GENEROSIDAD
Mar 11 2016

POR ANTONIO LUIS GALIANO, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA

Vista de la calle Calderón de la Barca. Colección A. L. Galiano
Vista de la calle Calderón de la Barca. Colección A. L. Galiano

En la vida hay veces que nos tropezamos con personas y entidades que son desprendidas, en el sentido que están dispuestas a ayudar a los demás y a facilitarles de forma altruista sus iniciativas. Este desprendimiento cae dentro de lo que podemos interpretar como generosidad, largueza o liberalidad, alcanzando una potencia que favorece que dichas iniciativas se proyecten al resto de la sociedad, sobre todo por su vertiente cultural. A veces, podríamos recurrir a algún ejemplo como aquél, en que un sacristán de un pueblo andaluz es invitado a disfrazarse de bandolero de Sierra Morena, para ser reclamo a fin de atraer al turismo. Personaje éste encarnado por el actor Manolo Morán en la película de 1954 titulada ‘El bandido generoso’, que indudablemente, la generosidad del protagonista iba en favor de todo un pueblo, y seguro que rayaba en el altruismo.

Esta generosidad, es la que ha dado lugar con su ímpetu a que algunos proyectos culturales pudieran transformarse en una realidad tangible, siendo este el caso de aquellos anuncios en revistas que, a modo de mecenazgo, han propiciado el que vieran la luz. Estoy seguro que a nivel local, lo de menos para estos mecenas fuera un mayor interés en incrementar ventas o en darse a conocer, pues de sobra eran suficientemente conocidos en el ámbito al que nos referimos. Por otro lado, pasados los años, la inclusión de estos anunciantes en cualquier publicación, alcanzaba su puesta en valor al servir de valiosa información para los investigadores e historiadores al intentar reconstruir la vida comercial o industrial de una época determinada.

Sin ir más lejos, recuerdo que después de haber publicado mi libro ‘Origen y evolución de la Cámara de Comercio e Industria de Orihuela’ en 1993, en la que entre otras fuentes documentales recurrí a periódicos y revistas, un familiar de una industria muy antigua me increpó que ésta no aparecía en el libro. Le respondí que podía haber sido una omisión involuntaria por mi parte, aunque lo cierto es que no había encontrado ningún anuncio suyo. Sin embargo, este no es el caso de otros que sí tuvieron la generosidad de contribuir, como aquellos que ayudaron a financiar la revista ‘Oleza’ dedicada a la Semana Santa de 1966, entre ellos el Excelentísimo Ayuntamiento. De los ochenta y tres anuncios vamos a recordar algunos a nivel local, pues la generosidad rebasaba nuestras fronteras. Así, la calle Obispo Rocamora era la que más anunciantes aportaba, siendo éstos los de Cayper; la desaparecida fábrica de conservas La Agramadora; el nuevo establecimiento de Jesús López Tomás; la Constructora Orcelitana (CORSA), dedicada a obras públicas; el taller de recauchutados de Vicente Sánchez; Vicente Gutiérrez, fábrica de mosaicos hidráulicos, yesos y piedra artificial; Automóviles A. Conesa y R. Genovés; la fábrica de mosaicos de Juan Rodríguez Jacobo.

Las calles Alfonso XIII y San Pascual no quedaron a la zaga, siendo en la primera: Establecimientos El Pilar, Morales Radio, Almacenes Peralta y Modas Astoria. En la segunda: Antonio Tafalla, Bodegas Pomares; Casa Ramonet; Cafetería Brisa, y Enrique Genestar. En esta última calle se anunciaba el Doctor Ángel García Galiano. Algunos establecimientos e instituciones que hoy no existen fueron: Radio Luz; Pastelería La Sevillana en Plaza del Poeta Sansano, Papelería Marymer, frente al convento del Carmen; Casa Gil, frente a la catedral; Los Barriles de Jesús Bañuls en calle Sal; Ultramarinos Roda, en Plaza del Teniente Linares; Ferretería y droguería El Puente, en Arzobispo Loazes; Caja de Ahorros de Nuestra Señora de Monserrate, que por aquello de las fusiones pasó de cabeza de ratón a cola de león. Asimismo dejaron su impronta, la Academia Almi, que en su trayectoria había colocado a 2.500 alumnos; Tomás Moreno Serna, carpintería mecánica industrial en San Gregorio; Manuel Celdrán, obras de construcción en calle San Juan. En algún caso se utilizaban frases para reclamo, como «En Radio y Televisión de Espinosa lo mejor», o «Colchón Flex. Vda. e Hijos de Ramón Meseguer Irles, de lo bueno lo mejor, en San Agustín, 24». Otros anunciantes fueron: Abadía Radio TV, dedicaba a la reparación de electrodomésticos, en Plaza del Generalísimo; Electro Hogar Morcillo, en Calderón de la Barca, que ofrecía «el mejor televisor para recibir por el 2º Canal UHF». Así, entre sus páginas: el almacenista de patatas Francisco Seva Ortuño, en calle San Isidro; Claudio Solano hijo, en Plaza del Poeta Sansano; Enrique Arques, en José Antonio; Confitería Fenoll (Marfen), en Plaza del Generalísimo. Dentro de la rama del automóvil, se anunciaban Luis Muñoz, en Campoamor y Baldomero J. Giménez Giménez, agente oficial de Seat, en la Avenida de Duque de Tamames.

Otros anunciantes fueron: Piensos compuestos Almarcha; Gestoría Cartagena en Salitre; Ignacio Cecilia Grao, ultramarinos, en calle Capuchinos; el exportador Antonio Pérez García; Luis Toboso López, agente de El Ocaso; almacén de coloniales de Antonino Fabregat Payá, en Plaza de Vía-Manuel; Bernardo Ruiz y Carmelo Lorca, en Pintor Agrasot; recauchutados Amorós, en Plaza de la Trinidad; el distribuidor oficial de Butano José Pomares Alonso; fábrica de harinas de Andrés Serrano SA; José Terrés y José Peñalver, fontanería y electricidad, en Feria, 36; Jesús Villagrasa, reparación de bicicletas, en Luis Rojas; la Tintorería Manolo en calle del Molino; la chapistería de Blas Serna Cremades, en Trinidad; el representante de desperdicios orgánicos Selva, Luis Esquer Sarabia.

Con dos páginas aparecía el anuncio de la Auto-Escuela Estopiñán. No faltó ese año, la colaboración del taller de mecánico de Ernesto Portugués en Campoamor; el Garaje Palas; el mayorista de aceites y piensos Carmelo Gracia García, en Plaza de San Sebastián; la agencia de transportes Campillo y Borreguero; el exportador de maderas J. Riquelme; Óptica Emilio Peralta. Y, por supuesto, estuvo presente la Caja Rural Central, que siempre ha apostado por la cultura. Como era tradicional en esas fechas, José Mora Alonso ofrecía gran surtido de caramelos en la Plaza de Abastos.

Aquellos, como es mi caso, que nos hemos visto involucrados en la edición de alguna revista, hemos de reconocer que gracias a la generosidad de los anunciantes hemos podido llevar a cabo nuestro proyecto. A todos ellos, el más sincero agradecimiento.

Fuente: http://www.laverdad.es/

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