LAS HOJUELAS DE MONTERRUBIO DE LA SERENA
Feb 08 2016

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

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Ignoro la causa, pero hay un «algo» entre esa villa extremeña de Badajoz, Monterrubio de la Serena, y mi manera de sentir y es querer «la vida».

Una villa-municipio que en sus páginas de Facebook desgrana historias, recuerdos, nostalgias, vivencias… cuya finalidad, más que saber-ciencia, es «saber-amor».

En esas vivencias, lógicamente- está la cocina; tradiciones transmitidas de generación en generación y que, en cierto modo, son espejo del carácter de un pueblo.

Las HOJUELAS DE CARNAVAL, dulcerías muy generalizadas en Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla-León, tienen en Monterrubio un «algo muy especial».

Lo recordaba en 1921 aquel gran poeta extremeño Luis Chamizo en «El miajón de los castúos»:

«Yo tamién me gusta
la Semana Santa,
por sus comilonas
llenas de durzainas

………………….

¡Chacho!, qué potingues y cuántos guisotes
y cuantas cosinas y cuántas durzainas
pa ponese jartete y da dirse
a los monumentos pa vé las muchachas…»

En esas cosinas y durzainas (dulcerías) del carnaval monterrubiano están los rellenos, las sopas de carnaval, las rosquillas de Tetuán, las HOJUELAS…

¿Cuál es la historia de las hojuelas?

Pues hemos de remontarnos a la peregrinación de los judíos cuando, salidos de Egipto, atravesaron el desierto hacia la Tierra Prometida. Leemos en el Libro del Éxodo (Ex. 29-23) esta norma dada por Yahvé relativa a la consagración de los sacerdotes: «Toma un pan, una torta y un frisuelo y pon todo en las palmas de las manos de Aarón y de sus hijos y haz que las agiten como ofrenda ante Yahvé».

La palabra latina que el intérprete traduce como frisuelo, y que hubiera debido traducir como HOJUELA es LAGANUM, torta hecha con harina y aceite y frita. San Isidoro de Sevilla, en Etimologías, la define en estos términos:

«Laganum est latus et tenuis panis, qui primun in aqua, postea in oleo, frigitur.»

Es decir, una fina masa de pan amasada con agua, extendida y frita en aceite.

Haremos así las hojuelas monterrubianas.

Se baten dos huevos con un chorro de aguardiente y un poco de aceite y sal (una pizca); después, poco a poco, se incorpora harina de trigo, amasando con las manos, hasta lograr una masa fina, homogénea, compacta y «brillante».

Reposa durante una hora y se estira con el rodillo formando una lámina delgada.

De ella se cortan tiras alargadas o pequeños círculos, que fríen en abundante aceite bien caliente. Se retiren, escurren y espolvorean con azúcar.

NOTA

Recuerden el viejo dicho «omo miel sobre hojuelas».

Pues eso, cúmplanlo.

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