POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Son varios los estudiosos asturianistas que, basados en los trabajos de García Rendueles, Argüelles, L. y sobre todo de González J.M. (Toponimia de una parroquia asturiana. Oviedo 1959), citan este cantar como típico de las antiguas comidas en día de Domingo de Ramos:
«Domingo de Ramos,
panizos comíamos;
con leche o sin ello,
allá los tengamos.»
Tras darle muchas vueltas a este asunto, no entiendo realmente qué quiere insinuar esta coplilla.
Por un lado, tal como apunta Elviro Martínez en «Tradiciones Asturianas» (Everest S.A. León 1985), tales «panizos no dejan de ser una variante más de nuestras tradicionales fariñes, elaboradas con harina de panizo, leche, mantequilla, sal y azúcar».
Por otra parte, y yo me inclino más por esta otra opción, me temo que fuera un testimonio de escasez y pobreza en gentes humildes que , incluso en días de celebración festiva, tendrían que conformarse con una platillo de farrapes, pulientas, fariñes o papas.
¿Qué es el panizo?
El panizo, también llamado mijo común y mijo de cola de zorra, es una gramínea (Setaria italica), originaria de China y cuya historia cuenta con casi 600 000 años.
A Europa llegó, vía Italia, hace más de 600 años y se aclimató perfectamente en el continente, siendo, junto con otros cereales (trigo, centeno, avena, cebada) una fuente de harina muy estimada.
La introducción del maíz prácticamente desplazó su cultivo.
El jesuita cangués P. Luis Alfonso de Carvallo, en «Antigüedades y Cosas Memorables de Asturias» (Madrid, 1695) nos dice lo siguiente:
«Hallase finalmente en esta Provincia todo género de pan, pues se coge trigo escanda que es el mejor del mundo; y por las sierras y cuestas, centeno y avena; y en lo delgado mijo y PANIZO.»
En Asturias a las gachas se las conoce como fariñes, farrapes, pulientas, papas… Pues, como dice el cantar:
«Fariñes, madre, fariñes,
son comida de cuyar;
cuando non como fariñes,
non me soy a fartucar.»
En zonas de la Meseta, Extremadura, Andalucía se usa más el nombre de GACHAS, PUCHES y POLEÁS; siendo costumbre su consumo en días de celebración de Todos los Santos (1 de noviembre).
Lo dice el refranero: «Quien come gachas en los Santos, está todo el año guapo».
También se dice que son poco nutritivas («Come puches, que no tendrás dentera»), a no ser que estén bien edulcoradas («Gachas con miel a todos saben bien»).
Vamos a prepararlas como Dios manda para un día de celebración:
En una sartén con aceite de oliva, al fuego, se fríen unos curruscos de pan que, una vez dorados, se retiran y reservan. En el aceite de fritura se vierte una mezcla, mitad y mitad, de leche y agua en la que se deslió harina de panizo; su suma una cucharada de mantequilla y azúcar al gusto, y va cociendo lentamente, removiendo de continuo, hasta lograr una consistencia de natillas espesas.
Se distribuye en cuencos individuales (o en cazuelitas) con curruscos de pan fritos y, si se desea con unos torreznos también.
Hay quienes edulcoran con más azúcar o con miel o con un poco de azúcar y canela molida.
Todo es cuestión de gustos.
Ahora ya no hay ni panizos, ni gachas, ni raminos de laurel florido con su suplemento floral de romero. Privan las ramitas cursis de palma.
¡Menos mal que aún quedan niños (el plural engloba los dos sexos según indica la RAE) que estrenan algo en este día de alegría infantil!
También lo testimonia el refranero: «Quien no estrena en Ramos, no tiene ni pies ni manos».
¡FELIZ DÍA DE RAMOS!