¿DÓNDE ESTÁN LOS PAJES?
Dic 23 2015

POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CROISTA OFICIAL DE MURCIA

PAJE1

Al palacio episcopal, así, en su extensión, lo ha mirado un tuerto. Porque primero cayeron en desgracia las tribunas proscritas de la Semana Santa. Y ahora le ha tocado el turno a los graciosos pajes que, vestidos a la usanza napolitana, recibían a los visitantes del belén que llaman municipal, pero que se instala en el obispado y montan miembros de la peña La Pava.

Estos pajes, reproducciones más o menos fieles de los que tallara el escultor Salzillo, llamaban la atención por sus grandes dimensiones. Reclamo turístico asegurado. Y quizá por eso, pues comprobado está que quien en Murcia destaca lo mandan a tomar por saco, han desaparecido esta Pascua de su lugar.

Desconozco si los pajes dependían del gobierno de La Glorieta, del obispado, de la comunidad autónoma o de la Asociación de Belenistas. Pero tengo claro que, si hubieran ido en alguna lista de las pasadas elecciones, en según qué candidaturas, seguirían en su mismo lugar.

¿Qué ha sido de los pajes? ¿Acaso algún sindicato ha pedido su retirada al considerarlos un símbolo de explotación laboral, ahí andando los pobrecicos mientras los Reyes Magos viajaban repantigados en sus camellos? ¿Se ha ofendido Su Eminencia el obispo porque las figuras calzaban zapatitos cursis, puntillas en las bocamangas y lucían penachaco de plumas sobre la cabeza? ¿Ha decidido el concejal del ramo instalarlos allá en Gea y Truyols, que en Gea y Truyols también tienen derecho a lucirlos? ¿Se los ha llevado Valcárcel a Bruselas? ¿Se han ido a parar adonde se llevaron aquellos monumentales maceteros que, mal que bien, adornaron Belluga un tiempo y dejaron agujereado su pavimento? Misterio. Aquí nadie dice ni mu, ni siquiera la vaca del Portal.

Paje-Negro

Pero algunas cosas sí parecen evidentes.

La primera es que la causa de su retirada no viene provocada por una protesta de la nutrida comunidad negra que reside en Murcia. Y cierto es que, hasta el año pasado, jamás se colocó en Belluga al paje negro. Jamás, hasta que el escritor Santiago Delgado lo denunció y muchos murcianos lo apoyaron. Total, ¿para qué te tomaste tantas molestias amigo Santiago? ¿para que te los quitaran todos este año? La segunda es que los pajes estarán en algún almacén sombrío, que es su lugar natural como cualquiera comprende, almacén donde también deberíamos acomodar a algunos políticos que, al darse por aludidos, se enfadarán mientras me leen. Me alegro. La tercera conclusión es que si nadie los ha vendido al chatarrero (cosa harto probable) deberían instalarlos de inmediato, aunque fuera en homenaje al más genial escultor murciano de todos los tiempos.

Propongo estas cosas, como dicen en la huerta, “a bien a bien”. Pues, por ejemplo, también podría recordar que se han eliminado los pajes, precisamente, cuando se cumple un siglo desde que la ciudad compró el belén de Salzillo al marqués de Corvera por unas 27.000 pesetas. O podría destacar que se cumple una década exacta desde que el Cabildo de la Catedral prohibió la salida de danzantes en la procesión del Corpus, danzantes que vestían con réplicas de los trajes de los pajes desaparecidos. O que en Murcia tenemos una cosa que se llama Museo Salzillo, que se debería promocionar.

Y, por acabar pronto, el error ha estado en no incluir a los pajes en alguna candidatura electoral. Porque no me explicó cómo es posible que haya algunos diputados que llevan en el Congreso desde que se colocó la primera piedra del edificio y, “sin en cambio”, los pajes de Salzillo hayan durado en la plaza de Belluga menos que una golosina a la puerta de un colegio. De verdad, sin acritud, no lo entiendo.

Fuente: http://blogs.laverdad.es/

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