POR PEPE MONTESERÍN, CRNISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
La entrada a Oviedo por la “Y” se llamará Bulevar de San Julián de los Prados; parió el nombre el pueblo, tras la moda guay de comprometernos en asuntos de enjundia, en esta política atorrante donde la leal ciudadanía fue libre de escoger y combinar los morfemas del mundo. No obstante, el nombrecito debería someterse a otro sondeo popular, puesto que si constituye un homenaje a la basílica prerrománica de Santullano, nos olvidamos de la otra santa que, desde el siglo IX, comparte advocación con San Julián: su esposa Basilisa; ambos fueron mártires en Antínoe, Egipto, en el año 304, perseguidos por Diocleciano. Para resolver la discriminación deberíamos denominarlo Bulevar de San Julián y Santa Basilisa, e incluso, por aquello del Oviedo laico y muy noble, Bulevar de don Julián y doña Basilisa, o en aras del Oviedo sencillo y gentil, Bulevar de Basilisa y Julián.
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