El cronista oficial de Cáceres, Santos Benítez Floriano, ha definido este martes a Juana I de Castilla como «una de las reinas más tristes de la historia de España».
Así lo ha afirmado durante la conferencia ‘Juana I de Castilla, historia de una perdedora’. Se trata de la segunda jornada del ciclo de conferencias sobre ‘El mito imperial español’ organizada por la Asociación de Amigos del CIR dentro de los actos de celebración del V Centenario del fallecimiento de Fernando el Católico en Madrigalejo que organiza el ayuntamiento de esta localidad.
Entre los más de un centenar de asistentes a la conferencia han estado el alcalde de Madrigalejo, Sergio Rey; la subdelegada del Gobierno en Cáceres, Jerónima Sayagués; y la presidenta de la Audiencia Provincial de Cáceres, María Félix Tena.
Durante su intervención, que ha tenido lugar en la Subdelegación de Defensa en Cáceres, Santos Benítez ha recordado que a pesar de esa tristeza no se puede olvidar que Juana «fue reina de Castilla entre 1504 y 1555, compartiendo el título regio con su hijo Carlos V durante muchos años», tal y como informa en una nota de prensa la organización.
Juana, que debe su nombre a Juan II de Aragón, padre de Fernando el Católico, fue formada en urbanidad, costura, bordado, lectura, música y en lenguas romances. Su educación fue supervisada por su madre la Reina Isabel, creciendo en los alcázares de Segovia, Toledo o Ávila. Tuvo de preceptor a Alejandro Geraldino y, sobre todo, a Beatriz Galindo, conocida como «La Latina».
Sus biógrafos destacan sus «excelentes habilidades y destrezas» en la danza y en el toque de clavicordio. Pero, según ha explicado el Cronista Oficial de Cáceres, «desde bien pequeña dio muestras de un carácter muy independiente y de un escepticismo religioso que le hicieron chocar innumerables veces con su madre que nunca llegó a entenderla».
Lo cierto, ha explicado, es que «Juana jamás pensó en llegar a ser reina, pero la muerte de sus hermanos Juan e Isabel, de su sobrino Miguel de Paz y de sus padres Isabel y Fernando la hicieron convertirse en heredera de las coronas de Castilla y Aragón».
Nunca llegó a ejercer sus poderes, ya que al morir su marido Felipe el Hermoso a los 18 días de acceder al trono, permaneció cautiva por orden de su padre, Fernando el Católico y de su hijo, Carlos I, casi 46 años de su vida, en la localidad de Tordesillas. El movimiento comunero la reconoció como la legítima soberana de Castilla pero ella se negó a validar sus actuaciones con la firma real, y eso, ha recordado Santos Benítez, fue uno de los motivos de la ‘salvación’ de Carlos I».
Aunque hay poca documentación sobre el personaje y, sobre todo, el encierro de Juana I de Castilla -algo que según el Cronista cacereño se debe a los esfuerzos de Fernando el Católico, Carlos I y Felipe II-, lo cierto es que tras la muerte de Fernando el Católico, el 23 de enero de 1516 en la localidad cacereña de Madrigalejo, Juana I de Castilla «se convirtió en la primera reina de las coronas que conforman la actual España, aunque nunca llegó a gobernar».
Finalmente, el próximo martes, día 26, tendrá lugar la tercera y última conferencia del ciclo. En este caso el autor será Marcelino Cardalliaguet Quirant y la charla abordará el tema ‘Carlos V en Yuste’.
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