POR PATRICIO MARÍN ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE COX (ALICANTE)
Desde la antigüedad el hombre almacenó semillas y frutos de la tierra para remediarse en los años de carestía. La primera noticia que disponemos sobre el aprovisionamiento de trigo nos la proporciona la Santa Biblia. En ella se narra la figura de José, hijo de Jacob, que vendido por sus propios hermanos, por azar del destino, llegó a ocupar el cargo de Administrador de los bienes de Egipto. Su previsión le hizo almacenar trigo en los años de abundancia para distribuirlo luego en los periodos de escasez.
En la Roma Imperial también existían grandes construcciones para almacenar cereales, cuyos excedentes se distribuían a la plebe, cuando ésta exigía “pan y circo”. En la Edad Media, los reinos peninsulares hacían acopio de trigo para abastecer las plazas sitiadas. Los episcopados contaban con sus propios graneros donde se recogían los frutos de la tierra aportados por los fieles. Dichas aportaciones en calidad de diezmos, podían hacerse en metálico, o en especie, particularmente en granos. Con el paso de los siglos se mejoraron las edificaciones para el almacenamiento de cereales. A lo largo del siglo XVI, en Castilla, se crearon los primeros pósitos de granos. Esta institución tenía como fin primordial el crédito agrario para remediar a los labradores pobres. Por un lado estaban los pósitos municipales, fundados por los Ayuntamientos, y por otro los pósitos píos, que tenían un carácter más humanitario. Los pequeños labradores y arrendatarios, se hallaban muy agobiados con los tributos señoriales, diezmos y también por el Real Equivalente. Por ello apenas podían tener ganancias de la tierra y los pósitos solucionaban un tanto su situación. Las ayudas recibidas de dichos pósitos, podían ser en especie, por lo común en trigo, que había que devolverlo “con creces”. También se prestaba dinero, y el interés medio que se cobraba giraba en torno al 3 y 4%. Dicho interés era muy módico si lo comparamos al de los prestamistas de la época. Otra de las funciones usuales de los pósitos era proveer de trigo para abastecer pan al público. Su extensión por el Reino de Valencia se inició al rayar el siglo XVII, aunque su esplendor se dio en el siglo XVIII. El año 1751 se crea la Superintendencia General de Pósitos del Reino, dependiente de la Secretaría de Estado, Gracia y Justicia. Durante los reinados de Carlos III y Carlos IV florecieron estas instituciones aumentado su número, de tal manera, que hacia 1792 existían en España 5.249 pósitos de granos. Por lo común funcionaron bien, aunque en ocasiones sus administradores no se vieron libres de dar tratos de favor hacia amigos y parientes. Esta situación quebrantaba gravemente la finalidad a que fueron creados, sobre todo en los pueblos pequeños. A lo largo del siglo XIX fueron disminuyendo hasta su extinción, y ello dio paso a las cajas de ahorros y montes de piedad.
Real Pósito de granos de Cox-Año 1765
La fundación del Real Pósito de granos de Cox, se concibió en el momento de mayor proliferación de estos en el Reino de Valencia. Con dicho fin se reunieron los munícipes de nuestro pueblo, en Junta celebrada el 26 de julio de 1765. El protocolo del escribano Francisco Gálvez y Guilló, lo reseña así:
(A.M.O. F.M. D-329 nº 47-Año 1765)
-Trascripción resumida-
“En el Lugar de Cox a veinte y seis días del mes de Julio de mil setecientos sesenta y cinco años. Los Señores Joseph Pámies de Grau, Alcalde, Francº Pacheco, y Cayetano Martinez, regidores, presente Roque Ferrández, cíndico (sic) y procurador general, Consejo, Justicia y Regimiento de él, siendo juntos y congregados en el lugar acostumbrado para tratar y conferir las cosas tocantes y pertenecientes el bien y utilidad de dho lugar, y su común para que fueron convocados para este día y ora (sic) , dijeron: Que en cumplimiento de lo acordado en el día veinte y quatro de los corrientes personalmente sus mercedes y asistidos del presente escribano, han solisitado entre los vezinos de este dho lugar el préstamo grasioso, resultó para el fundo del Pósito de granos determinado, y bajo del concepto de la correspondiente seguridad, han encontrado que diferentes vezinos arraigados de él, han ofresido que desde luego otorgarán sus correspondientes respectives obligaziones de entrar en el Pósito de granos que se formare de el mismo en el día de San Juan de Junio de el año que viene mil setecientos sesenta y seis con sus creses aquellas que se determinasen y aprovasen las porsiones de trigo, en esta forma, a saber:
Joaquín Almira, diez fanegas-Roque Manresa, quatro fanegas- Viuda de Juan Manresa, dos fanegas-Manuel Martinez, una fanega-Viuda de Salvador Cárdenes, dos fanegas-Vizente Ferrer, dos fanegas-Viuda de Joseph Marín, una fanega-Vizente Cruz, una fanega-Viuda de Salvador Grau, una fanega-Antonio Cremades, una fanega-Roque Ferránez, dos fanegas-Thomás Grau, tres fanegas-Isavel Gálvez, dos fanegas-Joseph Ferrández, quatro fanegas-Javier Santo, una fanega-Mariano Pelegrín, una fanega-Martín Cruz, quatro fanegas-Joseph Bernabeu de Gonzalez, una fanega-Juan Manresa Martinez, una fanega-Joseph Pámies de Grau, quatro fanegas-Alexandro Sáez, dos fanegas-Joseph Menarguez, seis fanegas-Roque Sánchez, tres fanegas-Félix Pacheco, dos fanegas-Joseph Marco, quatro fanegas-Francº Pacheco, quatro fanegas-Francº Menarguez, una fanega-Domingo Marco, quatro fanegas-Ambrosio Quirant, una fanega-Joseph Lozano de Pelegrín, una fanega-Juan Lozano de Cruz, una fanega-Antonia Sánchez, tres fanegas-Trenitario Gil, una fanega-Antonio Molera, quatro fanegas -Antonino Pacheco,Menor, doze fanegas-Joseph Ramón, quatro fanegas-Francº Martinez Serrano, quatro fanegas-Juan Lozano, una fanega-Joachin Lozano, una fanega-Joseph Beneit, dos fanegas-Joseph Santo, Maior, quatro fanegas-Joseph Santo, Menor, quatro fanegas-Juan Victoria, dos fanegas-Cayetano Martinez, dos fanegas-Joseph Garcia, una fanega-Juan Pámies, dos fanegas-Dn. José Candel, quatro fanegas-Antº Sambrana, dos fanegas-Benito Nicolás, una fanega-Joseph Ruiz de Lozano, tres fanegas-Miguel Fulleda, una fanega-Antonio Grau, una fanega y Miguel Amorós, una fanega.
Cuias partidas en una suma hacen ciento quarenta y quatro fanegas, salvo error.” Etc.
Para la fundación del Real Pósito de Cox, se requerían al menos trescientas fanegas de trigo aportadas por los mismos labradores y solicitaban la aprobación y licencia del Superintendente General. Este consentiría siempre que fuere encaminado:
“según, y con las reglas de su Señoría diere con mira a la sementera, y socorro de los labradores en su oportuno tiempo a causa de que estos tienen necesidad para su sementera, y en especial de las tierras campas”
El grano destinado para la siembra en la huerta, estaba garantizada su germinación, por disponer de agua de la acequia. Los labradores de tierras de campo secano, con escaso riego y a expensas de la lluvia, se les concedía prioridad en la obtención de semillas. El trigo prestado para la fundación del Pósito se devolvía con creces de un celemín y medio por fanega, es decir un 12,50 % de aumento del cereal aportado. La fanega de trigo equivalía a 43,2 kilos, dividiéndose en 12 celemines, y 1 celemín en 4 cuartillos, medidas desiguales según la región.
El Real Pósito de granos de Cox funcionó hasta bien entrado el siglo XIX, siendo una lástima que no se haya conservado el edificio. Los documentos que hacen mención de él no mencionan donde pudo estar situado. Por lo general estos edificios se alzaban a la salida de las poblaciones, hacia las tierras de cultivo. Su estructura era muy sólida, todo ello para garantizar la mejor conservación de los cereales allí depositados. Callosa de Segura, en su barrio del Salitre, todavía conserva en pie la casa donde estuvo su Real Pósito, que data de 1790. En cuanto al de Cox, hoy por hoy, ignoramos su ubicación, y confiamos que algún día aparezca el documento que cite el sitio donde pudo hallarse éste. En 1765 no existía la actual carretera CV-900, y se transitaba por el Camino Real (hoy calle Núñez Quirós). A este respecto barajamos la hipótesis de que el Pósito de Cox se alzase en dicho Camino Real, que conducía a Granja, Callosa, y también a la huerta. En dicha calle, no hace muchos años, se conservaban grandes casonas muy capaces para almacenar toda clase de semillas.