POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¡Qué sorpresa y qué alegría!
A la anochecida, terminado el partido de fútbol Betis-Sporting de Gijón (1-1), abro el FB y me encuentro con diversos comentarios acerca de lo escrito unas horas antes acerca de las dulcerías conocidas como «montes nevados» e «islas flotantes».
¡Cómo iba yo a pensar que tal dulcería fuese «esencia tan entrañable» en la cocina popular y que su elaboración se pregonara como especialidad en muchísimos pueblos de España!
Con sus «variantes peculiares», claro está, que eso es seña de identidad de un producto.
Nos pasa, por ejemplo, con nuestro «arroz con leche a la asturiana» que, siendo básicamente análogo a otros, tiene una personalidad propia e identificadora. Se la da el requemado del azúcar que lo cubre.
Pues, nada; vayamos a los «montes», aunque no seamos cabras.
Un grupo de amigas de Monterrubio de la Serena (Badajoz), encabezadas por «la jefa» Ventura Romero, seguida de sus fieles Esperanza Rayo, Práxedes Benítez, África Tena, Carmen Martín, Lali Armijo… y un ejército más, me animan, entusiasmadas, a que difunda en mis «Histories» la receta, foto y excelencias de esos MONTES NEVADOS que hacen en el pueblo cuando son días excepcionales de «fiesta sonada».
Verán ustedes que se diferencian un «bastante» de la fórmula tradicional que cité ayer.
«A fuego medio, lento, se calientan, removiendo muy bien y de continuo, 2 litros de leche, 18 yemas de huevo, 350 g de azúcar y, si gusta, una o dos ramas de canela. Hay que remover de continuo para que no cuajen las yemas y se forme una cremita muy ligera y bien trabada.
Aparte, se baten las claras a punto de nieve y se llevan a una cazuela en la que habrá como «dos dedos» de leche ya caliente. Se baten con energía «como si no hubiera mañana» para que las claras «no bajen» y mezclen bien con la leche. Ya cuajadas, se apartan y reservan.
En una fuente grande redonda se monta así el «Monte»: Se empapan («empucha») láminas de bizcocho de pueblo en la leche con las yemas y se forma una capa de fondo; sobre ella se extiende una capa de claras y, encima, otra de almendra tostada molida; nuevas capas de bizcocho empapado, claras y almendra… y, así, hasta agotar los ingredientes».
Un vino oloroso, Málaga Virgen o Pedro Ximénez, dan el «sobresaliente» a este postre singular.
NOTA.- No me es posible citar a las autoras de la receta y fotografía porque no me comunicaron la autoría de las mismas. No importa. El protagonista: MONTERRUBIO DE LA SERENA.