Toreno. De los dos primeros lamenta que en su interior «no queda nada de lo original, aunque por lo menos sí se conserva la planta». En cuanto al de Velarde destaca que «está funcionando y la ciudadanía lo puede visitar», como sede que es del Museo de Bellas Artes de Asturias.

Pero Toribio también mira a la zona rural, concretamente a Latores, donde se encuentra el palacio de Santa Cruz de Marcenado. «Me gusta porque es clásico y rural, y además con capilla incluida».

Sostiene que muy poca gente puede pensar en él por el lugar en el que se encuentra, «pero reúne todas las ventajas de la cercanía a la ciudad y el emplazamiento rural». Más aun, valora que es de acceso público y afirma con rotundidad que «desde el punto de vista ciudadano es el que mejor funciona».
Al arquitecto Magín Berenguer, que dice disfrutar en sus paseos cotidianos de la arquitectura palaciega, el edificio que más le gusta contemplar y que más valora es el de La Rúa o del Marqués de Santa Cruz de Marcenado. No duda en afirmar que es su preferido: «No sólo por ser el edificio civil más antiguo de Oviedo, sino por la sencillez de la fachada, con la disposición y disparidad de los huecos que están dispuestos sobre la superficie plana de grandes sillares, que además entronca con la más reciente modernidad».

También quiso destacar Berenguer el palacio Malleza-Toreno, «por la sobriedad de su composición para la época y la asimetría compensada por el énfasis decorativo en la calle de entrada que equilibra el conjunto».

Además, para el arquitecto tiene un importante componente sentimental. «Forma parte de mí memoria de Oviedo por haber sido sede del IDEA, actual RIDEA, que tan ligado está para mí al recuerdo de mi padre».

El palacio de Velarde, «quizás el más rotundo de los palacios barrocos», también merece mención para Berenguer. «Tiene la singularidad de ser el palacio de Oviedo fruto de los primeros arquitectos estrella, como Manuel Reguera», asegura.

Fuente: http://www.lne.es/ – Ángel Fidalgo

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