POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)

Nutcracker, Casse-noisette, Cascanueces… A la obra de Tchaikovsky debe anteponerse “Iolanta”, la ópera que precede al ballet. Pulcrísima retransmisión desde el Palacio Garnier, de París, y alarde de puesta en escena con cinco coreógrafos. El conductor, Alain Altinoglu, nos explicó la relación entre la ciega “Iolanta” (la soprano Sonya Yoncheva) y su enamorado Vaudemont (el tenor Arnold Rutkowski), y cómo Marie (la bailarina Marion Barbeau), presente desde la primera escena, se enamora de Vaudemont (el bailarín Stéphane Bullion) y lo persigue, pero no con zapatillas de punta y tutú blancos, sino con un vestido beige de cóctel y zapatos de salón; una enamorada con los pies en la tierra, de movimientos enérgicos, en ocasiones belicosos, provocadores, reivindicativos… ¡Cuatro horas alucinantes con Euterpe, Raquel y Terpsícore! Y en la sala nadie del Oviedín del Campoamor.

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