CRÓNICA DE CRONISTAS
Ene 09 2016

POR LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN, CRONISTA OFICIAL DE CARTAGENA (MURCIA)

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Isidoro Martínez Rizo (1886-1896).

Los ocho retratos de esta página muestran personas con un denominador común: todos ellos han sido cronistas oficiales de Cartagena en algún momento del pasado.

Al hilo del nombramiento de los cuatro nuevos cronistas, Fotohistoria de Cartagena quiere rendir un pequeño homenaje a los anteriores, personas todas ellas dotadas de un gran prestigio y contrastado conocimiento histórico de esta ciudad y que se ha encargado por lo general de recopilar y redactar hechos históricos o de actualidad, con cargo oficial.

El cronista por definición representa una simbiosis de historiador y periodista, a veces descriptivo y en otras crítico y reivindicativo, un testificador de historias locales al servicio no solo del pueblo sino de quienes cultivan la historia general y trazan sus grandes panorámicas.

¿Desde cuándo existe la figura del cronista en Cartagena? Para dar respuesta a esta pregunta deberíamos establecer una serie de variables transversales que nos llevaría mucho tiempo y espacio, por ello nos limitaremos a señalar solamente unas pocas.

Etimológicamente la palabra ‘cronista’, viene de khronos (tiempo) y de ista (ocupación), profesión, se refiere a alguien que escribe datos, descripciones y sucesos que pasan en el tiempo. Ya antes de emplearse esta definición tenemos en Cartagena historiadores que de alguna manera ejercieron de cronistas.

Uno de los más importantes historiadores de la antigüedad es Polibio, el primero que escribe una historia universal, pero que tuvo tiempo de estar en Carthago-Nova y describirla como nadie lo había hecho antes; otros grandes eruditos hijos de esta ciudad también ejercieron de alguna forma esta crónica: Liciniano de Cartagena, San Isidoro o el poeta Hazim al-Qartayanni.

Pero quizás sea el licenciado Francisco Cáscales, con su obra ‘Discurso de la ciudad de Cartagena (1598)’, quien se convierta como tal en el primer cronista que tuvo esta ciudad.

Surgirán durante los siglos XVII y XVIII autores con impronta de cronistas como los clérigos Gerónimo Hurtado, Melchor de Huélamo, Lorenzo Romero, Ginés Campillo de Bayle y Juan Dávila.

Ya en el siglo XIX, la figura del cronista queda consolidada y recogida en el ordenamiento municipal, sus nombramientos oficiales aparecen reflejados en las actas capitulares, designados por sus méritos académicos y por su conocimiento sobre «las cosas de Cartagena». Precursores de ellos aparecen nombres como los de Fernández-Villamarzo y Vicent y Portillo. Finalmente es en 1879 cuando se nombra ya bajo la denominación de Cronista Oficial de Cartagena a Manuel González Huarques, periodista del ‘Eco de Cartagena’, que así recogía la noticia: «En la sesión del sábado, el Excelentísimo Ayuntamiento acordó nombrar cronista de Cartagena a nuestro querido amigo y apreciado colaborador D. Manuel González, asignándole en concepto de subvención para gastos de auxiliares y material de escritorio, la cantidad de mil pesetas. Damos la enhorabuena al señor González y tributamos la expresión de nuestro agradecimiento a la Corporación Municipal, por el acto de justicia que ha realizado, y por la deferencia que ha tenido con la prensa local, cuyo deseo unánime era la concesión del cargo con que ha sido investido nuestro amigo».

Tras su fallecimiento le sucedió en el cargo su hijo Manuel Martínez Gómez, que a su vez era Archivero Municipal. Ambos cometidos serán compaginados a lo largo de los años por otros cronistas-archiveros. Ni padre ni hijo lograrían acabar la obra a la que estaban dedicando todas sus investigaciones como cronistas; la historia del Obispado de Cartagena.

Es en 1886 cuando accede al nombramiento uno de los mejores cronistas de Cartagena: Isidoro Martínez Rizo. Aunque de obra corta, solo dos libros, aportó una gran cantidad de datos desconocidos, muy meticuloso y con un gran estilo literario.

Casal, una referencia

Su obra ‘Fechas y fechos de Cartagena’ está considerada como uno de los libros de efemérides más importantes que se han escrito sobre la historia de esta ciudad.

El siguiente cronista será el redactor jefe del ‘Eco de Cartagena’, el periodista Ángel Barba y García, que ejerció el cargo durante diez años compaginándolo a su vez con el de profesor de la Sociedad Económica de Amigos del País.

Llegamos al siglo XX y aparecen los grandes cronistas de Cartagena. El primero de ellos es el conocido poeta murciano Vicente Medina, aunque su exilio en Argentina le obligó a renunciar al cargo, nombrándose a Federico Casal, que fue cronista y archivero desde 1912 hasta el momento de su muerte en 1955.

Casal es el auténtico impulsor y valedor de esta labor cronística, sus obras son un referente en los estudios sobre la historia local, con abundancia de datos, acontecimientos y personas que marcaron la vida cartagenera durante los siglos XVII, XVIII y XIX.

Eduardo Cañabate Navarro, Ginés García Martínez, Isidoro Valverde Álvarez (en dos ocasiones), Alberto Colao y José Monerri Murcia, siguen esta estela. A cada uno de ellos le tendríamos que dedicar la sección entera y eso haremos en su momento. Hoy los recordamos en su conjunto, como unos magnos cronista que lo fueron de una gran historia que se llama Cartagena.

Fuente: http://www.laverdad.es/

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