POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
Llevaba la profesión con señorío en la sangre, una sangre joven y vibrante, pues ha muerto con solo 65 “gloriosos” años. Y digo gloriosos porque fue Presidente y Fundador de la Asociación turística más asendereada: el Glorioso Mester de Picardía Viajera. También fue Cronista Oficial de Fuentelcésped (Burgos), pueblo al que tanto quiso y divulgó por las redes sociales.
De la primera me hizo él Miembro Honorario, y en la segunda le apoyé yo con entusiasmo para que ingresara en la R.A.E.C.O (Real Asociación Española de Cronistas Oficiales) con la aquiescencia total de la Junta directiva actual.
¡Lo ilusionado que viajó con su mujer Paula Flórez al último Congreso de Jaén, ya en silla de ruedas por el maldito cáncer el hombre que a pie se había recorrido España entera comiendo, bebiendo, fumando y observando los monumentos, los pasajes y los paisajes, con su cámara fotográfica colgando del pecho y sus dedos temblorosos tecleando en el ordenador para contarlo e ilustrarlo en unas crónicas impecables! ¡Ahí quedan sus testimonios históricos y sus encuadres, además de sus libros sobre el arte del buen comer.
En alguno de los viajes que compartimos (no sé si en Segovia capital o en las Hoces del Riaza, en Jerez de los Caballeros o en Elvas (Portugal), en la ruta del Duratón o en la acorderada “La Matita” de Collado Hermoso) me pidió una letra par el Himno del “GLORIOSO MESTER”… y el Maestro Pedro Luis Nebreda tuvo a bien musicarla con unas notas de ritmo andarín que en todas las reuniones posteriores hemos cantado con palmas.
La recuerdo aquí:
“Somos gloriosos viajeros
camino de las estrellas,
por montes, valles, llanuras,
mesones, torres e iglesias.
En cada paso que damos,
dejamos plantadas huellas.
Somos gloriosos viajeros,
nos esperan las estrellas,
las alcanzaremos, sí,
nos luciremos con ellas”.
Allá arriba ya está él, incansable, precediéndonos y haciéndonos mirar, como siempre, hacia lo alto. Ya descansa en Dios. No morimos, renacemos. Que nos reserve un sitio y que nos espere, pero tarde. En la tarde del amor.