POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Los estorninos de Oviedo combaten plagas de insectos pero también son plaga, comen brotes de plantas y fruta, y cuando se reúnen en tendidos eléctricos su ruido y excrementos nos espantan. Por otro lado, de su capacidad para la imitación de la voz humana da cuenta el Mabinogion de la mitología galesa, cuando Branwen adiestra a un estornino para enviarle un mensaje a su hermano, el rey Bendigeidfran; también en la parte I del “Enrique IV”, de Shakespeare, acto I, escena III, el soldado Hotspur pretende regalarle al rey un estornino entrenado a decir y repetir un odioso nombre: “Mortimer”. En el socavón del HUCA deberíamos plantar cables y postes de alta tensión como refugio de estorninos, con un equipo de vecinos consagrados a enseñarles una palabra para que cada atardecer vuelen al Ayuntamiento con este mensaje unísono, horrísono y paradójico: “¡Buenavista!, ¡Buenavista!, ¡Buenavista!”.
Fuente: http://www.lne.es/