LA MUJER-ORQUESTA
Mar 16 2016

POR ADELA TARIFA, CRONISTA OFICIAL DE CARBONEROS (JAÉN)

Bescansafu

Una de las cosas buenas que tiene cumplir años es que se practica más la virtud teologal de la templanza. Solos lo malvados persisten en la violencia. Por eso me parece un error arrinconar a los mayores y elevar la juventud a categoría de éxito seguro. A mí, que me gusta apostar por los jóvenes, y que tengo amigos que podrían ser mis hijos, en estas horas difíciles de la política española me viene a la cabeza el prestigio que tenían los ancianos en tiempos pasados, caso de Senado romano, por ejemplo. Y lo necesitados que estamos de escuchar la voz de la experiencia. Así nos va. Les remito a lo que se vio el 13 de enero en el Congreso, cuando una diputada se plantó allí a la hora de dar de mamar al niño, que ya tenía ya medio año, creo. Fue una imagen machista; porque reitera lo de antes, que el padre pinta poco. Y humillante para las mujeres que hemos amamantado hijos y luchado por la igualdad de género. Me dieron ganas de llorar.

Nació mi primer hijo cuando empecé a trabajar como profesora de bachillerato. Tuve que pedir horario nocturno para conciliar familia, docencia y estudio, porque preparaba oposiciones libres. No me concedieron baja maternal. De milagro no di a luz en el instituto. Y me incorporé a mis clases a las dos semanas, aunque mi hijo nació por cesárea. El jefe de estudios, que en el tardofranquismo jugaba a progre, me dijo que si el centro hubiera sabido que me quedaría embarazada, no me habrían contratado. Y que si pedía una baja maternal, peligraba mi trabajo en el curso siguiente. Me hizo un gran favor, porque en las dificultades me crezco. Decidí sacar las oposiciones para no depender en adelante de otro machista a la hora de ganar mis habichuelas, y las de mi hijo. Aprobé a la primera. Luego, con un niño chico, acepté el destino que me dieron, en Puertollano. Allí no había guarderías para funcionarias. Pero no pasó por mi cabeza cargar con el pequeño a la espalda y meterlo en las aulas. Me tuve que buscar la vida como pude, hasta que conseguí un traslado a Úbeda, y con ello la reagrupación familiar. Pese todo, fui una mujer afortunada. La mayoría de las madres trabajadoras lo pasaron peor que yo. Entre todas, cada una a nuestra manera, hemos luchado para lograr que la maternidad no fuera un obstáculo en el trabajo. Todavía queda mucho para conseguirlo, pero de ayer a hoy va un abismo.

Lo que entonces hacíamos las madres era de valientes: éramos una especie de mujeres- orquesta, porque no quedaba una fibra de nuestro cuerpo, un impulso de nuestra alma, que se permitiera el lujo de estar parado. Éramos madres coraje, en tiempos en los que todavía el vientre abultado de una futura madre no se consideraba bello; cuando pocos padres asistían al parto de sus hijos, y menos todavía colaboraban en tareas domésticas. Yo no sé lo que opinan las demás, pero cuando miro hacia atrás, me siento orgullosa del camino recorrido. Y sé que he contribuido a que las actuales generaciones vivan la maternidad de un modo más justo.

Por eso sentí pena, rabia y vergüenza, viendo a esta diputada de un partido que se llama proletario meter a su criatura en la tribuna del Congreso para usarlo políticamente. Porque la Señora Diputada no tiene problema económico para llevar con ella, como lleva siempre, a una cuidadora de su bebé. Porque imagino tendrá el apoyo del padre de la criatura; porque me consta que tiene guardería gratuita en el lugar de trabajo; y porque un niño de seis meses tiene alternativas para saltarse una toma del pecho de su madre sin pasar hambre. Su actitud machista es una provocación hacia millones de madres del mundo que no pueden llevar al hijo al trabajo, y que se conformarían con recoger las migajas de lo que a ella le sobra. Y una bofetada en la cara a las madres que luchamos para que hoy ella viva mejor. Por cierto, escuché que su familia tiene una gran fortuna. No me lo creía, porque lo que se espera de un buen comunista es el reparto de plusvalías; la no alineación del trabajador. Busqué su apellido en una guía farmacológica internacional. En la página 47, pone” Laxante Bescansa Aloico,… indicaciones, estreñimiento habitual… Contraindicaciones…. Niños menores de dos años…”. Mi papelera dice que tampoco parece indicado para un bebé de seis meses aguantar una sesión del Congreso de Diputados en directo. Que tendría que mediar en esto el Defensor del Menor, y la empresa que paga a su mami, o sea, todos nosotros ¡Qué daño ha hecho a las demás madres esta diputada¡ Imperdonable.

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la mujer orquesta. 3.3.016

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