POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Nuestra historia de hoy comienza un 13 de noviembre de 1543.
Hijo del rey Carlos I, el adolescente Felipe, después Felipe II el Prudente (1527-1598), con tan sólo 16 añitos, se encontraba en Salamanca -ciudad de la sabiduría mundial y uno de los «putiferios» más celebrados en el ámbito estudiantil- para desposarse con la que fuera su primera esposa Dª María Manuela de Portugal, hija de Juan II de Portugal y de doña Catalina de Austria, hermana de Carlos I.
Don Felipe, un poco escandalizado del libertinaje ciudadano, dispuso que en días cuaresmales y semanasanteros, las «mozas de vida alegre» fueses «deportadas» fuera de la ciudad, a la otra orilla del río Tormes.
Un sacerdote, el P. Lucas (al que los estudiantes llamaban el «P. Putas») las aconsejaba espiritualmente en su destierro penitencial.
El lunes de Pascua, los propios estudiantes, contratando barcazas, retornaban a las mozas a su «lugar de trabajo» y, allí, a la vera del río, les hacían fiesta degustando sabrosos y bien preñados HORNAZOS.
Es, desde entonces, el llamado LUNES DE AGUAS.
El hornazo salmantino, a modo de empanada de pan o de hojaldre, encierra en su interior embutidos, carnes de cerdo, huevos cocidos… Un tesoro culinario.
Pero, ¿por qué huevos en los hornazos?
El huevo, promesa de nueva vida, es símbolo de resurrección, de renovación, de ingenuo e inocente renacer a un mundo desconocido… Es , en cierto modo, el mensaje de amor que surge con la Resurrección de Jesús de Nazaret.
Esa es la explicación de los huevos en los hornazos cuaresmales y pascuales españoles.
Nuestra receta y foto tienen cuna extremeña.
Nuestra amiga María del Carmen Sánchez Domínguez, de Monterrubio de la Serena, nos la ha facilitado.
«En un cuenco con agua templada se disuelven unos 10-12 g de levadura de panadería, y se añaden 125 g de aceite de oliva virgen extra de Monterrubio, matalaúva o anisinos en grano (al gusto), 125 g de azúcar y unos 850 g de harina fuerte.
Se amasa muy bien, se cubre la masa con un paño y reposa en sitio templado durante una o dos horas. Ha de aumentar su volumen.
Se toman porciones de esa masa y se les da forma de bollo semiesférico; se colocan en fuente de horno, se cubren y reposan otra hora. Seguirán «creciendo».
Se pincelan con huevo batido y en su centro, haciendo un hueco, se dispone un huevo, que puede o no (al gusto) «cruzarse con unas tiras de masa», y hornean durante unos 20 minutos a temperatura de 200ª C.
Así cantan por Don Benito:
«Para celebrar tu día,
metido en este capazo,
traigo bollos, malvasía,
la robada y el HORNAZO»
¡A celebrarlo!
NOTA.- El «hornazo pascual» asturiano es la BORONA PREÑADA; un buen pan de maíz que en su interior alberga chorizos, morcillas, costilla, panceta, tocino, lacón… Torazo (en Cabranes) y COLUNGA le hacen fiesta a esta exquisita y tradicional preparación asturiana con orígenes desde el siglo XVII.