POR JUAN CÁNOVAS MULERO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE TOTANA
El pasado 19 de febrero tenía lugar en el Centro Socio Cultural La Cárcel la presentación del Libro El Raiguero, personajes y vivencias del siglo XX, escrito por el vecino de esa diputación rural totanera Miguel Ponce Ruiz.
La murciana ciudad de Totana tiene en sus diputaciones rurales un paradigma de amor, dedicación y entrega a la tierra, a su cultivo, producción y disfrute. Desde esa perspectiva ha elaborado Miguel Ponce este elocuente trabajo.
En el acto estuvo presente el alcalde de la localidad Juan José Cánovas Cánovas, quién reconocía la labor emprendida por este vecino al recoger excepcionales testimonios y experiencias de una realidad que tiende a ser devorada por los radicales cambios que ofrece el presente. Al acto asistía «El Tío Juan Rita», insigne trovero que con sus recién cumplidos 104 años alienta el folclore popular con la agilidad de sus composiciones, con la frescura de su capacidad de repentizar.
Como cronista de la localidad tuvimos la oportunidad de presentar este libro, con lo que se hacía preciso comenzar destacando la importancia de conocer y profundizar en las raíces, en la esencia vital que contiene el ser de una comunidad, como paso fundamental para engrandecerla, impulsarla y significarla, ofreciéndose, desde esa actitud referentes sobre los que construir el futuro, entendiendo el pasado y caminando en el presente. De este modo, la obra, El Raiguero, personajes y vivencias del siglo XX, aparece como un fiel reflejo de esa voluntad. En ella, su autor, Miguel Ponce, regala vivificantes trazos de historia que, centrados en esta diputación de la vega de Totana, recoge el sentir y la pulsión de sus habitantes, sus inquietudes, anhelos y esperanzas.
Este trabajo es un encuentro con los recuerdos, como también con costumbres recónditas y efectivas pero, sobre todo, con la memoria, un imprescindible patrimonio que se ha de recoger, estudiar y mimar, pues en ella brotan los afanes e ilusiones de nuestros antepasados, sus retos y aspiraciones… y, además, en el caso que nos ocupa, una ardiente y constante lucha con una climatología, demasiadas veces adversa. Superando las infortunios de esa realidad con tesón, sacrificio y esfuerzo las gentes que han poblado El Raiguero han sabido legar, no sólo la exuberancia de un espacio mimado y roturado con esmero, sino también su sentido y compromiso con la existencia, sus angustias, sus creencias y solemnidades… saboreando la excepcional donación de su capacidad de entrega y dedicación.
En los últimos años he tenido la oportunidad, como estudioso de la historia local y como cronista de la ciudad, de acceder al testimonio lleno de nostalgia, respeto y admiración de descendientes de personas nacidas en El Raiguero que se vieron obligados a abandonarlo, en las primeras décadas del siglo XX, empujados por la necesidad, para marchar en busca de sustento a América Latina, o posteriormente a Europa, encontrando en ellos la transmisión de la arraigada devoción a esta tierra que sus antepasados conservaron con mimo en aquellos países en donde les derivó la emigración. Ese clamor, esa lucha… los desvelos de unos y de otros, resuenan en el texto de Miguel Ponce con sorprendente fuerza, pues, además, de una precisa descripción del enclave de esta diputación, brinda emocionadas vivencias, actuaciones, iniciativas y proyectos, con la frescura y la efusión de alguien que como él conoce en profundidad esta heredad en la que vio la luz por primera vez y a la que ama intensamente. De igual modo, queda recogida en esta composición la vital alegría que se desborda en las fiestas religiosas de la diputación (Auto de los Reyes Magos, Canto de Ánimas, celebraciones patronales), como también las experiencias asociativas desarrolladas en sus centros sociales, con la implicación y la responsabilidad de los alcaldes pedáneos, sin olvidar los momentos más lúdicos compartidos en los bares del entorno, a la vez que esas otras iniciativas, rebosantes de creatividad y regocijo, como fueron las actuaciones teatrales, con una radiante implicación de los vecinos, aportando colorido, vivacidad y cooperación.
Se complementa este libro con un alarde de imágenes de intensa expresividad, eco de concretos tiempos y de personajes que, de una y otra manera, han infundido lo mejor de sí a El Raiguero. En ellas irradian las inquietudes de hombres y mujeres que han trabajado y siguen perseverando por edificar, mantener y tonificar todo lo que esta tierra es y significa y a la que dedican lo mejor de sí.
Es ineludible detenerse a señalar la expresiva riqueza lingüística, documental y vivencial que se atesora en el capítulo dedicado al romancero tradicional, una fecunda producción que, recopilada por Miguel, supone la recuperación de un patrimonio de singular valía, una manifestación que recoge las profundas e intensas experiencias de lo popular, con un lenguaje que se mueve entre lo sagaz y lo sublime, entre lo figurado y el eufemismo, entre el embozo y la ironía, con un claro matiz picaresco.
Se acompaña esta publicación con un CD en el que se reúnen expresiones del folklore murciano, un proceder en el que nuestro protagonista sobresale y al que dedica una buena parte de su bien hacer.
Cerrábamos la aportación agradeciendo al autor de la obra la confianza depositada al permitirnos acompañarle en un momento tan grato y significativo, como también reconociéndole el esfuerzo y la dedicación, la pasión y generosidad del proceso investigador que ha llevado a cabo y el entusiasmo con que ha redactado el libro. Asimismo, se alentaba a todos aquellos que se sienten unidos a El Raiguero a que continúen caminando por ese legado de querencia, admiración y veneración a esta diputación, una hermosa herencia de la que Totana se siente plenamente orgullosa.