TORREVIEJA… UN PUERTO DE NUNCA ACABAR (15)
Nov 28 2015

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Comitiva a su llegada a la estación de ferrocarril de Torrevieja. / Foto: colección de Fco. Sala Aniorte
Comitiva a su llegada a la estación de ferrocarril de Torrevieja. / Foto: colección de Fco. Sala Aniorte
Muelle de la familia de Antonio Mínguez. / Foto: A. Darblade – Colección de Fco Sala Aniorte
Muelle de la familia de Antonio Mínguez. / Foto: A. Darblade – Colección de Fco Sala Aniorte

En esa reunión, que tuvo lugar tan pronto se recibieron las contestaciones de los pueblos vecinos se formó una comisión para ir a Madrid y hacer las gestiones necesarias, llevando a cabo una suscripción para recaudar los fondos necesarios con los que sufragar los gastos.

El objetivo era llegar a poder conseguir parte de los diez millones de pesetas que el gobierno había pedido para hacer obras públicas, pudiendo solucionar el gran conflicto que se avecinaba.

Se hizo este ruego en particular a Ballesteros, de Orihuela, y a Luis Martínez, de Almoradí, como personas influyentes en los distritos de Orihuela y Dolores, a la vez que eran amigos de Trinitario Ruiz.

El pueblo de Torrevieja estaba unido para ese fin sin rencillas políticas. Por un lado Trinitario Ruiz en la huerta de la Vega Baja únicamente mostró desinterés por la obra portuaria; al contrario, por otro, Pablo Iglesias hizo cuanto pudo, tratándose de una causa justa de la clase obrera.

En el correo del mediodía del 2 de septiembre, se recibió en Torrevieja una carta enviada por una persona que ocupaba un cargo importante en el Ministerio de Fomento, explicando que acababa de comer con el ingeniero Antonio Sanchis y con el jefe de puertos del citado departamento ministerial, informando que el puerto haría comenzando por una sección del mismo, y que dos personas serían nombrados para estudiar sobre el terreno lo más conveniente.

Inmediatamente la noticia se extendió por todo el pueblo, causando un extraordinario regocijo, disparándose multitud de cohetes y tracas, oyéndose por todas partes frases de esperanza.

Al día siguiente, 3 de septiembre de 1914, a las doce y quince minutos de la mañana, el alcalde de Torrevieja recibió el siguiente telegrama del Ministerio de Fomento: “Complazcome manifestarle que ha acordado el jefe del Servicio General de Puertos, salga hoy esa ciudad a fin de que sobre el terreno examine posibles soluciones que permita más rápida ejecución obras. Pablo Iglesias telegrafió socialistas observan lo que hagan señores vienen, mostrándose prudentes”.

El día 4, al mediodía el diputado del distrito de Dolores acompañado del jefe del Negociado de Puertos, señor Diz; del ingeniero jefe de la provincia, señor Perier, y del ingeniero autor del proyecto del puerto de Torrevieja, Antonio Sanchis, llegó a la estación Torrevieja.

En la estación, cuyos andenes estaban rebosantes de público, fueron recibidos con una nutrida salva de aplausos y muchos vivas a los ilustres huéspedes, que hicieron a pie el recorrido hasta el centro del pueblo rodeados de una gran multitud con banderas y estandartes cuyo lema era “Puerto, Puerto y Puerto”.

La comitiva se dirigió al Ayuntamiento, en cuyo salón rebosante de torrevejenses, el señor Diz dio las gracias al pueblo por la cariñosa acogida que le había dispensado.

Manifestó que venía encargado por el ministro de Fomento, Francisco Javier Ugarte Pagés, y el director de Obras Públicas de buscar sobre el terreno una solución satisfactoria a lo que el pueblo de Torrevieja quería.

Inmediatamente se dirigieron a ver el puerto, rogando al pueblo les dejasen ir solos, prometiéndoles que las impresiones que secasen tendrían sumo gusto en comunicárselas. Rápidamente se trasladaron al muelle Mínguez desde donde estuvieron haciendo diversas observaciones, explicando el ingeniero Antonio Sanchis todos los detalles y datos precisos, para que tuvieran conocimiento completo de las especiales condiciones de la rada.

Desde el muelle Mínguez, se trasladaron a la punta donde estaba emplazado el faro –cerca del lugar donde hoy se halla el ‘Monumento al Hombre del Mar’- desde cuya meseta Antonio Sanchis acabó de informar al jefe de puertos.

Desde el faro se trasladaron a casa de Teresa García López, madre de Rafael Sala García, acompañados de varios invitados de la población, donde, una vez que comieron, emprendieron viaje en tartana a la playa del Salaret, popularmente -denominada playa de Los Locos por encontrarse allí la casa de reposo construida por el doctor Mariano Ruiz-, a la cantera de piedras que había próxima a la cueva de la Tía Roqueta, cuya piedra, de buena calidad, se pensó que pudiera servir para la construcción del primer tercio del brazo del puerto.

Muy importante era el disponer de piedra suficiente y de calidad para empezar la escollera, sin tener que destinar ningún dinero en construir un pequeño ferrocarril para traerla desde La Mata.

La tartana que los desplazó fue por un malísimo camino que justificaba la necesidad imperiosa de construir una carretera.

La comitiva se desplazó hasta La Mata, lugar en donde se encontraba una magnífica cantera de piedra tosca o arenisca que tenía la doble propiedad de cortarse con facilidad y de endurecerse en contacto con el agua.

Después volvieron todos por la carretera proveniente de Guardamar, dirigiéndose a las salinas, cuyas dependencias y maquinarias fueron visitadas minuciosamente.

Después de esta visita, de la que salieron muy complacidos por la grandiosidad de la explotación y la amabilidad del administrador Luis Molina y del señor Boch, regresaron al pueblo, esperando en el Casino hasta la hora de la cena.

Después de cenar recibieron a una comisión de obreros, a la que el señor Diz se dirigió diciéndoles: “No se necesita ser un técnico para comprender que Torrevieja tiene razón en lo que pide, basta asomarse a la playa. Mi informe al ministro no puede ser menos que favorable, pero él es el que ha de decidir. En fin señores, creo que tenemos puerto”.

Al marcharse los ingenieros de Torrevieja, con el jefe de puertos de Fomento, quedaba aun una cuestión importantísima por debatir: fijar la cantidad que se había de destinar a la construcción del primer trozo del puerto.

En la terraza del Casino celebraron una importante conferencia Manuel Ruiz Valarino con los ingenieros, quedando fijada la determinación en lo posible.

La cantidad a conseguir para la realización dependía, entre otros factores, de las subastas de las obras del puerto que, por tercera vez de iban a celebrar, y que las dos veces anteriores se habían declarado desiertas, y que si esta ocasión tampoco había postor, no se insistiría más en ellas, y se podría destinar a las obras del puerto de Torrevieja una cantidad mayor.

Otro factor muy importante era el tener que convencer al jefe de puertos de que se destinase al de Torrevieja todo el resto de lo que para este tipo de obras tenían designado el Estado, dedicándose a esta el ingeniero Antonio Sanchis, ayudado por el jefe de puertos, el señor Perier, siempre que estuviera apoyado por los políticos de esta región.

(Continuará)

Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 28 de noviembre de 2015

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