POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
El 8 de diciembre la Iglesia Católica celebra la festividad de la inmaculada Concepción de María; onomástica de Inmaculadas, Inmas, Macus, Concepciones, Conchas, Conchis, Conchitas, Puras, Puritas… Patrona del Arma de Infantería y antaño, pero muy antaño, fecha elegida para festejar «El Día de la Madre» (creo recordar que esa designación fue promovida por la Sección Femenina de FET y de las JONS, a la sazón comandada por doña Pilar Primo de Rivera).- Bueno, eso es lo de menos.
Lo «de más» es que la Inmaculada Concepción de María, o Virgen Inmaculada, es PATRONA, junto con San Cristóbal (que da titularidad a la parroquia con el pomposo nombre de «el Real»), de la VILLA DE COLUNGA. Hace muchos años la «novena de la Purísima», al frío de la helada casi invernal , era cita obligada para todo el vecindario colungués y la fiesta del día 8 exigía misa solemne cantada y devota procesión por las calles de la villa.
La novena sigue haciéndose; la misa solemne se ha perdido y la procesión ya ni la recuerdan los viejos del lugar.
Un servidor, colungués y alumno de jesuitas en el colegio gijonés de La Inmaculada, le sigue «teniendo su aquel» a la devoción mariana bajo la advocación de la Purísima Concepción.- Y, apurando el detalle, «a la mi Virgina», preciosa talla en escayola policromada, salida de las manos de un artista catalán de la segunda mitad del siglo XIX (Véase en la foto la dulzura del rostro de esa imagen).
Por eso mi novena de estos días se limita a «felicitarla» con ese precioso «piropo» que es el «Magníficat» («Magnificat anima mea Dominum et exultavit spiritus meus in Deo salutari meo…»).
Es lo mínimo que puedo ofrecer a una Virgen tan guapa.
Vayamos ahora «de la misa a la mesa».
Lo celebraremos con unas riquísimas rosquillas:
Batan muy bien 6 yemas de huevo con 6 cucharadas soperas de azúcar. Cuando la mezcla tenga un aspecto de crema, sumen una cucharada sopera de mantequilla muy blanda (casi derretida) y unos 225-230 g. de harina de trigo.
Vayan amasando todo con la manos, suavemente, hasta conseguir una pasta homogénea y ligera, fácilmente moldeable.
Con porciones de esta masa se forman las rosquillas, que hornean a temperatura de 170-180º C hasta que empiecen a tomar un atractivo color dorado. Han de resultar bien cocidas, pero no duras en exceso.
FELICIDADES A TODAS LAS GENTES COLUNGUESAS Y, POR SUPUESTO, A INMACULADAS, CONCHITAS, PURAS, ETC., ETC.