POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
Me ha pedido el segoviano Rafael Sanz un pequeño prólogo o pórtico a su última novelita, titulada “La cana al aire”, y esto es lo que he escrito tras leerla con emoción y devoción por la amistad que nos une:
“Leemos con gusto, simpatía y facilidad la última creación literaria de Rafael Sanz Sanz (Arcones, Segovia, 1936), autor prolífico en verso y prosa que cuenta con un amplio público seguidor.
Se trata de una novela corta de corte popular, como aquellas de principios del siglo XX que inundaban calles y casas, pregonadas a viva voz. Zamacois, Trigo, Belda o Solís fueron algunos de sus más exitosos cultivadores españoles, luego imitados multiplicadamente por toda la América Latina, incluso hasta hoy, en forma de “folletines” trasvasados a la televisión. Pero no sólo eso. Trataban temas sociales en su más amplia y compleja significación. Aquellos cuentos semanales, relatos breves o “nivolas”, siguen captando la atención de un mayoritario lector-devorador complaciente y benevolente, que tiene prisa en enterarse de lo que pasa a su alrededor y vivir experiencias semejantes.
Todo ello se entronca en Cervantes, cómo no, maestro inventor de la ficción que parece realidad, desde el “Quijote” a sus traviesas “novelas ejemplares”, que lo son desde el título a la moraleja.
Con un lenguaje sencillo, coloquial, y una intriga continua que no se nos cae de la mente en ningún momento, seguimos ansiosos hasta el final de la trama urdida por el autor. Sabiduría teatral carpintera se llama eso.
“La cana al aire”, de Rafael Sanz, consta de un cuarteto de personajes (Ana, Marita, Adolfo, Jorge) que, en solo 64 páginas, dos mujeres contemporáneas “dispuestas a todo” se intercambian confidencias desnudándonos su alma. Ni el cómo ni el porqué los voy a desvelar yo ahora, le competen al letraherido.
Si todo libro es un viaje interior y exterior, éste lo representa del cabo al rabo y debe leerse con la rapidez de un puente aéreo o un tránsito en AVE. Pasajeros interesados, adelante. El destino os espera. Pasad página”.