POR ANTONIO HERRERA CASADO, CRONISTA OFICIAL DE LA PROVINCIA DE GUADALAJARA
No por prevista la noticia ha dejado de sorprendernos. En este otoño languideciente y frío, en la tarde del pasado 27 de Noviembre, nos ha dejado Juan Antonio Martínez Gómez-Gordo, la voz de Sigüenza durante años, décadas, siglos casi. A todos se nos va un sabio, un estudioso, un entusiasta de la ciudad y de la provincia. A mí, además, se me va un amigo. Alguien con quien compartí muchas horas: de charla, de profesión, de proyectos, de realidades, de veranos sonoros e ilusiones por mejorar nuestra tierra. Acaba de morir, casi a punto de cumplir los noventa años, el Cronista Oficial de Sigüenza, Gómez-Gordo… Juan Antonio Martínez era un ser medido. Todo lo hizo con justo equilibrio. Creo que lo planificó así, y por eso, por calcular lo que uno debe hacer en la vida, y ponerse a ello, todo le salió bien. Nacido en Madrid, transcurrida la infancia (la patria verdadera) en Mérida, y luego formado como médico y humanista en la capital de España, un buen día de la década de los sesenta, hace más de 55 años, llegó a Sigüenza y allí quedó, para siempre, como una estatua latiente y productiva, llenando de vida, -la que él transmitía- a las piedras y las instituciones de tan vetusta ciudad. Recuerdo que, cuando yo empecé en estas lides de escribir, cronistear y viajar por Guadalajara, al leer las páginas de Nueva Alcarria ya aparecía la firma de Gómez-Gordo. Allí estaba (a mí me lo parecía) aquel decir equilibrado, sucinto, sabio y medido: hablaba de personajes antiguos, de edificios solemnes, de actos programados y necesidades perentorias. Ya era la voz de Sigüenza, y así ha seguido siéndolo, hasta ayer mismo. Aunque él ya no lo recordara, pero la ciudad creciendo y viviendo, por su savia. Cuando se va algún grande, en nuestra tierra, pensamos que hemos aprovechado poco y mal de su compañía y su magisterio. No tengo yo esa sensación, aunque hacía ya tiempo que no podíamos compartir charlas y encuentros. En su día, hace unos 20 años, cuando se jubiló, le dediqué un artículo en estas mismas páginas, porque como suele decirse, aunque no se cumpla nunca, que “los homenajes en vida”, porque luego de muertos resultan demasiado fríos y protocolarios. Aburridos incluso. Y aunque la renovación social de Guadalajara ha supuesto, en la última década, que muchas de las personas que han llenado el siglo XX […]
Fuente: http://www.herreracasado.com/