POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
Un libro blanco, blanco blanquísimo, como de leche y nata, sobre el enorme tema de la enseñanza, se anuncia por Marina, polígrafo entusiasta.
Que llegue y se discuta, que lo aguardo con ansia, y a ver si de una vez se impone la pactancia entre las partes divididas fácticas y enfrentadas.
A sabérselo todo nunca se alcanza en un país diverso de tierras y hablas, pero conviene por lo mismo que se aproximen las distancias históricas, sociales, cultas y geográficas entre generaciones y regiones autónomas ahijadas, ahora que no se leen libros suficientemente ni en casa ni en la calle ni en las aulas.
Que se impongan, por fin, las Tablas de la Ley de la Enseñanza privada, pública… y concertada. Que nadie se descuelgue, que nadie se distraiga de lo que importa a todos aun yendo ya a la zaga de las naciones europeas adelantadas.
Exigencia, Excelencia, Pedagogía, Gracia, y que Sócrates vuelva con su ateniense labia a preguntarse y preguntarnos ¿qué hacemos sin el alma?