POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
«Las ideas nos separan, las necesidades nos unen». Este era el lema que animó al padre José María Arizmendiarrieta a fundar, allá por los años 50 del pasado siglo, una pequeña cooperativa en Guipúzcoa que, sin dejar de cosechar éxitos desde entonces, conforma hoy la Corporación Mondragón, un grupo empresarial integrado por cooperativas autónomas e independientes, con delegaciones en 41 países y ventas en más de 150. Es la mayor cooperativa del mundo. Su presidente, Javier Sotil, participó ayer en Murcia en el foro organizado por ‘La Verdad’ y Banco Sabadell bajo el título ‘Cooperativismo como eje vertebrador de la economía social en España y Europa’. La cita reunió en el hotel Nelva a destacadas personalidades de la vida económica y social murciana, entre las que se encontraba el presidente de la Comunidad Autónoma, Pedro Antonio Sánchez.
Sotil explicó que Mondragón cuenta en la actualidad con 260 empresas, 103 cooperativas, 125 filiales, una universidad, 32 entidades y 15 centros tecnológicos. El primero de ellos fue fundado en la década de los años setenta, cuando ni siquiera se valoraba en España para qué podía servir una institución de este tipo. En el país cuentan con 62.805 empleados, a los que se suman otros 11.000 repartidos por todo el mundo en sus 125 plantas productivas. Sotil comenzó su intervención advirtiendo de que los últimos años, «aunque complejos, han sido de aprendizaje para el futuro». Y aunque algunos «prepararon el funeral de las cooperativas», aunque se pusieron a prueba sus principios, la gestión de la crisis «nos ha permitido identificar oportunidades de futuro, se han reafirmado nuestros valores y puesto a prueba los mecanismos de empleo. Hemos salido reforzados».
Los datos lo prueban. Mondragón ha recolocado a un total de 1.730 empleados y ha impulsado los llamados calendarios móviles, que suponen adaptar el trabajo a las demandas de producción. Más del 70% de sus ventas son internacionales y la corporación está considerada como un ejemplo de gestión, de respeto hacia las personas y de investigación pionera. «El negocio requiere investigación y tecnología -advertía ayer Sotil-, y esto supone educación. Es un círculo virtuoso que evidencia cómo es imposible crecer si no se dispone de personas preparadas». Quizá por ello, la corporación destinó el año pasado 14,7 millones de euros a diversas actividades sociales y universitarias.
Respecto al futuro de la economía, Sotil adelantó que «es imprevisible y, por tanto, debemos estar preparados para cualquier condición del mercado», al margen de las previsiones por muy buenas que sean. Esto implica conocer los mercados que funcionan, los modelos idóneos de financiación y de colaboración mundial, las nuevas tecnologías y la capacidad de influir en todos los ámbitos. Sin olvidar, como agregó el presidente, «la escasez de talento que será determinante en los próximos años».
Aunque no existe una fórmula maestra para alcanzar el éxito empresarial, Sotil apuntó la experiencia vivida en Mondragón durante las últimas seis décadas como una receta interesante para alcanzarla. Así, urge primar en las empresas «lo colectivo sobre lo individual, mantener un compromiso con el proyecto, y observar en el mismo autoexigencia, flexibilidad, solidaridad interna y transparencia». A lo que se une «la confianza y la ilusión», aunque no en menor grado.
Por ello incidía Sotil en aclarar que «la diferencia entre empresas exitosas y las que no lo son reside en las palabras. Si uno no se cree sus eslóganes está perdido». Por ello, en su opinión, urge innovar en los modelos de negocio, la gestión y la tecnología, sin olvidar lo que denominó «la distribución del valor: los que más dinero ganan deben ayudar a transformarse a los otros». Eso, sin perder de vista otro lema que Sotil consideró ineludible para alcanzar el éxito: «El socio más importante es la propia cooperativa y la persona debe ser su centro».
Sotil, quien estuvo acompañado por Juan Antonio Pedreño, presidente de la Unión de Cooperativas de Murcia (Ucomur), concluyó su intervención señalando que, por la propia experiencia de Mondragón, «hemos pasado de una cooperativa de la necesidad a un cooperativismo del bienestar. Pero debemos alcanzar un cooperativismo transformador».
Fuente: http://www.laverdad.es/